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Se apellida García, Sara García

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¿Saben que el apellido más frecuente en España es García? Como primer apellido y como segundo. Lo dice una estadística maravillosa del INE que en mi casa bicheamos mucho. Para ver qué nombres son más nuevos, cuáles son más jóvenes, más antiguos. Qué apellidos están en peligro de extinción. Dónde se ubican los que se llaman como nosotros o la gente que conocemos. El caso es que, García, con el respaldo de todos los datos, es el que más españoles llevan en su Documento Nacional de Identidad: cerca de tres millones de personas.

Y ella se apellida García. Y eso me encanta. Me encanta que Sara, la futura astronauta leonesa, la primera astronauta española de la historia, tenga el más común de los nombres de familia. Me resulta radicalmente simbólico. Porque ella podría ser cualquiera. Y en este país donde los apellidos compuestos llenan los consejos de administración o los juzgados, y los puestos de salida de las grandes oportunidades están plagados de hijos de, nietos de, familia de, amigos de … es un soplo de aire fresco que Sara García vaya a ser nuestra primera astronauta, un jodido brindis al sol.

Su educación pública, que sea la primera de su familia en tener una carrera universitaria y, además, contarse entre ese millón y medio de personas que hacen de García el Smith de los ingleses, relata una historia a todos los niños y niñas que la escuchan

Esa labor de divulgación en la que se ha embarcado Sara antes de lanzarse al espacio, casi proselitismo, tiene más sentido si te llamas García. Su educación pública, que sea la primera de su familia en tener una carrera universitaria y, además, contarse entre ese millón y medio de personas que hacen de García el Smith de los ingleses, relata una historia a todos los niños y niñas que la escuchan. La historia de que se puede, o al menos de que hay que intentarlo. De que a veces, y solo a veces, no necesitas un padrino, una madrina, millones en el banco. Necesitas trabajo, inspiración, constancia y suerte (suerte también). Y que no importa cómo te llames.

Como la suerte que ha tenido Sara de conocer a referentes “anónimos”, como ella los define. No famosos, que diríamos los periodistas. Personas que se han cruzado en su camino y la han inspirado “por su calidad humana, por su valentía y por su forma de entender el mundo”.

Qué pena Sara que no des sus nombres. Aunque no les conozcamos. Porque la calidad humana merece un hueco con nombres y apellidos completos. Como el tuyo, como García. Y porque espero que tengas éxito como astronauta y como investigadora en el espacio. Que la plaga del cáncer bien vale un viaje por el cosmos.

Así que gracias Sara. Por llegar hasta aquí y contarlo. Y por llevar el apellido más común de todos a los confines de nuestra historia como una bandera clavada en la luna en la que se pudiese leer: todos podemos, tú puedes. 

Mañana puede que tengamos que volver a hablar de la mentira de la meritocracia, de lo que se atasca el ascensor social. Pero hoy, como un regalo, tenemos una García camino del espacio.

¿Saben que el apellido más frecuente en España es García? Como primer apellido y como segundo. Lo dice una estadística maravillosa del INE que en mi casa bicheamos mucho. Para ver qué nombres son más nuevos, cuáles son más jóvenes, más antiguos. Qué apellidos están en peligro de extinción. Dónde se ubican los que se llaman como nosotros o la gente que conocemos. El caso es que, García, con el respaldo de todos los datos, es el que más españoles llevan en su Documento Nacional de Identidad: cerca de tres millones de personas.

Y ella se apellida García. Y eso me encanta. Me encanta que Sara, la futura astronauta leonesa, la primera astronauta española de la historia, tenga el más común de los nombres de familia. Me resulta radicalmente simbólico. Porque ella podría ser cualquiera. Y en este país donde los apellidos compuestos llenan los consejos de administración o los juzgados, y los puestos de salida de las grandes oportunidades están plagados de hijos de, nietos de, familia de, amigos de … es un soplo de aire fresco que Sara García vaya a ser nuestra primera astronauta, un jodido brindis al sol.