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Barcelona y él
Llego a Barcelona la misma tarde fría y ventosa de la cumbre hispano-francesa con la ilusión de zambullirme en la ciudad de “mil perfumes y mil colores” que canta Serrat. Y la encuentro, como también dice la canción, “inflada de vanidad” por ese acuerdo firmado entre Enmanuel Macron y Pedro Sánchez. Leo a Enric Juliana: “Es un acontecimiento importante que será recordado en la crónica política de estos años convulsos e inciertos”. Concluyo que el Tratado de Barcelona, por el que España y Francia estrechan su alianza estratégica en Europa, en parangón a acuerdos del país vecino con Italia y Alemania, es algo más que otro éxito internacional de Pedro Sánchez, es un regalazo a la capital de Cataluña.
Estos éxitos internacionales de Sánchez escuecen mucho en la derecha española, tanto como a los independentistas el fiasco de la protesta contra la cumbre. La Barcelona de “las mil caras”: la que debió poner Carles Puigdemont en su refugio de Bruselas por el fracaso de su orden de reventar la cumbre; la de puchero de Oriol Junqueras al oír que le llamaban traidor en la protesta de la que tuvo que irse a hurtadillas; la de perfil evanescente de Pere Aragonès, que estuvo, pero se fue de la recepción a los mandatarios español y francés cuando sonaban los himnos; la de circunstancias de Ada Colau, que permaneció todo el rato y al final quedará para la Historia como la representante oficial de Cataluña.
La cumbre hispano-francesa ha mostrado al exterior la agonía del procés catalán por mucha entrevista que le hagan los medios franceses a Pere Aragonés, retransmiten y escriben los enviados especiales
La cumbre hispano-francesa ha mostrado al exterior la agonía del procés catalán por mucha entrevista que le hagan los medios franceses a Pere Aragonès, retransmiten y escriben los enviados especiales. Días antes, el programa ‘Planta Baixa’ de la televisión pública catalana, TV3, beligerante a favor del referéndum separatista en los años convulsos, proyectaba en directo la imagen de Puigdemont mientras sonaba la canción de la cantante mexicana Paquita la del Barrio: “Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho, infrahumano, espectro del infierno…”. Según la apresurada justificación de la cadena, un técnico por error coló esta canción elegida para hablar del despecho amoroso al estilo Shakira cuando ya se iba a dar paso al asunto de la situación judicial de Puigdemont. El trazo grueso es inevitable para subrayar con esta anécdota cómo de mal están las cosas entre los independentistas catalanes.
No sé si es mucha la influencia de la política de Pedro Sánchez para desinflamar el conflicto catalán, incluidos los indultos parciales a los independentistas presos y las polémicas reformas legales de la sedición y malversación; pero lo de divide y vencerás parece dar resultado. Otra cosa es el rédito electoral. A tenor de las encuestas que vaticinan un alza del PP hasta superar al PSOE en voto directo, parece que el logro de la vuelta progresiva de la tranquilidad en Cataluña, la de un sentimiento independentista de una mitad pero sin desórdenes públicos, se le vuelve en contra a Sánchez en el resto de España; en particular en Andalucía. Ni el súper aumento de las pensiones en una comunidad con jubilaciones bajísimas, ni las sucesivas mejoras salariales y a autónomos, ni el tope al precio de la luz o la bajada de impuestos en alimentos, ni la lluvia de infraestructuras tecnológicas en Jaén, Córdoba, Sevilla y Málaga, o la llegada del AVE a Granada que me ha permitido viajar a Barcelona en cinco horas… Nada de eso cala tanto en Andalucía como la idea machacona y repetida de que Sánchez favorece a Cataluña. A esta se añade que Cataluña es el único gran territorio de votos socialistas una vez perdido su fortín histórico, Andalucía.
Visitaré este sábado Girona, la ciudad en la que Carles Puigdemont fue alcalde querido antes que presidente de la Generalitat en fuga y captura, mientras en Madrid las derechas vuelven a convocar una tercera protesta contra Pedro Sánchez como las de 2019 y 2021 por sus decisiones sobre Cataluña. Y en ella, el PP de Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno volverán al papel de estar y no estar, como Pere Aragonès en la cumbre hispano-francesa. Feijóo y Moreno se pusieron de acuerdo para intentar escabullirse de la foto de Colón del 10 de febrero de 2019 con el pretexto el primero de un viaje y el segundo, de un bautizo. La dirección del partido de Pablo Casado los llamó al orden y acabaron por acudir a la protesta, aunque hábilmente camuflados para no salir en la foto. Feijóo tenía fácil no haber ido. Gobernaba con mayoría absoluta en Galicia. Para Moreno era más difícil porque hacía solo dos semanas que había sido elegido presidente de la Junta de Andalucía gracias al voto del partido de Santiago Abascal. Hace justo ahora cinco años.
Moreno, con mayoría absoluta, afirma sobre Vox que en el PP "no somos ellos ni queremos serlo". Pero dos semanas después de la foto de Colón de 2019, expresó rotundo: "La fórmula de pactos en Andalucía (PP-Cs y Vox) se debe exportar a otros gobiernos"
Moreno justificó entonces que participaría en la manifestación para pedir la dimisión de Sánchez por sus “concesiones al independentismo”, “una deriva dañina y de graves consecuencias para Andalucía y para España”, según escribió en su cuenta de Twitter. Son los mismos argumentos que esgrimen los de Vox convocantes de la protesta de este viernes y suscribe también el PP, aunque Feijóo y Moreno no vayan a participar. El presidente andaluz, con mayoría absoluta desde el pasado junio, afirma ahora sobre Vox que en el PP “no somos ellos ni queremos serlo”. Pero dos semanas después de la foto de Colón de 2019, Moreno expresó rotundo: “La fórmula de pactos en Andalucía (PP-Cs y Vox) no solo se puede, se debe exportar a otros gobiernos locales, autonómicos y de la nación”. Para que luego digan que es Sánchez quien cambia de discurso. Tantos sastres concertados para hacer un traje político también cala: el de maquiavélico y sordo de Sánchez, y el de moderado y oyente de Moreno. Ninguno riguroso.
En la cumbre de Barcelona, Macron y Sánchez han reclamado a los partidos conservadores no “transigir” con la extrema derecha, en clara alusión al PP y a sus alianzas con Vox. Sánchez enfatizó sobre ello en el mitin con el que arrancó la precampaña de las municipales en Sevilla al presentar a su candidato Antonio Muñoz, actual alcalde socialista, el pasado fin de semana. Esa estrategia de que viene el lobo Vox fue la misma que el PSOE utilizó en las autonómicas del pasado año, lo que propició la mayoría absoluta del PP en Andalucía. Votantes socialistas (hasta cerca de un 16%) decidieron que para que no gobernara Vox, lo mejor era darle mayoría absoluta a Moreno. Y ese es el hilo.
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