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Aquí bastión PSOE
Conectando con España, aquí bastión PSOE, ¿me reciben? Tras el 20-D hemos pasado de exotismo cultural a exotismo político: Andalucía y Extremadura último reducto del socialismo.
El resto del país pregunta, ¿qué hace ganar al PSOE desde la transición? ¿Somos conniventes con la corrupción de los ERE? ¿No sería sano un cambio: abrir ventanas, sacudir alfombras? La presidenta Susana Díaz, atribuye la victoria a que aquí el PSOE es “reconocible y no cae en aventurismos”. Es su forma de decirlo, para echar a Pedro Sánchez de la carrera a Moncloa. Pero en ese sintagma están las dos patas del éxito:
Patrimonialización del estado de bienestar
La derecha españolista y catalanista ha acusado siempre al PSOE de tener en Andalucía un semillero de voto subsidiado. Y la idea ha sido abonada por práxis como la de la exdelegada de Empleo en Jaén, Inés Sabalete que coaccionaba a sus trabajadores para que, si querían conservar su empleo, “con independencia de su afinidad con el PP, IU o UPYD” fueran “leales al Gobierno socialista de la Junta” y dejaran “aparte la gestión para hacer campaña, en empresas subvencionadas, como los Testigos de Jehová”.
Pero el “voto cautivo” es el reverso tenebroso de otra realidad: que grandes capas de población siguen votando socialista porque legítimamente consideran que les conviene.
No por casualidad la victoria pertinaz del PSOE se registra en Andalucía y Extremadura, dos de las regiones menos industrializadas, más agrícolas, con un pasado de subdesarrollo. Mucho jornalero, mucho trabajador tiene grabado que antes del PSOE vivía infinitamente peor. El PSOE ha sido el artífice del estado del bienestar en la España democrática y, en Andalucía, la mejora de la calidad de vida de esa población rural y de barriadas ha sido clara.
“Se canta lo que se pierde”, escribió Machado. En este caso, se vota para no perder. Un estudiante del Polígono Sur me contaba: “Seguro que es para que el 20D la gente vote PSOE, pero desde que es alcalde Espadas (socialista) se ha traído al barrio el carril bici, se han hecho cositas”.
Quienes pensamos que la Administración sería más competente y sana con un cambio progresista no podemos hacernos trampas: somos, mayoritariamente, burguesía con estudios universitarios y, pese a la precarización post-estafa financiera, podemos permitirnos apuestas ideológicas.
Hay conciudadanos nuestros que temen más al riesgo inherente a todo cambio, porque sus circunstancias son peores para afrontar cualquier adversidad. Y el PSOE confunde premeditadamente sus siglas con la Junta, como si fueran la misma empresa de servicios -educativos, sanitarios, sociales-, hoy propiedad de Susana Díaz, tras heredarla de Griñán como este de Chaves.
Patrimonialización del andalucismo
El PSOE-A se presenta además hoy como único garante del andalucismo, entendido como igualdad de derechos de Andalucía con las autonomías nacionalistas.
Sólo Pablo Iglesias refirió -y confusamente- en el debate a cuatro de A3Media, la manifestación del 4D de 1977, clave en la lucha por un autogobierno andaluz como el de comunidades con lengua propia. Y la líder regional de Podemos, Teresa Rodríguez, teje conexiones con aquel histórico momento cuando elige música de Carlos Caño o a Isidoro Moreno como interlocutor en actos.
Pero Podemos se ha convertido en primera fuerza en Cataluña y el País Vasco -clave de su éxito nacional- gracias, en gran parte, a defender el referéndum catalán. Yo he apoyado esa opción por convicción en eldiario, Sin embargo, no debe implicar, ni antes ni después de la consulta, un trato preferente a Cataluña. Los andaluces ya se levantaron contra la discriminación una vez, lo que le costó el fracaso a la UCD. Si Podemos no entiende que la plurinacionalidad de España también incluye el hecho diferencial andaluz, el PSOE mantendrá aquí su bastión y difícilmente saldrá un Gobierno del cambio del Congreso de los Diputados.