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Bienvenidos a Andalucía
La política andaluza parece haber empezado a recobrar, en cuatro días, la energía que le ha faltado durante los últimos dos años. Media legislatura durante la que el Gobierno de Susana Díaz ha estado dormido y falto de reflejos -“catatónico”, ha llegado a decir el portavoz de IU- frente a una oposición que, a decir verdad, tampoco ha estado sobrada de agilidad, ambición o astucia en la conquista del terreno descuidado por el adversario.
En política a veces hay derrotas dulces y hay victorias amargas, pero hasta hoy no conocíamos que también pudieran existir derrotas útiles, y aún está por ver que sea así. Tras la derrota de Susana Díaz en las primarias socialistas, el Ejecutivo andaluz ha recibido instrucciones de ponerse las pilas, de retomar la iniciativa cuanto antes. Quien no lo haga caerá en una crisis de gobierno que parece sólo cuestión de tiempo.
Como atinadamente apuntaba Lourdes Lucio, los socialistas han estado demasiado tiempo más dedicados a su gente que a la gente. Tras las primarias, la reacción ha sido acelerada: hay previsto un debate general el 7 y 8 de junio, una reunión con Ciudadanos para avanzar en nuevas medidas del acuerdo de investidura, al tiempo que se anuncia un “impulso a la acción de Gobierno en materia de empleo y servicios públicos”. “Toca centrarse en Andalucía”, subraya la presidenta.
Mientras, el resto de partidos -PP, Podemos, Ciudadanos, IU- inician este tiempo político con renovadas expectativas, dejando atrás una primera mitad de mandato con poca chicha. Por un lado, porque el sopor de la administración parecía haberse contagiado también a sus portavoces. Por otro, porque con frecuencia se les ha visto más atentos al sainete socialista, a si Susana se iba o se quedaba, o a sus propias cuitas internas, que a su labor de vigilancia sobre las políticas públicas.
Este jueves, en la primera sesión de control en el Pleno del Parlamento, el ambiente estaba cargado de una infrecuente electricidad. Entre los escaños abundaban las sonrisas de recochineo frente una presidenta que se arremangaba mentalmente en las respuestas. Si bien es verdad que no se hizo sangre pública con el asunto de la derrota (salvo Juanma Moreno), la presidenta llegó a decir varias veces “Qué algarabía” ante unas intervenciones más apasionadas y cargadas de mordiente de lo acostumbrado.
¿Cuánto les durará la adrenalina? Espero que cuanto más, mejor. Andalucía necesita de un Gobierno despierto, y de una oposición también mucho más espabilada. Los próximos meses anuncian un aumento en la intensidad política y con ella seguramente un enfrentamiento más enconado. Visto lo visto en los últimos tiempos, y espero no arrepentirme de decirlo, hay más que ganar que perder en ello. “Bienvenida a Andalucía”, saludó Maíllo (IU) a Susana Díaz en su primera intervención en el Pleno. En realidad, bienvenidos todos.
La política andaluza parece haber empezado a recobrar, en cuatro días, la energía que le ha faltado durante los últimos dos años. Media legislatura durante la que el Gobierno de Susana Díaz ha estado dormido y falto de reflejos -“catatónico”, ha llegado a decir el portavoz de IU- frente a una oposición que, a decir verdad, tampoco ha estado sobrada de agilidad, ambición o astucia en la conquista del terreno descuidado por el adversario.
En política a veces hay derrotas dulces y hay victorias amargas, pero hasta hoy no conocíamos que también pudieran existir derrotas útiles, y aún está por ver que sea así. Tras la derrota de Susana Díaz en las primarias socialistas, el Ejecutivo andaluz ha recibido instrucciones de ponerse las pilas, de retomar la iniciativa cuanto antes. Quien no lo haga caerá en una crisis de gobierno que parece sólo cuestión de tiempo.