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¿Borbonismo socialista?

Hillary Clinton ha derrotado en el caucus de Carolina del Sur a Sanders, candidato demócrata que hace gala, con todas las prevenciones del establishment norteamericano, incluido el demócrata, de su condición ideológica de socialista. No me extraña, contesté a un amigo interesado en estas lides ultramarinas: es el sur, feudo de los demócratas 'bourbon'; así se denomina a la derecha de la izquierda norteamericana, si se me permite la expresión -que convive con el ala más progresista de los demócratas, que la tiene-, y que , por ejemplo, entre otras cosas, no ha sido el principal apoyo de Obama para la extensión de los derechos a la salud de los americanos, medida conocida como Obamacare. A Sanders se le atribuye, en la recién campaña en Iowa, donde venció, la siguiente frase: “Se puede ser de derechas o de izquierdas, pero no de las dos cosas a la misma vez”.

El Partido Socialista ha celebrado su consulta para saber la opinión no vinculante de sus militantes sobre el acuerdo firmado con Ciudadanos, una buena práctica. En Andalucía, los resultados no difieren mucho de los alcanzados en todo el Estado, de media: la mitad de los militantes, más o menos, ha participado y, de ellos, más del setenta por ciento ha dicho sí. Un respiro y alivio para Sánchez que ha podido observar cómo la mitad de los suyos está de acuerdo con el pacto alcanzado. De la otra mitad no sabemos nada. Del acuerdo, sólo sabemos lo que hemos leído y las opiniones e interpretaciones de los signatarios. Oyéndolos, se echa de menos un par de páginas más, a manera de guía interpretativa de las 66 de texto y, tal vez, la creación de una comisión interpretativa “pactual”, así se enterará Carme Chacón de lo de Catalunya.

De lo que han votado la mitad de los militantes se desprende una cesión importante por parte de los socialistas. Me da que el PSOE se ha dejado muchos pelos en la gatera, tantos como para que el líder ciudadano haya podido afirmar que el acuerdo lo podría suscribir al 90% el PP. No sé si tanto, pero creo que el acuerdo, independientemente de otras críticas, como su virtualidad -muchas de las cosas que avanzan no las podrían cumplir con la aritmética con la que cuentan-, y de la frivolidad con la que tratan otras cuestiones, como la reforma constitucional para la supresión de las Diputaciones; o la levedad política con la que afrontan el conflicto catalán, sería asumible por el PP, es más, necesitan que se sumen a esta, de momento, pequeña coalición. La literalidad del texto parece estar más pensada para atraer al PP que para que pudiera hacerlo Podemos que, honestamente, no lo haría en ningún caso, salvo que ellos pilotaran el acuerdo, que sería de coalición.

Pero lo cierto es que los socialistas han dicho sí, y toca ahora que lo diga su comité federal. Si fuera así, los socialistas se habrían hecho una enmienda a sí mismos y quizás a su propia ideología. Y no lo digo por pactar. Cuando escribo estas líneas, el PSOE, o cualquiera de ellos, estarán pactando, con cualquier de los otros, pongamos que para salvar un presupuesto municipal.

El PSOE ha decidido, en sus prisas, orgánicas o no, y por las prisas de otros, ir con las luces cortas,en vez de hacerlo con las largas, como exige su momento, en mi opinión. Más aún observando lo que viene ocurriendo con la socialdemocracia en Europa. Otra cosa sería que la hubieran dado por muerta y estuvieran resucitando, sin escarmentar, otra vez , el social liberalismo.

En todo lo pactado, si al final, no pueden formar gobierno, hay una maldad implícita: el acuerdo, en caso de nuevas elecciones, condena su programa y tendrá el PSOE que dar muchas explicaciones, no ya a sus militantes sino a los electores, sobre la compatibilidad de sus propuestas y las de Ciudadanos y su relación contradictora con la oposición- y la narración de su política- durante el Gobierno de Rajoy. Si ésta es la respuesta a cuatro años de mayoría absoluta de Rajoy, y a sus peores resultados con un PP agónico, plasmada en el acuerdo con Albert Rivera, me temo que al socialismo no le va a ir muy bien.

Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos dentro del socialismo. Como decíamos al principio, en un partido pueden convivir dos almas. En los caucus americanos se decide quién es el candidato y el programa idóneo para ganar la presidencia de la República; o Sanders o Clinton, o la izquierda izquierda o la derecha de la izquierda. De momento, en el PSOE parece que van ganando los 'bourbon'.

Hillary Clinton ha derrotado en el caucus de Carolina del Sur a Sanders, candidato demócrata que hace gala, con todas las prevenciones del establishment norteamericano, incluido el demócrata, de su condición ideológica de socialista. No me extraña, contesté a un amigo interesado en estas lides ultramarinas: es el sur, feudo de los demócratas 'bourbon'; así se denomina a la derecha de la izquierda norteamericana, si se me permite la expresión -que convive con el ala más progresista de los demócratas, que la tiene-, y que , por ejemplo, entre otras cosas, no ha sido el principal apoyo de Obama para la extensión de los derechos a la salud de los americanos, medida conocida como Obamacare. A Sanders se le atribuye, en la recién campaña en Iowa, donde venció, la siguiente frase: “Se puede ser de derechas o de izquierdas, pero no de las dos cosas a la misma vez”.

El Partido Socialista ha celebrado su consulta para saber la opinión no vinculante de sus militantes sobre el acuerdo firmado con Ciudadanos, una buena práctica. En Andalucía, los resultados no difieren mucho de los alcanzados en todo el Estado, de media: la mitad de los militantes, más o menos, ha participado y, de ellos, más del setenta por ciento ha dicho sí. Un respiro y alivio para Sánchez que ha podido observar cómo la mitad de los suyos está de acuerdo con el pacto alcanzado. De la otra mitad no sabemos nada. Del acuerdo, sólo sabemos lo que hemos leído y las opiniones e interpretaciones de los signatarios. Oyéndolos, se echa de menos un par de páginas más, a manera de guía interpretativa de las 66 de texto y, tal vez, la creación de una comisión interpretativa “pactual”, así se enterará Carme Chacón de lo de Catalunya.