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Carnaval pecado
En este casino con vistas al mal se paga caro el humor. Mira lo que le ha pasado al concejal virgen de la inspiración en una bella localidad murciana. Se pasó de listo. En cambio, por las calles de Cádiz desfilan estos días curas gays, monjas embarazadas, el obispo de la mano de su geisha, y no pasa ná. ¿Qué va a pasar?
Ya no gastamos ni bromas. Treinta por ciento de bajada de humos. La Cosa, nuevo género literario, va por parejas, se acabaron los tríos y las dobles parejas. Ya no es como antes, cuando los felices cotizantes regalaban flores a sus lindas semejantes. Hoy prima la rima esclava, el amor por nones y el crowdfunding en defensa propia. No se separe, no sea tonto, que está la Cosa muy mal. Peor lo llevan los solteros por cuenta de nadie. Tarifa plana a los autónomos, ya.
A todo esto, el cuco Del Nido visita el talego, estas cosas con Jesús Gil no pasaban, y los Rolling Stones anuncian su regreso a Expaña, al estadio Vicente Calderón, como en el verano del 82, gran bucle histórico, ríete tú de falsos documentales que tanto molan al expañolito embaucado medio. Al Caribe la transición, el golpecito de Estado, Felipe, la Otan, Aznar, los hilillos de plastilina, operación triunfo y los “combois da pejeta”; en fin, volvemos sobre nuestros pasos, como el concejal de Jumilla. Qué chavá. ¿Dónde vas? Has pecado.
Otro concejal patrio, un edil del pasado gaditano, fue sorprendido lunas atrás en un renuncio de proporciones considerables, una grabación accidental, “de ti pa' mí, te hacemos un informe y tienes la obra”. Adjudicada. Con este tipo de filtraciones desinteresadas se pone de manifiesto que alguien ha matado a alguien, ya lo decía Miguel Gila, maestro del relato.
Otra manera de bajar escombros, sin tener que recurrir a urgencias de autoestima, no conceden estos tiempos muertos. Humor negro, humor geográfico, humor al fin y al cabo. Humor excomulgado, pecado mortal de necesidad. Hagan juego en la ruleta de la mala suerte, búsquense la ruina, la dimisión, la crucifixión, en las mesas del código penal, la constitución y los diez mandamientos. Y recuerden que algunas bolas son intocables.
Qué sería de esta guerra fría sin un poco de azar. Llegó el día D de los consejeros delegados de la risa. De vuelta a Cádiz, abolido el resto del año, pasado el miércoles de cenizos, la gente penitente sigue en estado de gracia. Este año han puesto en boga el pelucón de mil colores con los chuzos de punta, una mezcla de Tina Turner y Nina Hagen estilo caletero que confiere al usuario/a una pinta salvaje, llamativa, rebelde, despreocupada y a la par cómica.
Así que imaginen a dos veteranos punkis doblando una esquina del carnaval gaditano. Uno no para de hablar, y el otro, también con treinta y tres en lo alto, luce cara de funeral, obligado, arrastrado por las circunstancias: 40% de paro y rabia, duros disturbios de alegría en la plaza, la tragedia por venir y la comedia por vivir. Esta misma. Por los callejones, los punkis dejaron atrás a las parientas, los niños, el perrito. Todos ellos, de incógnito riguroso. La elección de los disfraces ha desgraciado más de una vida, no conviene retrotraerse a la cruel infancia. El vértigo de hoy no permite respiro. Ahí van los padres locos pilotando sus bólidos maqueados, coches de capota supersónicos que entran en boxes o bares. Lo de menos es el niño o arlequín.
El punki dicharachero va de metepatas, aprovecha la escapada, con el pelucón y el vaso en la mano, para hurgar en las heridas del punki ofuscao. Hasta que frena en seco y se queda mirando a su amigo: “No me hagas mucho caso”.
En este casino con vistas al mal se paga caro el humor. Mira lo que le ha pasado al concejal virgen de la inspiración en una bella localidad murciana. Se pasó de listo. En cambio, por las calles de Cádiz desfilan estos días curas gays, monjas embarazadas, el obispo de la mano de su geisha, y no pasa ná. ¿Qué va a pasar?
Ya no gastamos ni bromas. Treinta por ciento de bajada de humos. La Cosa, nuevo género literario, va por parejas, se acabaron los tríos y las dobles parejas. Ya no es como antes, cuando los felices cotizantes regalaban flores a sus lindas semejantes. Hoy prima la rima esclava, el amor por nones y el crowdfunding en defensa propia. No se separe, no sea tonto, que está la Cosa muy mal. Peor lo llevan los solteros por cuenta de nadie. Tarifa plana a los autónomos, ya.