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Cascarrabia blues
El señor Roca declaró a la salida del Juzgado que la cantata y fuga de doña Cristina se desarrolló con gran emoción e intensidad. “Nos vamos muy contentos”. Alguien tendría que institucionalizar los Sábados de Paseíllo. Así podríamos flojear en la cama hasta la una menos cuarto sin necesidad de tragarnos la interminable serie de casas de lujo que sus arruinados propietarios muestran, en defensa propia, para arrojarnos a la cara los despojos del fin de semana. Además, los sábados por la mañana no hay fútbol.
Emoción e intensidad, un enorme signo de interrogación y la cara de guilty total. Entre los diez más buscados no se encuentran banqueros, políticos o empresarios. Cualquiera les echa el wanted. La gente quiere sangre. Aquí los únicos que han pasado por el banquillo, hasta ahora, son Garzón y Casillas. La gente exige cárcel para los malvados, pero en cuanto los imputados sueltan una lágrima, la pena canalla se torna en inocencia visceral y allá que se van de rositas los causantes del estropicio. Calamaro canta: “Dicen que en el amor no hace falta pedir perdón, pero yo ya pedí perdón tantas veces”. Campechano dixit: “Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Entonces, clama la afición, ¡que devuelvan el dinero! La niña se tiró toda la noche vomitando.
Dientes, dientes. Los actores principales de la Trama Gluten y sus responsables subsidiarios desfilan por la pasarela de moda sospechosa, cumplen una tonta penitencia. “Mi marido y yo hemos actuado dentro de la Legalidad”. Por lo visto, han abierto una garito nuevo en la ciudad. Gran éxito de los Cospedales.
Ya sabemos por qué Wert no se dejó caer por la gala de los Goya: tenía que ir a Londres a abortar. Por cierto, no se pierdan la escena del crimen, pronto en sus pantallas. Aquí lo que hay es mucho chivato, susurró Frank Sinatra a su compadre Juan Fitzgerald.
Emoción e intensidad a más no poder, sin remisión. Alguien ha filtrado la declaración de amor de Romeo a Julieta. Gran exclusiva. Nada que ver con la primicia del siglo del Sábado de Paseíllo: el viaje de doña C de B en avión con destino a Amnesia. Resulta que una intrépida reportera que volaba a su vera grabó las imágenes con el móvil, ¡qué pelotazo, periodismo de investigación! La muchacha será condecorada.
Ahora corremos el riesgo de soltar un alegato cascarrábico acorde con los tiempos: “País de listos, engañabobos y marrulleros”, pero en lugar de ir al trapo, negaremos la evidencia, elegiremos entre la bolsa o la vida, le echaremos emoción e intensidad a este amor por el dinero.
Vuelven las trenkas con pelillo en la capucha. Vuelven los americanos a la Base de Rota con sus dólares nucleares. Toda la tarde sintiendo a flor de piel el rugido de los aviones plateados a ras de cielo, un día se les va a caer una caja de herramientas y tendremos un problema bilateral. Hace tiempo que no viene el hijo del Campechano a inaugurar una guerra. Es curioso, alfombra de plata al escudo antimisiles en Rota y vergüenza mundial en Ceuta. Nadie pide perdón.
Menos mal que la Junta, dicho sea de paso, ha dado con la solución a la Cosa. “La bicicleta será la palanca del cambio del modelo productivo”. La reconversión industrial, un carril-bici. Voy a por la BH, a ver si, por H o por B, nos sacan de pobres y deslocalizados.
El señor Roca declaró a la salida del Juzgado que la cantata y fuga de doña Cristina se desarrolló con gran emoción e intensidad. “Nos vamos muy contentos”. Alguien tendría que institucionalizar los Sábados de Paseíllo. Así podríamos flojear en la cama hasta la una menos cuarto sin necesidad de tragarnos la interminable serie de casas de lujo que sus arruinados propietarios muestran, en defensa propia, para arrojarnos a la cara los despojos del fin de semana. Además, los sábados por la mañana no hay fútbol.
Emoción e intensidad, un enorme signo de interrogación y la cara de guilty total. Entre los diez más buscados no se encuentran banqueros, políticos o empresarios. Cualquiera les echa el wanted. La gente quiere sangre. Aquí los únicos que han pasado por el banquillo, hasta ahora, son Garzón y Casillas. La gente exige cárcel para los malvados, pero en cuanto los imputados sueltan una lágrima, la pena canalla se torna en inocencia visceral y allá que se van de rositas los causantes del estropicio. Calamaro canta: “Dicen que en el amor no hace falta pedir perdón, pero yo ya pedí perdón tantas veces”. Campechano dixit: “Lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Entonces, clama la afición, ¡que devuelvan el dinero! La niña se tiró toda la noche vomitando.