La cláusula suelo

Anda mucha gente revueltita con eso que ha salido de la cláusula suelo de las hipotecas. El reciente fallo del Tribunal Supremo ha levantado una polvareda más grande que la del aquel embarque del ganado de la sevillana. ¿No te has enterado? ¿No? Tranquilo que aquí está tu Todólogo de Guardia.

Por decirlo de una manera fácil para que la gente como ustedes lo pueda entender, la clásula suelo no es más que el tipo mínimo de interés que el banco te va a cobrar. Yo creo que el nombre de cláusula suelo está muy bien puesto, sobre todo, porque cuando me llega el cargo al banco de mi préstamo hipotecario me SUELO acordar del director de la sucursal de mi banco, y de parte de su árbol genealógico.

En la mayoría de los contratos de las hipotecas aparecen su respectiva cláusulas suelo. Eso sí, no se sabe nada acerca de las cláusulas TABIQUE (cuando la pareja se separa). Tampoco se sabe nada de las cláusulas VENTANA (uno de ellos se va a por tabaco y no vuelve). Y mucho menos de lo que son las cláusulas TECHO, aquellas en donde el techo de la casa está rallado del roce de los cuernos de uno de los cónyuges.

Lo que sí que sabemos es que, tras el fallo del Supremo, unos bancos no han reaccionado igual que otros. Hay bancos que han decidido anularlas directamente de sus hipotecas. Ojo, que cuando un banco decide ésto de manera tan rápida es que no va a perder mucho dinero porque esta gente tontos no son. Otros bancos en cambio sí que las mantienen. En estos casos, la cláusula suelo pasa a ser denominada CLÁUSULA SUELO “DE MÁRMOL”.

Por si el lío fuera pequeño, empiezan a aparecer también sentencias en los juzgados con cierta disparidad. Por un lado, aparece una sentencia que obliga a dos bancos al pago retroactivo de lo cobrado por la cláusula suelo. Esta sentencia ha corrido como la pólvora entre los tiesos que andan estos días como locos a ver si su banco les puede devolver un poco de lo que se apoquinó en su momento; más que nada para no verse de vacaciones dentro de nada en Costa Manguera o en el Charco de la Pava. Alguno que yo me sé ha sacado el contrato de la carpeta azul con dos gomillas rojas y lo ha fregado hasta con Cillit Bang a ver si la suciedad se va en un bang y aparece la cláusula suelo de la que trincar algo.

Por otro lado, hace dos días un juzgado publicó la primera sentencia favorable a un banco por lo de la cláusula suelo. Por lo visto, el cliente renovó la hipoteca y el banco se la explicó claramente en su momento.

Curiosamente, en los contratos de las hipotecas, la cláusula suelo aparecen casi siempre en lo que es la letra pequeña del contrato. Ay, la letra pequeña. Con la letra pequeña pasa como con los perros, que a menor tamaño más mala leche tienen y más cuidado hay que tener. Tú lees la letra pequeña de un contrato y te pasa como con Shakira: que no la entiende nadie pero tampoco nadie se atreve a preguntar al de al lado si lo ha entendido o no.

En fin, como siempre, qué coba nos dan los bancos. Yo sólo confío en las dos Caixas... Las dos “Caichas” de mi vecina. Esas sí que son de un gran interés. Y por lo visto abre por la mañana, por la tarde y por la noche. Al suelo con ella.