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Cosas que siempre quise contarte

Que difícil se me hace, mantenerme con coraje, lejos de la transa y la prostitución. Defender mi ideología buena o mala, pero mía, tan humana como la contradicción. Esta estrofa de su canción “Todo a pulmón” define a la perfección la trayectoria vital del flamante Hijo Predilecto de Andalucía, Miguel Ríos Campaña, uno de los granadinos más universales y de los andaluces más comprometidos que uno recuerda.

Recientemente Miguel ha concluido uno de sus grandes proyectos, escribir una singular autobiografía, en la que bajo el título de “Cosas que siempre quise contarte”, el rockero granadino desgrana, con la lucidez que le caracteriza, los hitos personales y profesionales de sus siete décadas de fructífera existencia. Escuchando su intervención tras recibir la máxima distinción a la que un andaluz puede aspirar tuve la certeza de que el título de su autobiografía era exactamente el que cuadraba a su intervención en la Maestranza sevillana.

Las cosas que Miguel siempre quiso contarnos son las que con voz alta y clara nos dijo a todos los andaluces en un discurso en el que habitualmente prima el protocolo y que muy pocas veces adquiere el compromiso expresado por el granadino. El de Cartuja pudo elegir la comodidad. Sin embargo, consciente del eco que podían adquirir sus palabras en un acto de tanta importancia, optó por una intervención preñada de compromiso social y personal con la que vuelve a alinearse con los más débiles y a sacar los colores a quienes desde el poder político están devolviendo a este país a tiempos pretéritos.

Quien conoce al rockero granadino no se sorprendió lo más mínimo por el tono reivindicativo y crítico de su intervención, porque Miguel siempre ha alzado su voz contra la injusticia, viniera de donde viniera, lo que ha valido no pocos disgustos y encontronazos con el poder. La ocasión y el auditorio eran del todo propicios para una faena de las de puerta grande y el flamante Hijo Predilecto de Andalucía no decepcionó, desde su denuncia al “austericidio salvaje”, a la de “el desahucio de la Democracia teledirigido por las políticas conservadoras”.

Entre el Miguel más agradecido (“Nunca fui hijo pródigo, porque mi madre, Andalucía, era viuda y estaba tiesa, pero me adorné con ella. Si es accidental, donde uno nace, no lo es amar lo que uno escoge”) y el más reivindicativo “No se puede celebrar este día -28 de febrero- sin enrojecer de rabia por no ser capaz de cambiar las cosas”), el discurso del de Cartuja también nadó a contracorriente en temas como la descalificación general de la política, o la identificación de la totalidad de los políticos con la corrupción (“Yo no dejaré de creer en la música porque algunos músicos desafinen, simplemente no tocaré con ellos”.

Que difícil se me hace, cargar todo este equipaje, se hace dura una subida al caminar. Esta realidad tirana que se ríe a carcajadas, porque espera que me canse de buscar. Estoy convencido de que Miguel Ríos consiguió con su discurso del Día de Andalucía lo que todos pretendemos y muy pocos consiguen, que la mayoría de aquellos a quienes va dirigido se identifiquen con lo que se dice o con lo que se escribe. Sin duda Miguel lo consiguió poniendo voz a lo que le gustaría poder decir a la mayoría de la ciudadanía andaluza.

Un tipo que confiesa que se retira porque “me dio miedo convertirme en mi propia caricatura” (“Había perdido el hambre de ser el mejor y con ella la arrogancia que impide a los artistas ser autocríticos ... Tenía la posibilidad de cerrar el círculo con más dignidad y provecho de los que jamás hubiera soñado, y decidí plantarme”) no tiene el cuerpo para componendas y por eso no las hay en su vida, ni las hubo en su intervención del pasado sábado que, como la banda sonora de su vida, fue ... “Todo a pulmón”.

Cada gota, cada idea, cada paso en mi carrera y la estrofa de mi última canción. Cada fecha postergada, la salida y la llegada, y el oxígeno de mi respiración, y todo a pulmón, todo a pulmón.

Que difícil se me hace, mantenerme con coraje, lejos de la transa y la prostitución. Defender mi ideología buena o mala, pero mía, tan humana como la contradicción. Esta estrofa de su canción “Todo a pulmón” define a la perfección la trayectoria vital del flamante Hijo Predilecto de Andalucía, Miguel Ríos Campaña, uno de los granadinos más universales y de los andaluces más comprometidos que uno recuerda.

Recientemente Miguel ha concluido uno de sus grandes proyectos, escribir una singular autobiografía, en la que bajo el título de “Cosas que siempre quise contarte”, el rockero granadino desgrana, con la lucidez que le caracteriza, los hitos personales y profesionales de sus siete décadas de fructífera existencia. Escuchando su intervención tras recibir la máxima distinción a la que un andaluz puede aspirar tuve la certeza de que el título de su autobiografía era exactamente el que cuadraba a su intervención en la Maestranza sevillana.