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El desahogo de Susana Díaz

23 de octubre de 2024 06:01 h

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El desahogo de Susana Díaz como un “te la tenía guardada” a Juan Espadas tiene desenlace: El sondeo del ‘CIS andaluz’ le da un empujoncito al actual secretario general del PSOE andaluz, pero reincide en otorgar al PP de Juan Manuel Moreno una mayoría absoluta holgada. La encuesta estacional de la Junta de Andalucía le regala un caramelito a Espadas, pero sin expectativas de que el dulzor le amargue la existencia política al presidente.

Moreno y su equipo pueden echarse una buena siesta. Nada en el horizonte les va a perturbar el sueño de renovar la mayoría absoluta en 2026; Ni el creciente descontento de los andaluces por la atención sanitaria y la dependencia, ni los cuestionados contratos a dedo. No mientras el principal partido de la oposición, el que tendría que trabajarse la alternativa, siga enfangado en disputas internas y en deshojar la margarita de Espadas sí, Espadas no.

Recuerdo a Manuel Chaves en una entrevista en los noventa cuando vino a decir que lo peor en política es cuando alguien de los tuyos “te siega la hierba debajo de los pies”. Eran los tiempos en los que los guerristas andaban con la guadaña tras sus talones. Espadas dice sentir que Susana Díaz, a quien algunos socialistas le atribuyen cierto peritaje en falce, le está segando la hierba debajo de los pies cuando parece alentar al sector crítico que busca una alternativa al secretario general para el próximo congreso regional.

Está por ver si Susana Díaz conserva influencia, aunque sus frases de ahora más parecen un desahogo siciliano. La expresidenta andaluza saca a la luz la intervención de José Luis Ábalos para que Espadas le ganase en las primarias de junio de 2021. Ábalos era entonces secretario de Organización del PSOE, un área de poder que en menor escala conoce bien Susana Díaz. Hay que creerla: “Se tiró quince días en un hotel. Llamaba a la gente para cambiarle el voto”.

“Me hierve la sangre”, dice Susana Díaz en una entrevista viral. Más le hervirá a Ábalos. Un mes después de aquellas primarias, Pedro Sánchez despojó a Ábalos de todos sus cargos en el PSOE y el Gobierno y ahora se barrunta su imputación en el ‘caso Koldo’. Díaz aprovecha esto último para desacreditar el liderazgo de Juan Espadas dando a entender que se gestionó de forma tan turbia como la trama de las mascarillas que cerca al exministro. Un desahogo cuanto menos feo.

Susana Díaz perdió el gobierno de la Junta, pero no las dos elecciones a las que se presentó (2015 y 2018). Espadas no solo no ha ganado, tuvo el peor resultado en la historia del socialismo andaluz (2021) y está lejos de reconquistar la Junta con un PP de Juan Manuel Moreno que le saca casi 15 puntos en las encuestas

La expresidenta de Andalucía cuenta con su propia mochila. En el retrovisor aún se vislumbran cercanas sus maniobras para descabalgar con éxito a Sánchez como líder del PSOE en 2016 y las de su fiasco en las famosas primarias de 2017 que dieron pie a la leyenda de resistencia del ahora presidente del Gobierno. En ambos hechos históricos Susana Díaz utilizó a su favor todo lo que pudo ofrecerle el poder de baronesa de Andalucía, al mando de la federación más numerosa del PSOE y del Gobierno de la Junta. Cuántas llamadas de teléfono a militantes, delegados y cargos… Y aún en la lejanía del mismo retrovisor están otras llamadas cuando se enfrentó a Luis Planas por el liderazgo del PSOE andaluz tras la dimisión de José Antonio Griñán en 2013.

Casi nunca fue piadosa Susana Díaz con sus rivales internos del PSOE y en dicho bagaje, y en un contexto previo al congreso federal en Sevilla y el posterior regional de Andalucía, se sitúan las críticas durísimas de dirigentes cercanos a Juan Espadas contra la expresidenta por ese feo gesto de relacionar el liderazgo de este con el Ábalos del ‘caso Koldo’. No ha dicho Ábalos como el poder entonces de Ferraz, que es lo que era. Como también se lee entre líneas el nombre de Pedro Sánchez, aunque no lo menciona. Le ha podido más sacarse la espinita que medirse ante la situación delicada que vive su partido en el Gobierno por el acoso de la oposición a Pedro Sánchez “con todos los medios y si son judiciales, también” (Miguel Tellado).

Pese a ello y a otros errores de Susana Díaz como el ninguneo al propio Pedro Sánchez como secretario general del PSOE desde su poltrona de la Junta (aún se recuerda como insólita aquella feria de Sevilla con Sánchez paseando en soledad por las casetas), el PSOE de Juan Espadas tampoco está acertando. Arrinconarla hasta hacerla desaparecer del mapa del partido en actos y campañas electorales ha abonado su encono. Le guste o no Susana Díaz ha sido presidenta de Andalucía por el PSOE. Fue una maldad sin rigor, del mismo calibre que la de ahora de Susana Díaz, las declaraciones de Espadas acusando a la expresidenta de haber dejado tirados a Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el ‘caso ERE’. Como tampoco parece entenderse que quien haya sido presidenta de la Junta por el PSOE quede excluida de un congreso federal que además se celebra en Sevilla.   

Quizás también para Espadas se trate de sacarse sus propias espinitas. Susana Díaz perdió el gobierno de la Junta, pero no las dos elecciones a las que se presentó (2015 y 2018). Espadas no solo no ha ganado, tuvo el peor resultado en la historia del socialismo andaluz (2021) y está lejos de reconquistar la Junta con un PP de Juan Manuel Moreno que le saca casi 15 puntos en las encuestas. Tampoco Espadas ha conseguido el foco que pretendía al aceptar ser el portavoz socialista en el Senado, mientras que Díaz sale cada semana en las teles como tertuliana.

El desahogo de Susana Díaz como un “te la tenía guardada” a Juan Espadas tiene desenlace: El sondeo del ‘CIS andaluz’ le da un empujoncito al actual secretario general del PSOE andaluz, pero reincide en otorgar al PP de Juan Manuel Moreno una mayoría absoluta holgada. La encuesta estacional de la Junta de Andalucía le regala un caramelito a Espadas, pero sin expectativas de que el dulzor le amargue la existencia política al presidente.

Moreno y su equipo pueden echarse una buena siesta. Nada en el horizonte les va a perturbar el sueño de renovar la mayoría absoluta en 2026; Ni el creciente descontento de los andaluces por la atención sanitaria y la dependencia, ni los cuestionados contratos a dedo. No mientras el principal partido de la oposición, el que tendría que trabajarse la alternativa, siga enfangado en disputas internas y en deshojar la margarita de Espadas sí, Espadas no.