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Diálogo de besugos

Los partidos políticos andaluces, incluidos los emergentes y detergentes, andan enfrascados desde hace dos meses en un fructífero diálogo para dotarnos de un gobierno, con escaso éxito y gran peligro para ellos mismos, ya que estamos a punto de descubrir, como los italianos, que sin gobierno las cosas funcionan igual de mal, que para qué preocuparse. Para ello, se han reunido personalmente, la mayor parte de las veces por personas interpuestas, para lanzarse mensajes de gran enjundia política, como por ejemplo: “Como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo”. El perfecto diálogo de besugos. Y besugas.

Así, la lideresa de Podemos, la hermana Teresa de Cádiz, pone como línea roja en la negociación que el PSOE no tenga tratos con bancos que desahucian, condición que su partido no plantea en ningún otro lugar de España. Tal imposición me hace pensar que la realidad es que no desean pactar a ningún precio, que sería como perder la virginidad y ya se sabe lo importante que es el himen político para gentes con tan altísima consideración de sí mismas.

Lo malo de doña Teresa, además de ponerse bufanda en junio, es que piensa que el cromo del Parlamento andaluz no es intercambiable por el de la alcaldía de Cádiz, donde los socialistas pueden hacer excelentísimo señor alcalde a su muy compañero ‘Kichi’ González. Que una cosa no depende de la otra, dice, pareciéndose más a una truchita que a una besuga. Que Lenin le conserve la inocencia.

Para que sus afanes dialogantes pero firmes lleguen al fin propuesto, les recordaré la norma que debe regir en las conversaciones de besugos: “Todas las palabras acabadas en ito y en ato, como caracol y marinero, llevan hache intercalada y se escriben por la izquierda”. Que para ustedes y yo no significa nada, pero a ellos les da para dos tardes y convocar tres asambleas. Al término de las cuales bien podrían forzar a que en Andalucía tengamos nuevas elecciones y de paso facilitar al PP los gobiernos de varias ciudades. Al final Podemos puede ser la marca morada del PP. Todo sea por la revolución.

Tiburones y rémoras

No es el caso de los neófitos catecúmenos de Ciudadanos, que en ellos se está cumpliendo el principio político de que la cabra siempre tira para el monte (de la derecha). Mientras en Sevilla exigen que se vayan Chaves y Griñán, que ya están más fuera que dentro, en Madrid se reúnen con los populares en el patio de Monipodio, el rey de los ladrones, y en la Rioja firman un pacto antichorizos, presuntamente en una sede del PP financiada con dinero negro de Bárcenas. Más que besugos parecen rémoras, de esas que les limpian los bajos a los tiburones.

En este punto espero equivocarme, sobre todo porque mi ciudad depende de sus votos, que bien podrían librarnos del muy piadoso alcalde Torres Hurtado, cuyos actos públicos más relevantes este año han sido la salida del Rocío y la coronación canónica de la Virgen de nosequé, y perdonen mi ignorancia, que yo de purezas sé muy poco. En esto habría que preguntar a los virtuosos podemitas.

Reconozco que es injusto incluir en el diálogo para besugos al PP liderado por Moreno Bonilla, sobre todo, porque este rico pez es más de zonas pelágicas superficiales y ellos están ya llegando a las fosas abisales, donde es más común el calamar gigante, bicho que se distingue por tener ocho manos muy sueltas y por utilizar la tinta para camuflarse en su oscuro entorno. Que es lo que está haciendo el PP, hablándonos ahora de regeneración democrática, honradez y voluntad popular, después de pescarnos con ganchos en una almadraba. Es para quedarse atúnito.

 

 

Los partidos políticos andaluces, incluidos los emergentes y detergentes, andan enfrascados desde hace dos meses en un fructífero diálogo para dotarnos de un gobierno, con escaso éxito y gran peligro para ellos mismos, ya que estamos a punto de descubrir, como los italianos, que sin gobierno las cosas funcionan igual de mal, que para qué preocuparse. Para ello, se han reunido personalmente, la mayor parte de las veces por personas interpuestas, para lanzarse mensajes de gran enjundia política, como por ejemplo: “Como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo”. El perfecto diálogo de besugos. Y besugas.

Así, la lideresa de Podemos, la hermana Teresa de Cádiz, pone como línea roja en la negociación que el PSOE no tenga tratos con bancos que desahucian, condición que su partido no plantea en ningún otro lugar de España. Tal imposición me hace pensar que la realidad es que no desean pactar a ningún precio, que sería como perder la virginidad y ya se sabe lo importante que es el himen político para gentes con tan altísima consideración de sí mismas.