Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
La difícil convivencia de Sánchez y Díaz
Ni una semana de vida ha cumplido el PSOE de Pedro Sánchez, pero la interrogante de cómo va a convivir con el PSOE de Susana Díaz está ya planteada. La dudas son muchas y los pronósticos, pesimistas. El cambio de posición de la dirección federal respecto al Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA), pasando del sí a la abstención, ha sido el primer desencuentro público, porque en privado el desdén hacia el secretario general por parte de los socialistas andaluces se mantiene intacto. Cierto es que ya no de todos y que los que piden pasar página tras muchos meses de enfrentamiento van sumando aunque evitan hacerse oír. “El sentido común es menos épico, pero hemos terminado una etapa y ahora o respetamos el resultado del congreso o nos suicidamos elegantemente”, asegura un dirigente andaluz susanista.
Díaz compareció este viernes en una conferencia de prensa con el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, tras mantener una reunión de dos horas en Sevilla para abordar asuntos de Andalucía. La cita estaba prevista desde noviembre pasado. Moscovici había escuchado la víspera de boca del secretario general el rechazo, vía abstención, al tratado. La primera, la segunda y la tercera pregunta a la presidenta de la Junta era obligada. Y en la primera, la segunda y la tercera respuesta Díaz dejó dicho que no le quedaba más remedio que respetar la decisión de la ejecutiva federal, de la que se enteró por los medios de comunicación, y que la aprobación del acuerdo comercial con Canadá no estaba en riesgo. Es decir, que la postura del PSOE era irrelevante.
La socialista andaluza no optó por el tono neutral y seco de su portavoz parlamentario, Mario Jiménez, quien apenas unos minutos antes aseguró que el cambio de posición respecto al CETA “corresponde al secretario general y a la ejecutiva federal”.
A ella no le quedó más remedio que dejar patente su desavenencia con Sánchez, como tantas veces había hecho en los últimos dos años, como si no hubiera habido unas primarias con un claro ganador. “Sigue dando patadas a las espinillas y se equivoca con esta decisión. Pretende buscar la diferencia y lo que consigue es dejar cada vez en más evidencia su derrota”, aseguran desde la ejecutiva federal.
La consigna que la propia Díaz ha lanzado y que en cierta manera ha incumplido ella misma a la primera de cambio es evitar la controversia con Pedro Sánchez, esquivar la confrontación y enmarcar las discrepancias futuras en “la defensa de Andalucía”. Pero ahora mismo no hay interlocutores en uno y otro PSOE que estén en esa labor. La ejecutiva federal acaba de empezar a andar y el congreso regional, que ganará Díaz, aunque no se sabe si con el apoyo abrumador de hace cuatro años (98% de apoyos) y si será tranquilo, se celebrará a finales de julio.
La desconfianza entre los de Sánchez y Díaz es total y no se vislumbra a algún ingeniero o arquitecto para actuar en un solar lleno de escombros. Desde el equipo de Díaz se lanza la advertencia de que el Gobierno socialista andaluz no va a cambiar “cada 24 horas de posición porque lo diga la ejecutiva federal” y avisan de que el PSOE andaluz no actuará como si fuera otro partido, tipo PSC, pero tal vez sí “caminar en paralelo” al PSOE de Sánchez.
La misión de buscar puntos en común, toda vez que los referentes clásicos e históricos están en fuera de juego, la llevan normalmente los secretarios de Organización, pero hasta que todo el mundo ocupe su sitio y se acepte la realidad el cortocircuito permanecerá. Muchos confían también en la capacidad camaleónica de los diputados para adaptarse a los nuevos tiempos y ensayar la diplomacia, pero a simple vista el cambio de color no se detecta todavía.
Ni una semana de vida ha cumplido el PSOE de Pedro Sánchez, pero la interrogante de cómo va a convivir con el PSOE de Susana Díaz está ya planteada. La dudas son muchas y los pronósticos, pesimistas. El cambio de posición de la dirección federal respecto al Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA), pasando del sí a la abstención, ha sido el primer desencuentro público, porque en privado el desdén hacia el secretario general por parte de los socialistas andaluces se mantiene intacto. Cierto es que ya no de todos y que los que piden pasar página tras muchos meses de enfrentamiento van sumando aunque evitan hacerse oír. “El sentido común es menos épico, pero hemos terminado una etapa y ahora o respetamos el resultado del congreso o nos suicidamos elegantemente”, asegura un dirigente andaluz susanista.
Díaz compareció este viernes en una conferencia de prensa con el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, tras mantener una reunión de dos horas en Sevilla para abordar asuntos de Andalucía. La cita estaba prevista desde noviembre pasado. Moscovici había escuchado la víspera de boca del secretario general el rechazo, vía abstención, al tratado. La primera, la segunda y la tercera pregunta a la presidenta de la Junta era obligada. Y en la primera, la segunda y la tercera respuesta Díaz dejó dicho que no le quedaba más remedio que respetar la decisión de la ejecutiva federal, de la que se enteró por los medios de comunicación, y que la aprobación del acuerdo comercial con Canadá no estaba en riesgo. Es decir, que la postura del PSOE era irrelevante.