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Divide et vinces
Muchas veces en la vida, en general, y en matemáticas, en particular, tenemos ante nosotros un problema que no sabemos atacar (entendiendo atacar como tratar de resolver). En ocasiones, los matemáticos usamos un paradigma heredado, hasta donde yo sé, de Julio César, conocido como Divide y vencerás; en latín, Divide et vinces (o Divide et impera; Divide ut regnes) y, en griego, creo que διαίρει καὶ βασίλευε.
Este método, en lenguaje coloquial, consiste en dividir el problema en trozos más pequeños, resolver esos trozos y luego pegar las soluciones para tener la solución del problema completo, al estilo que nos marcaba Descartes en su Discurso del método:Discurso del método dividir cada una de las dificultades que se examinase en tantas partes como fuera posible y cuantas requiriese su mejor solución.
Muy útil en diseño de algoritmos, por ejemplo, sí, y en estrategias políticas y en la guerra. Y Wert lo sabe. Como lo sabe Mas y tiene a su pueblo dividido entre independentistas y no independentistas, mientras él recorta a gusto aprovechando la contienda. Lo saben todos.
Y a eso es a lo que suena la última gracia del Ministerio de Educación que ha saltado a los medios de comunicación. Sí, como consecuencia de las enmiendas a la Ley de Mejora de la Calidad Educativa LOMCE 742 y 743 presentadas por el Partido Popular, se unifican los bachilleratos de Ciencias Sociales y Humanidades y, con ello, Latín será obligatorio en el nuevo bachillerato de Ciencias Sociales y Humanidades y se elimina de éste la obligatoriedad de cursar Matemáticas. No, no me miren así, que yo también me he asustao...
Han conseguido mosquear a matemáticos y economistas y contentar, supongo, a los de lenguas clásicas. Supongo, digo, porque no creo que eso sea suficiente para enmendar el ninguneo de las asignaturas de humanidades en su querida LOMCE. Esto parece más que un Ministerio de Educación una subasta de mercado a primeras horas de la mañana... Y no se trata de que nos dividamos en la eterna dicotomía de Ciencias y Letras mientras el enemigo sigue legislando sobre Educación a espaldas de la razón. Es mi opinión, claro.
No voy a polemizar sobre la necesidad o no de aprender latín; hay muchas razones para que las lenguas clásicas se sigan estudiando y estoy segura de que los expertos las expondrán mejor que yo. Pero de lo que no me cabe duda es de que las matemáticas son necesarias y fundamentales en todos los cursos de la formación de un estudiante, estudie lo que estudie. No se puede vivir sin matemáticas. Y punto.
Cuando a estos les interesa, sacan titulares sobre nuestros malos resultados en comprensión lectora y matemáticas para atacar (entendiendo por atacar, atacar) a sus predecesores en el cargo. Pero a la hora de la verdad, cuando reforman la ley que regula nuestro sistema educativo, ¿deciden potenciar el estudio de las lenguas clásicas sobre el de las matemáticas? Cui prodest? Aquí podría hacer un chiste, si estuviera de humor para ello. Si no entienden lo que leen en castellano, ¿van a entender lo que leen en latín? Pero, como he dicho, no está la cosa pa chistes.
Con la propuesta del Ministerio de José Ignacio, un alumno puede llegar a Economía, Administración y Dirección de Empresas, Magisterio o Ciencias de la Información sin haber visto Matemáticas en Bachillerato. No pasa ná... ¿Para qué quiere un economista saber matemáticas? Se las enseñarán en la Universidad, claro. Pero el escalón de nivel que tendrá que subir el alumno por sí mismo se convierte en infranqueable. Suspenderá y después algún técnico de Calidad de la Universidad de turno pegará un tirón de orejas al departamento encargado de impartir la docencia de Matemáticas en Economía, por ejemplo. Pero ¿qué traje se puede hacer uno con esta tela?
También los periodistas necesitan matemáticas; entre otras cosas, para entender las gráficas y los datos estadísticos que luego interpretan en su trabajo y nos lanzan como titulares. Y los abogados y los funcionarios de Administraciones Públicas para, por ejemplo, no incidir una y otra vez en sorteos injustos como estos.
Pero ¿y en Magisterio? Ya estamos con el eterno problema. Los maestros no pueden (o no deberían, en mi opinión) saber sólo las matemáticas que se imparten en primaria. Deben conocer más. Deben dominar la materia más allá del contenido de los libros de texto de sus alumnos, para tener una visión general y poder enseñar matemáticas con soltura, relacionando conceptos, aplicándolos a la vida cotidiana de sus alumnos y extrayendo de la actualidad, incluso, ejemplos para sus clases. Para hacer esta asignatura tan necesaria como saber leer, accesible y cercana para todos. Los futuros maestros deberían estudiar tantas matemáticas en el bachillerato como un futuro ingeniero aeroespacial. En mi opinión, claro.
Me da la sensación de que a esta gente del Gobierno le importa un bledo la formación de nuestros hijos. Con alegar después que sacan los peores resultados en los informes PISA es suficiente; total, es culpa de los de antes. Y, ojo, no estoy diciendo que la actual ley educativa esté bien respecto al asunto de las matemáticas. No. Es más, esta asignatura debiera ser obligatoria en todos los cursos, en todos, para Ciencias y para Letras. Lo que quiero decir es que habría que aprovechar esta reforma educativa para otorgar aún más presencia y obligatoriedad a las matemáticas, no para quitárselas. Seamos serios, señores.
Me repito y termino: las matemáticas son necesarias y fundamentales para todos, estudien lo que estudien. Salvo para los que se decanten por dedicar su futuro al servicio de Dios, claro está. Pero incluso a estos últimos les vendría bien un poco de Aritmética Modular para entender eso de la Trinidad y de que 3 es igual a 1 (3=1).
[Ilustraciones: deviantart.com]
Muchas veces en la vida, en general, y en matemáticas, en particular, tenemos ante nosotros un problema que no sabemos atacar (entendiendo atacar como tratar de resolver). En ocasiones, los matemáticos usamos un paradigma heredado, hasta donde yo sé, de Julio César, conocido como Divide y vencerás; en latín, Divide et vinces (o Divide et impera; Divide ut regnes) y, en griego, creo que διαίρει καὶ βασίλευε.
Este método, en lenguaje coloquial, consiste en dividir el problema en trozos más pequeños, resolver esos trozos y luego pegar las soluciones para tener la solución del problema completo, al estilo que nos marcaba Descartes en su Discurso del método:Discurso del método dividir cada una de las dificultades que se examinase en tantas partes como fuera posible y cuantas requiriese su mejor solución.