Andalucía Opinión y blogs

Sobre este blog

ANDALUCES EMIGRAOS

La emigración andaluza: por qué nos hemos ido

0

Me han llegado muchos mensajes después del primer artículo con el que estrenamos esta colaboración de Andaluces Emigraos. Mensajes de personas que tienen hijos, sobrinos, amigos, o que ellos mismos se han ido de Andalucía, y que se preguntan por qué nos hemos ido.

Así que me puse a pensar en las razones que me llevaron a coger la puerta e irme sin billete de vuelta a Chile hace más de una década. Podría llenar varios artículos de razones personales, que quizás dejamos para otro día, y os diré lo que me parece más relevante, que me toca no solo a mí sino a muchos que como yo vivimos más allá de Despeñaperros. 

Y es que yo sabía que me tendría que ir. Desconozco exactamente cuándo o dónde me vino la idea, pero estaba clara. En algún momento me iba a tocar coger carretera y manta para desarrollarme. Lo demás era entretenerme mientras tanto.

Este sentimiento debe haber asaltado a muchos, porque el 16,9% de los que hemos nacido en Andalucía estamos fuera. A 1 de enero de 2022, “el 83,1% de las personas nacidas en Andalucía residen en la comunidad, el 15,5% en el resto de España y el 1,4% en el extranjero”, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.

Esta es la realidad que a muchos nos cuesta entender, sobre todo porque el saldo migratorio de la comunidad en 2021, el último año del que tenemos datos disponibles, fue positivo. Es decir, que hubo más gente que llegó a vivir a Andalucía de la que se fue. 

Saber por qué los andaluces nos hemos ido no es fácil. No hay encuestas, o métricas claras que yo haya podido encontrar al respecto –pero si alguien las tiene, por favor que me las haga llegar. 

Lo que sí he encontrado es información acerca de las personas que están viviendo en Andalucía que son de otros países. En concreto, este estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) realizado en 2020. 

Uno de los datos que más me llama la atención del estudio es que el 57% de los encuestados dijo que dejaba su lugar de origen por motivos económicos para irse a Andalucía. 

Me pregunto, ¿qué sentido tiene eso, si los que nos hemos ido ha sido principalmente, una puede suponer, por el mismo motivo, para encontrar un trabajo mejor? (Esto lo digo por experiencia de las personas que conozco porque, como digo, no hay datos disponibles para analizarlo).

Los inmigrantes que llegan a Andalucía lo hacen de países más pobres, y los que se van, lo hacen a países más ricos

En este sentido, el mismo estudio de la OIM nos da una pista: entre los migrantes en Andalucía por motivos económicos “la hostelería y la construcción eran las actividades más destacadas en el caso de los hombres, las mujeres se dedicaban principalmente al trabajo doméstico.”

Los que nos hemos ido, lo hemos hecho porque no queríamos trabajar en la hostelería, la construcción o limpiando casas. Porque habiendo estudiado carreras, queríamos usar ese conocimiento y poner en práctica esos sueños que una vez nos dijeron que podríamos llegar a donde quisiéramos. Aunque lo que no nos comentaron fue que, para eso, tendríamos que hacer la maleta. 

Pero también llego a otra conclusión: que si hay personas que están dispuestas a tomar esos trabajos–y las condiciones de explotación o semi explotación que en muchas ocasiones acarrean– y dejar sus países de origen, debe ser porque ellos en esos países las condiciones de vida son aún peores. 

Según la OIM, el 39% de los inmigrantes en Andalucía provenía de Marruecos, el 10% de Venezuela y el 8% de Colombia. “En conjunto, los países árabes constituían el 42% de la muestra; los latinoamericanos eran un 39%, mientras que los subsaharianos representaban el 16%”, añade el informe.

Por otro lado, según los datos del padrón, los principales países de residencia de andaluces en el extranjero son Argentina (19,9%), Francia (14,3%) y Alemania (11,8%).

Los inmigrantes que llegan a Andalucía lo hacen de países más pobres, y los que se van, lo hacen a países más ricos.

El 29% de los encuestados por la OIM residían en Málaga, y el 23% de los andaluces en el extranjero están inscritos en esta provincia, donde el turismo es rey

Y un dato más que me ha parecido curioso, la provincia que más contribuye al saldo migratorio en ambas direcciones es Málaga. El 29% de los encuestados por la OIM residían en Málaga, y el 23% de los andaluces en el extranjero están inscritos en esta provincia, donde el turismo es rey.

Entonces, ¿por qué nos hemos ido? ¿Por qué hemos sacrificado todo lo que uno puede tener en Andalucía? El Estado del Bienestar (en decadencia) con su sistema de salud público y (cada vez menos) gratuito. La seguridad con la que se vive. El carácter de la gente, el clima (cambiante, a más caluroso y menos soportable). 

Y no puedo yo sumarlo en una frase mejor que la nos regala Francisco Contreras Pérez del Centro de Investigación en Migraciones de la Universidad de Huelva en el artículo “Los caminos de la emigración andaluza; siglos XVI a XXI” publicado por la revista Andalucía en la Historia en 2014: “No emigra el pobre por serlo, sino el que sabe de un lugar donde sus esfuerzos pueden ser mejor recompensados”.

Tal como les decía al principio, el conocimiento de que había otros lugares donde personas de mi formación y capacidades se desarrollaban con éxito, se instauró en mi subconsciente y que, ante la dificultad y la falta de oportunidades que me acechaba, llegara yo a la única conclusión posible: que fuera lo que fuese había algo mejor para mí fuera de Andalucía. 

Me han llegado muchos mensajes después del primer artículo con el que estrenamos esta colaboración de Andaluces Emigraos. Mensajes de personas que tienen hijos, sobrinos, amigos, o que ellos mismos se han ido de Andalucía, y que se preguntan por qué nos hemos ido.

Así que me puse a pensar en las razones que me llevaron a coger la puerta e irme sin billete de vuelta a Chile hace más de una década. Podría llenar varios artículos de razones personales, que quizás dejamos para otro día, y os diré lo que me parece más relevante, que me toca no solo a mí sino a muchos que como yo vivimos más allá de Despeñaperros.