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Cuatro en la escala de Bódalo
El concejal de Jaén en Común y dirigente sindical Andrés Bódalo ya está entre rejas y Jaén está triste por la pérdida de tan esforzado y contundente defensor de sus derechos y libertades, aunque no deben desanimarse los vecinos, que aunque ellos estén huérfanos de supermán, eso que han ganado los reclusos de Jaén II, que ahora verán reforzada su lucha porque el rancho carcelario se sirva caliente y esté fresquita el agua de la piscina. Eso sí, lo sentimos mucho por las mafias carcelarias, que tendrán que andarse con cuidado, que el nuevo recluso es muy capaz de organizarles un piquete.
Y no es que me alegre de que este individuo haya ingresado en prisión, que eso no se lo deseo a nadie (exceptuando a los corruptos y a los pederastas), pero algo había que hacer para devolver la tranquilidad a todos los que tenemos la desgracia de opinar distinto que tan eximio adalid de las causas populares. Que si le llevas la contraria, lo mismo te destroza el chiringuito que te da una patada en la espinilla, según el día que tenga, que es lo que tienen los energúmenos, que no sabes por dónde te pueden sacudir.
Y con ser esto malo, sobre todo si eres el objeto de sus iras, aún es más preocupante la actitud condescendiente y cómplice que ha adoptado su partido, Podemos, al que le parece excesiva la condena de tres años y medio de prisión por un quítame allá esas pancartas. Como si la violencia pudiera ser clasificada en poca o mucha y ser aceptable según su intensidad y la persona a la que va dirigida. Así, parece que una violencia de grado uno, destrozo de bienes ajenos, es más perdonable que la de grados dos, que es empujar al segurata de un supermercado al que se va a robar. Y esta, mucho más llevadera que la de grado tres, que son las hostias que se pueden -y deben dar- a los fascistas, aunque menos que las bofetadas (grado cuatro) que se merecen los oponentes políticos del ayuntamiento, sobre todo si son socialistas. Sin llegar nunca al grado cinco en la escala de Bódalo, que sería tundir a patadas en las parte blandas a todos aquellos que osen chistarle.
La escala de Txomin
Todo ello sin llegar nunca a la escala de Txomin, mucho más contundente a la hora de expresar discrepancias, ya que el grado seis sería amputar con un explosivo el pie de un dirigente juvenil socialista. O el grado siete, que consistiría en meter una bala en la cabeza de un dirigente de la UGT; o el grado ocho, secuestrar, torturar y ejecutar a un edil del PP, hasta llegar al grado 9, que sería socializar el sufrimiento poniendo una bomba en el aparcamiento de un supermercado. Todo sea por la clase trabajadora. Vasca, por supuesto.
Aunque esto de la escala de Txomin tampoco habría que descartarlo en un futuro, si nos atenemos a las palabras de apoyo expresadas por el mismísimo profeta de la paz Pablo Iglesias a un “preso político vasco” condenado por pertenecer a ETA.
Especial cuidado tendría que tener la lideresa de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, que también se ha empeñado mucho en defender a Bódalo, comprándolo con Miguel Hernández (será por su cara de poeta), no vaya a ser que un día haya una escisión en su partido y el belicoso edil jienense vote en su contra y le propine además dos coscorrones. Tampoco es bueno que los vecinos de Cádiz crean que es aceptable interrumpir los plenos a puñetazos, porque en este caso el más perjudicado sería su compañero ‘Kichi’, al que de momento ya le han boicoteado una sesión y mucha gracia no le hizo. Y eso que sólo fue de palabra y no de obra, como defiende su partido.
Sin más que decirle, señora jefa del poeta encarcelado, me despido de usía, rogándole que me ponga a los pies de su señor compañero, pero sin miedo, que no es para hacerle un escrache a los juanetes, sino para desearle que tenga en sus plenos tanta paz como la que Bódalo ha dejado.
El concejal de Jaén en Común y dirigente sindical Andrés Bódalo ya está entre rejas y Jaén está triste por la pérdida de tan esforzado y contundente defensor de sus derechos y libertades, aunque no deben desanimarse los vecinos, que aunque ellos estén huérfanos de supermán, eso que han ganado los reclusos de Jaén II, que ahora verán reforzada su lucha porque el rancho carcelario se sirva caliente y esté fresquita el agua de la piscina. Eso sí, lo sentimos mucho por las mafias carcelarias, que tendrán que andarse con cuidado, que el nuevo recluso es muy capaz de organizarles un piquete.
Y no es que me alegre de que este individuo haya ingresado en prisión, que eso no se lo deseo a nadie (exceptuando a los corruptos y a los pederastas), pero algo había que hacer para devolver la tranquilidad a todos los que tenemos la desgracia de opinar distinto que tan eximio adalid de las causas populares. Que si le llevas la contraria, lo mismo te destroza el chiringuito que te da una patada en la espinilla, según el día que tenga, que es lo que tienen los energúmenos, que no sabes por dónde te pueden sacudir.