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Faltan manos a pesar de las altas tasas de desempleo

A pesar de la reforma laboral impulsada por el actual Gobierno, que lleva meses reflejándose positivamente en las estadísticas oficiales de empleo, España sigue siendo uno de los países con mayor tasa de paro de Europa. No obstante, determinados sectores buscan desesperadamente manos para trabajar y no consiguen cubrir sus vacantes.

Se trata de las conocidas como ocupaciones de difícil cobertura y, en muchos casos, preocupa la falta de personal capacitado para cubrir estas plazas. Una situación paradógica en un país en el que, al mismo tiempo que el mercado laboral evoluciona favorablemente, con una cifra récord de contratos indefinidos, el desempleo se mantiene como uno de los grandes lastres económicos y sociales.

De todas las ocupaciones de difícil cobertura, las relacionadas con el mar destacan sobre todas las demás. Tanto es así que 18 de estas 20 profesiones están vinculadas con el mar y son de carácter técnico o mecánico. Lo cierto es que trabajar en el sector marítimo requiere un gran sacrificio personal, ya que supone vivir durante mucho tiempo alejado de casa, así como una formación muy específica que resulta difícil de encontrar. 

El envejecimiento de la población y los cambios en el modo de vida están transformando profundamente el mercado laboral

Pasando del mar a la tierra, el campo también adolece de una preocupante falta de manos, ya que se trata de unas de las profesiones más envejecidas y en las que no hay relevo generacional suficiente: 6 de cada 10 se van a jubilar en los próximos 10 años sin que haya nadie que las sustituya.

La mayoría de las economías desarrolladas se enfrentan a una escasez histórica de personal en algunos sectores clave. El envejecimiento de la población y los cambios en el modo de vida están transformando profundamente el mercado laboral. Y esto solo es el comienzo. Han comenzado a jubilarse quienes nacieron en el baby boom, fruto del auge de la natalidad entre 1945 y principios de los 60.

Los retos a los que se enfrentan las economías mundiales no son solo cuantitativos. La inversión de la pirámide de edad se produce en un periodo de impresionantes transformaciones del mercado laboral, y la especialización se intensifica, provocando la desaparición de ciertas actividades, sobre todo industriales, y el rápido desarrollo de otras, en tecnología, por ejemplo. 

Estos cambios serán, sin duda, más impresionantes todavía en el futuro, con el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial. Sin embargo, dudo en la capacidad de estas nuevas tecnologías para sustituir a las personas. El factor humano es y seguirá siendo importante. Aún no hemos inventado robots capaces de construir carreteras.

La fuerte recuperación económica tras la pandemia de COVID-19 ha impulsado la necesidad de habilidades en las empresas para satisfacer la creciente demanda

A nivel mundial también se observa una escasez de mano de obra sin precedentes. Y es que tres de cada cuatro empresas –de todos los sectores de actividad– reconocen tener dificultades para cubrir los puestos vacantes, según la encuesta de ManpowerGroup de 2022 sobre déficit de talento

Las tasas medias de desempleo de la OCDE y de la zona euro –aunque ocultan grandes diferencias entre países– también se sitúan en niveles históricamente bajos. Hace tiempo que la economía mundial no estaba tan necesitada de mano de obra.

La fuerte recuperación económica tras la pandemia de COVID-19 ha impulsado la necesidad de habilidades en las empresas para satisfacer la creciente demanda. La escasez actual de personal, sin embargo, también se debe a factores más estructurales.

El principal reto –común a la mayoría de los países desarrollados– es el envejecimiento demográfico. La tasa de fecundidad lleva mucho tiempo muy por debajo del nivel de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer), incluso en China donde, por primera vez en 60 años, en 2022 ha descendido la población. Y el punto álgido se espera para 2030; entones habrá un vacío difícil de llenar.

Como ya se ha apuntado, el problema es especialmente grave en determinadas profesiones. Hay países donde el relevo de trabajadores jóvenes ya no es suficiente para compensar las jubilaciones, y la diferencia se incrementará hasta el final de la década.

Podemos encontrar dos vías principales para superar la escasez de mano de obra: integrar mejor a determinados grupos de población subempleados en el mercado laboral o recurrir a la inmigración

Sería iluso creer que se puede solucionar actuando sobre la natalidad. En las sociedades capitalistas, las familias numerosas son difíciles de conciliar con la actividad profesional de ambos progenitores. Solo pueden tener un efecto incentivador las políticas familiares generosas, como las aplicadas por los países nórdicos. Pero, en cualquier caso, no a corto plazo.

Podemos encontrar dos vías principales para superar la escasez de mano de obra. La primera, integrar mejor a determinados grupos de población subempleados en el mercado laboral. La segunda, recurrir a la inmigración. Con la introducción de la libre población hay países que han tenido un crecimiento demográfico meteórico.

El hecho de que nunca haya habido tantas ofertas de empleo sin cubrir sugiere que la afluencia de mano de obra extranjera responde a necesidades económicas reales. Pero la cuestión migratoria –como afecta a las infraestructuras, la vivienda y la cohesión social, sobre todo– es altamente política y podría convertirse en uno de los temas clave en las elecciones de este año 2023.

El alto nivel de paro sigue siendo un problema en España. Y no se resolverá pronto. De hecho, es muy posible que la tasa de desempleo se mantenga prácticamente sin cambios este año. De hecho, el Gobierno estima que la tasa de desempleo cerrará este ejercicio en el 12,2%.

Una de las agresiones al futuro de nuestros pueblos de interior agrícolas la ha representado el desmantelamiento de redes ferroviarias y carencia de comunicacione

En los últimos años, ya no es la búsqueda de empleo la razón principal del abandono de las comarcas del interior. Ahora es la falta de servicios (sanidad, educación, transporte, oficinas bancarias, centros culturales, instalaciones deportivas, comercio local, etc.) y la guerra declarada del sistema económico dominante contra las formas tradicionales de producción agrícola y ganadera lo que motiva la huida de la población más joven de la mayoría de nuestros pueblos.

Para facilitar la invasión del campo por macrogranjas, los monocultivos y las grandes explotaciones eólicas y solares era preciso que los huertos familiares, donde se cultivan alimentos sanos y sabrosos, y los pequeños rebaños –que mantienen limpios los montes y proporcionan productos de calidad– dejaran de ser rentables por falta de subvenciones, la ausencia de una política de precios proteccionista con los productores locales y la competencia desleal de las grandes distribuidoras de alimentación.

Una de las agresiones al futuro de nuestros pueblos de interior agrícolas la ha representado el desmantelamiento de redes ferroviarias y carencia de comunicaciones, que está dejando a muchos pueblos sin su tradicional modo de transporte y de vertebración del territorio. No solo se quedan sin la posibilidad de comunicación con los pueblos vecinos y capitales de provincia, sino que también tienen complicado su acceso a las poblaciones a las que han de desplazarse para hacer compras, estudiar, realizar gestiones o acudir a centros sanitarios.

La actividad agropecuaria en el medio rural y su permanencia futura estará condicionada por ser atractiva, cobrar salarios justos y unas condiciones de vida y trabajo ventajosas

Indicios tan claros de que algo va mal como el cambio climático, los incendios forestales y la escasez de agua (por citar los más evidentes) aconsejan un frenazo al modelo desarrollista, pero dicho cambio no será posible mientras primen los intereses de los bancos y las grandes fortunas. 

La actividad agropecuaria en el medio rural y su permanencia futura estará condicionada por ser atractiva, cobrar salarios justos y unas condiciones de vida y trabajo ventajosas. Que haya más de un 20% de la población activa española infrautilizada laboralmente choca de frente con las encuestas a responsables de recursos humanos, que aseguran tener muchas dificultades para conseguir mano de obra en determinados sectores o perfiles.

A pesar de la reforma laboral impulsada por el actual Gobierno, que lleva meses reflejándose positivamente en las estadísticas oficiales de empleo, España sigue siendo uno de los países con mayor tasa de paro de Europa. No obstante, determinados sectores buscan desesperadamente manos para trabajar y no consiguen cubrir sus vacantes.

Se trata de las conocidas como ocupaciones de difícil cobertura y, en muchos casos, preocupa la falta de personal capacitado para cubrir estas plazas. Una situación paradógica en un país en el que, al mismo tiempo que el mercado laboral evoluciona favorablemente, con una cifra récord de contratos indefinidos, el desempleo se mantiene como uno de los grandes lastres económicos y sociales.