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El futuro del PSOE: tres en la carretera
(Querido lector: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)
Felipe nunca asiste a reuniones cuyo resultado ya conoce. La comida de hoy en Llanes era una de ellas. Concluyó temprano el curso en la UIMP del exministro del Interior. El camino a Llanes lo aprovechó para endulzar sus argumentos, los que le debían servir, durante la comida, para enrolar al ex lendakari, el hijo de Lalo para él, en la operación Citroën. De su etapa policial le quedó el gusto de llamar operación a ciertas acciones, en este caso: desarticular las opciones del último líder socialista, con un trampantojo de candidatura que fuera capaz de imantar desafectos, restándoselos a Sánchez, segándole avales y dando a las primarias, ese maldito invento, un barniz de credibilidad.
Tres días antes, durante la cena, en casa del siempre director del medio antes progresista, el nombre de la Operación hizo sonreír a los tres comensales. Me lo has puesto fácil, Presidente, con lo del nombre, le dijo el exministro. El expresidente había recordado cómo en unos dos caballos y desde el bar Citroën en el Prado de San Sebastián, en Sevilla, partió a su iniciático viaje a Suresnes.
Y esa era la idea, el mensaje que desparramó bajo el Tapies del salón el eterno tótem socialista: habló de recuperar la épica para el partido, de abrillantar las siglas con la fuerza del renacido, de un partido que hable desde las tripas, pero siempre pragmático, un partido de Estado. Un partido en el que nunca nada se dejaba al azar. Un partido al que su último líder quiso, y quiere, abarloar junto a la izquierda de Silvio Rodríguez. Un partido que debe ser necesario contrapeso a un PP camino de convertirse en un PRI hispano. Y ahí concluyó, mirando la llama que encendía su Cohíba lancero el vitalicio secretario general socialista.
Ese verbo goloso desde siempre, que ganó en vehemencia tras su amistad con un emprendedor senador chileno, esa musicalidad admirada, copiada mil veces, esa, justamente esa, buscaba el exministro para convencer, mientras esperaba ya sentado en aquel restaurante de Llanes al que llegaría a la cita como antiguo Lendakari, pero que tras el arroz con leche, sería el futuro candidato. Sabía de su darwinismo orgánico, cómo sobrevivió a Redondo, laminó a Madina, dijo no a Zapatero con lo de Rojo, se mantuvo con Sánchez y acabó absteniéndose. Un superviviente nato.
Además, sabía que este era un partido, como todos, repleto de necesidades básicas personales por cubrir. Eso sí, sería un candidato sin una licenciatura, pensó. El de Baracaldo entró sonriente y el exministro, experto en buscar química, se centró en la misión que le había sido encargada bajo el Tapies.
Misión cumplida. Dos palabras, dos mensajes que recibieron dos móviles en Madrid.
Comenzaba la segunda parte. El futuro candidato avisaría a la presidencia sureña. Así quedaron en Llanes, así lo hizo. El exlendakari no andaba sólo por tierras andaluzas, venía avalado por un amigo expresidente de la comunidad. Porque entre otras cosas debía quedar claro que la operación no era contra el socialismo andaluz. El socialismo andaluz es como el padrenuestro: justo y necesario. Lo son sus votos en el Congreso. Pero sobre todo aporta músculo a la épica socialista.
En la operación, el exlendakari haría de camarlengo del último líder, le restaría avales, sólo firmables una vez, pivotaría los desafectos en su candidatura: en definitiva, le seccionaría apoyos. Pero también conoce que el éxito de esta obra depende de saber escenificar varios “pimpinelazos”, una coreografía de discusiones acordadas, que concluirá con la tan ansiada unidad como título de crédito.
El socialismo andaluz dirá sí. Con una condición: el candidato a la presidencia del gobierno estará empadronado en Andalucía. Los tres impulsores de la operación asienten y sonríen. Saben que ,en política, el tiempo es como una brújula imantada. Ya habrá tiempo. Eso sí, saben que infravalorar al adversario es la primera bala, a veces mortal, en cualquier batalla orgánica.
Por eso, el próximo viernes 27, en un encalado pueblo de Cádiz donde nació el socialismo en Andalucía hace 130 años, el exministro cántabro colocará al final del túnel negro del socialismo al Sur como solución. Las luces largas del socialismo español apuntan a Andalucía; un titular que el exministro con su demostrada maestría lleva masajeando hace unos días.
El socialismo andaluz dirá sí. No habrá ya volantazos ni más hooligans del izquierdismo en el partido centenario.
Blindar el Estado del partido para redefinir un partido de Estado.
Y si algo falla camino del Congreso, siempre puede asistir a la reunión el que nunca acude cuando sabe el resultado.
(Querido lector: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)
Felipe nunca asiste a reuniones cuyo resultado ya conoce. La comida de hoy en Llanes era una de ellas. Concluyó temprano el curso en la UIMP del exministro del Interior. El camino a Llanes lo aprovechó para endulzar sus argumentos, los que le debían servir, durante la comida, para enrolar al ex lendakari, el hijo de Lalo para él, en la operación Citroën. De su etapa policial le quedó el gusto de llamar operación a ciertas acciones, en este caso: desarticular las opciones del último líder socialista, con un trampantojo de candidatura que fuera capaz de imantar desafectos, restándoselos a Sánchez, segándole avales y dando a las primarias, ese maldito invento, un barniz de credibilidad.