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Gente transparente
Festival internacional de eufemismos. Este fin de semana toca congreso de eslóganes engañosos. Empresa y Crédito. ¿No lo sabe ya? Y la semana que viene, Honradez y Boquerones. “Juntos salimos”, dice el lema. Amenizará la velada la orquesta Me Importa un Comino, con su éxito Triqui Triqui Triquimánabu. Ya están aquí los presidentes de la desesperación, para cubrir el expediente. Una rave en condiciones en la nave industrial de consignas de usar y tirar. Se trata de mentar justo lo que falta: trabajo, parné, vergüenza. Y provocar el efecto calculado.
Retrete abajo, huyen despavoridos los tramposos fiscales a la voz de la lista Falconetti, la primera división de los defraudadores millonetis, que suelen tener nombre, dos apellidos y un testaferro de compañía. Fraude fiscal, fraude laboral, regate en seco de Messi, cómo se la maravillaría Lola Flores pa convertirse en un torbellino de colores sin factura.
Ojo, la Inspección de Trabajo ha decidido trabajar por el prestigio de la meritocracia más transparente del planeta. Y los empresarios hacen mutis por el foro y se niegan a claudicar como todo quisque, no vayan a descubrir el pastel envenenado. Qué gente más curiosa la gente poderosa de este país. Exiliados fiscales a las duras, defraudadores morales a las maduras, pelotari en pared ajena, los grandes amantes de la solidaridad, que es el nombre por el que responde ahora la caridad. ¿Transparente? ¡No, gracias! ¿No le parece que huele un poco mal en esta apartada orilla? La gente indecente de este país ya ni disimula. En casa vemos la tele sin voz. Total …
Algunos empresarios de este rincón del mundo son transparentes, como la carne de burro. Así de claro. Sin ánimo de generalizar. Trileros de cuentas oscuras, tramposos de nacimiento, chulos, incultos, asustaviejas, lo peorcito de cada casa. Admiren las estadísticas oficiales, ahí están, tan campantes, practicando el chantaje y la extorsión, el crimen desorganizado, catástrofes rentables, especulaciones en cadena y cero coma cero en escrúpulos.
Hombre rico, hombre robado. Los falconetes de calaña cañí destacan también por su tono de voz, alto y desagradable, su gañote vil y la destreza a la hora de firmar cheques sin fondos. Un día habrá que arrancarles la máscara de cuajo: Mira, el que despidió a doscientos trabajadores mientras se najaba a Nueva York con toda la familia, a todo trapo, que para eso se asignó un sueldo mísero de cien kilos de billetes de los de antes de este desfalco. Por ahí va pavoneándose, camino del club privado, sorteando inspecciones de trabajo, cogiendo al vuelo indemnizaciones, comprando desastres, bebiendo gerundios on the rocks.
Empresa y crédito. Carcajadas in the morning sky. Industria y recato. Justicia y amiguismo. La mujer del tiempo anuncia fuertes rachas de susto, cortinillas de humo para el próximo fin de semana. Preparen las frases hechas: “Juntos salimos de marcha”. “Libertad sin ira”. “Ajustesh y recortesh”.
Por cierto, ¿qué hacía Mariano el otro día inaugurando un pájaro de hierro, en la tierra del turrón del duro, cuando tenía que estar cumpliendo con su obligación? En Copacabana, con la Roja. En Wimbledom, con Nadal. En resumidas cuentas, con los españoles que ganan algo, 'fueraparte' impuestos.
Posdata: Ya pasó, ya pasó …
Festival internacional de eufemismos. Este fin de semana toca congreso de eslóganes engañosos. Empresa y Crédito. ¿No lo sabe ya? Y la semana que viene, Honradez y Boquerones. “Juntos salimos”, dice el lema. Amenizará la velada la orquesta Me Importa un Comino, con su éxito Triqui Triqui Triquimánabu. Ya están aquí los presidentes de la desesperación, para cubrir el expediente. Una rave en condiciones en la nave industrial de consignas de usar y tirar. Se trata de mentar justo lo que falta: trabajo, parné, vergüenza. Y provocar el efecto calculado.
Retrete abajo, huyen despavoridos los tramposos fiscales a la voz de la lista Falconetti, la primera división de los defraudadores millonetis, que suelen tener nombre, dos apellidos y un testaferro de compañía. Fraude fiscal, fraude laboral, regate en seco de Messi, cómo se la maravillaría Lola Flores pa convertirse en un torbellino de colores sin factura.