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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Hecatombre

El 8M ha sido elegido como sacrificio a los dioses en mitad de la plaga del Covid-19, para así alimentar la furia contra los infieles y tratar de obtener algún rédito político.

Eso es lo que se deduce de toda la estrategia seguida por la derecha y la ultraderecha al intentar criminalizar la fecha del 8M, responsabilizando a las manifestaciones de la evolución seguida por la pandemia. Y para ello han instrumentalizado cualquier argumento creado o puesto al alcance de su mano, como por ejemplo un informe médico-forense en el que se hacía referencia a la “hecatombe” del resultado y se apuntaba la responsabilidad del Gobierno, con tal rigor que días después la magistrada Rodríguez-Médel ha archivado la causa.

Pero lo curioso es que días más tarde Pablo Casado habló de “hecatombe” en la sesión de “descontrol” del Congreso, y fue “hecatombe”  la palabra que utilizó después en sus redes, una palabra que significa “mortandad”, como recoge la primera acepción del DRAE, pero que etimológicamente quiere decir “sacrificio de 100 bueyes”, según su origen griego, que es la línea que parecen seguir al ofrecer el 8M a los dioses de sus ideas y valores.

La denuncia se ha archivado, pero no nos equivoquemos, la estrategia de la derecha y la ultraderecha continúa, pues no necesitan elementos objetivos para crear su marco ideológico contra el feminismo y la izquierda, de lo contrario no habrían iniciado esta ruta a sabiendas de que no llevaba a ninguna parte. Ellos eran plenamente conscientes de que las evidencias científicas, como, por ejemplo, el hecho de que pasado el periodo de incubación tras el 8M no se produjera una modificación significativa en la curva de contagios, o que la incidencia de casos no fuera superior en mujeres a pesar de su presencia multitudinaria en la manifestación, no apoyaban sus tesis, pero les da igual. Lo importante era, y sigue siendo, hacer creer que la culpa es del 8M, y para ello hasta se han saltado hasta uno de los principios esenciales del periodismo, como es no hacer público un “off the record”, como hicieron con las declaraciones de la Ministra de Igualdad, Irene Montero.

La derecha y la ultraderecha necesitan la crítica al 8M porque en ella aglutinan tres objetivos:

  1. Criticar al feminismo y a las mujeres, por su protagonismo y liderazgo en la transformación de una sociedad levantada sobre el androcentrismo y el machismo.
  2. Criticar a la Igualdad, que representa la antítesis de su organización social construida sobre la desigualdad para imponer su modelo jerarquizado de poder.
  3. Criticar a la izquierda, que actúa como vehículo político y social del pensamiento feminista, y lo traduce en leyes e iniciativas que facilitan la transformación social.

Y en cierto modo lo han conseguido, algo de lo que debemos ser conscientes, pues de lo contrario volveremos a tropezar con la realizad en forma de sorpresa.

Hoy da igual la realidad, lo importante es lo que se haga creer sobre ella. Y quienes llevan toda la historia creyendo lo mismo,  y ahora no están dispuestos a creer en aquello que no les viene bien, por eso los bulos y las “fake news” tienen tanto éxito, porque el compromiso no está con la verdad, sino con lo que viene bien al punto de partida para que sea también destino final.

Por eso, del mismo modo que manipularon y dijeron que no se había suspendido ninguna otra concentración de gente para no tener que suspender el 8M, ahora dirán que se han archivado porque la Fiscalía General del Estado o la Abogacía del Estado están a las órdenes del Gobierno. Y habrá mucha gente que lo creerá, porque necesita hacer verdad que el problema estuvo en el 8M para así criticar al feminismo, a las mujeres, a la Igualdad y a la izquierda. Ya han creado el marco que reactualiza el mito de la Eva sobre la maldad y perversidad de las mujeres, y este permanecerá en la mente de aquellas personas que lo necesiten para no tener que cuestionar sus ideas y valores, ni enfrentarse a la realidad que les incomoda.

¿Qué se debe pensar del informe de la Guardia Civil y del informe médico-forense que sostenían la responsabilidad del Gobierno en la evolución de la pandemia y en sus terribles consecuencias? ¿Qué debemos deducir de la profesionalidad de los medios que elaboraron las informaciones que luego incluyeron esos informes, para después esos mismos medios utilizar los informes como elemento de objetividad? ¿Qué debemos pensar de un partido y de su líder capaz de utilizar en el Parlamento los mismos argumentos, hasta con misma palabra (hecatombe), para definir lo ocurrido y la responsabilidad del Gobierno por el 8M?

Las políticas de Igualdad son un reflejo de la situación social, y el feminismo es un pensamiento y una teoría crítica que cada día trabaja para lograr la Igualdad, y sus logros están transformando el planeta. Si la derecha o la ultraderecha piensan que van a poder parar la Igualdad y al feminismo se equivocan. Están tan ajenos a la realidad que no se dan cuenta de que muchas de las políticas de Igualdad que criticaban hace unos años cuando se pusieron en marcha, ahora son utilizadas por sus votantes, diputados y diputadas como algo completamente normal. Y así ocurrirá dentro de poco con las que se plantean ahora.

Porque lo que es una hecatombe (en su acepción de “desgracia”) es la desigualdad y el machismo, y el juego que le hacen algunos.

El 8M ha sido elegido como sacrificio a los dioses en mitad de la plaga del Covid-19, para así alimentar la furia contra los infieles y tratar de obtener algún rédito político.

Eso es lo que se deduce de toda la estrategia seguida por la derecha y la ultraderecha al intentar criminalizar la fecha del 8M, responsabilizando a las manifestaciones de la evolución seguida por la pandemia. Y para ello han instrumentalizado cualquier argumento creado o puesto al alcance de su mano, como por ejemplo un informe médico-forense en el que se hacía referencia a la “hecatombe” del resultado y se apuntaba la responsabilidad del Gobierno, con tal rigor que días después la magistrada Rodríguez-Médel ha archivado la causa.