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La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Semana verde y morada

Las derechonas, españolista y catalanista, se retroalimentan. Enésima prueba: este sábado en Perpiñán. De un lado, el ex president Puigdemont (JxCat) que, a diferencia de Oriol Junqueras (ERC), huyó para no afrontar consecuencias, boicotea la mesa de diálogo que la izquierda independentista ha logrado del gobierno PSOE-UP. Y de otro, Casado, Feijoo y Rajoy de mitin en Galicia pero representados, allí en Francia, por los más papistas del conservadurismo rancio, Salvador Sostres y Arcadi Espada,Arcadi Espada metiendo palo en candela, fingiendo criticar, pero compartiendo objetivo con Puigdemont y JxCat: frustrar toda solución negociada y eternizar el conflicto.

Llevan años embaucándonos con el dime y direte de “a los españoles no nos humilla nadie”, “pues anda que a los catalanes”; haciéndonos perder tiempo y energía claves para recuperar las condiciones laborales, salariales, de pensiones, educativas y sanitarias, de justicia y atención a la dependencia… que tanto han empeorado desde la crisis-estafa de 2008. Rajoy aplicó el austericidio impuesto por la UE de Merkel tan convencido y contento como en Cataluña hicieron Puigdemont y, antes, Artur Mas. No puede extrañar, comparten neoliberalismo. Ninguno pondrá un pero al plan de los bancos que se anuncia este 2020: cobrar comisiones a saco.

El PP engorda el independentismo catalán desde que en 2006 recurrió al Constitucional el Estatut. No cabe minimizar el sentimiento de agravio de la multitud que acudió a Perpiñán con Puigdemont, 110.000 según la policía francesa. Ni infravalorar la irresponsabilidad del ex president que llama a “la lucha definitiva”. Pero sí preguntrarnos: ¿cuáles son nuestros desafíos reales? ¿Los retos que harán que nuestras vidas progresen o se estanquen?

Marea verde en defensa de la escuela pública

Dos emergen esta semana de modo que ninguna pugna territorial debe eclipsar: el educativo y el feminista. Sobre enseñanza, está previsto que este martes apruebe el Consejo de Ministros la ley educativa que revierta la segregación que la ley Wert imponía a edad temprana entre los “dotados” para la Universidad y quienes debían salir y ponerse a trabajar, devuelva peso a la comunidad educativa (profesores, laborales, familias, alumnos) frente al nombramiento del director por la Administración y limite el peso de la religión.

Pero en Andalucía el miércoles hay huelga de enseñanza y manifestaciones, mañana y tarde, para docentes y familias, en las ocho provincias. Porque la Junta de PP y Cs que Vox sostiene ha sacado un decreto de escolarización para los 1,8 millones de estudiantes con el que intenta pasar de la proporción de 77% de plazas escolares públicas y 23% privadas-concertadas (en 2008 era el 86% y 14%) a la situación de Madrid con 55% privada-concertada y el 45% pública.

El consejero, Javier Imbroda, se escuda en la libertad de elección de las familias para defender que hasta en barrios sin concertados se pueda pedir colegio concertado de otras zonas. Lo que busca engordar la demanda y, en un siguiente paso, cerrar líneas de colegios públicos, despedir profesorado y hacerle negocio a centros elitistas que en realidad disuaden a las familias trabajadoras con los precios del comedor, aula matinal y extraescolares para cribar al alumnado.

Curioso capitalismo el de la derecha española que hace que los dueños de colegios -y hospitales- privados se lucren del Estado. Los impuestos están para dar servicios universales, gratuitos. En el caso educativo justo para fomentar que cada cual se desarrolle según su capacidad con independencia del origen social, no para perpetuar el clasismo. Ni para hacer proselitismo religioso, como aquí pasa, ya que siete de cada diez alumnos de la concertada lo son de centros de la Iglesia católica.

Lucha feminista contra la injusticia

Centenares de católicas, laicas y religiosas, de comunidades y teólogas, protestaron el domingo frente a las catedrales para reclamar igualdad en el seno de la Iglesia a una semana del gran 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se prepara.

Repetir el éxito de las dos convocatorias previas es todo un reto, pero ya que sigue la desigualdad estructural, habrá que clamar hasta tumbarla.

Están los machistas a cara descubierta de Vox, están los acosadores, abusadores, violadores, maltratadores y asesinos… Pero el sistema social y productivo, sibilino, ejerce su violencia cuando el paro en España es del 14,2%, pero entre las mujeres sube al 17%. Que España es el segundo país de la UE con más paro de mujeres solo superado por Grecia y a diez puntos por encima de la media europea, del 7%. Que en comunidades como Andalucía el paro femenino sube al 24,4% y, entre menores de 25 años, 43 de cada 100 no trabaja.

La injusticia de la explotación de las mujeres para tareas ingratas y no remuneradas, de cuidados, de la casa y el abuso de menos salario por igual trabajo, se tienen que acabar ya. Por eso el 8 de marzo, en todas estas ciudades y horarios, nos convoca a manifestarnos.

Las derechonas, españolista y catalanista, se retroalimentan. Enésima prueba: este sábado en Perpiñán. De un lado, el ex president Puigdemont (JxCat) que, a diferencia de Oriol Junqueras (ERC), huyó para no afrontar consecuencias, boicotea la mesa de diálogo que la izquierda independentista ha logrado del gobierno PSOE-UP. Y de otro, Casado, Feijoo y Rajoy de mitin en Galicia pero representados, allí en Francia, por los más papistas del conservadurismo rancio, Salvador Sostres y Arcadi Espada,Arcadi Espada metiendo palo en candela, fingiendo criticar, pero compartiendo objetivo con Puigdemont y JxCat: frustrar toda solución negociada y eternizar el conflicto.

Llevan años embaucándonos con el dime y direte de “a los españoles no nos humilla nadie”, “pues anda que a los catalanes”; haciéndonos perder tiempo y energía claves para recuperar las condiciones laborales, salariales, de pensiones, educativas y sanitarias, de justicia y atención a la dependencia… que tanto han empeorado desde la crisis-estafa de 2008. Rajoy aplicó el austericidio impuesto por la UE de Merkel tan convencido y contento como en Cataluña hicieron Puigdemont y, antes, Artur Mas. No puede extrañar, comparten neoliberalismo. Ninguno pondrá un pero al plan de los bancos que se anuncia este 2020: cobrar comisiones a saco.