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Los inmigrantes somos humanos, no armas arrojadizas, señor Feijóo

14 de agosto de 2024 21:49 h

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Estamos en año electoral en Estados Unidos y cada vez que el candidato y expresidente Trump pregona sus deportaciones masivas y criminaliza a los inmigrantes, un escalofrío me recorre la espalda. Y eso que, como inmigrante “legal” (es decir, con documentos), blanca, casada con un estadounidense y, encima, madre, en teoría sus amenazas no me afectan. 

Soy lo que, según el líder del Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo se puede considerar como “migrante buena”, aunque mi camino haya sido de aquí para allá y no al revés. Y es que estas tácticas de la derecha estadounidense se están copiando casi palabra por palabra en toda Europa, y en España no íbamos a ser menos. 

Pero este verano el señor Feijóo, acompañado del resto del PP, ha decidido finalmente trazar la línea en la arena que los separa del partido ultraderechista Vox. Y lo han hecho, aunque parezca mentira, en materia de inmigracion. 

Resulta que a principios de este mes de julio, varios gobiernos comunitarios del PP aceptaron el traslado de Menores Extranjeros No Acompañados (MENAs), colectivo al que Vox ha tenido en el centro de la diana xenófoba que llaman discurso político desde que Abascal irrumpió en la escena política del país. Esto provocó una ruptura entre las dos fuerzas políticas, con la consecuente salida de gobiernos autonómicos del PP.

La realidad es que el PP y Vox acogen con brazos abiertos a los inmigrantes ucranianos y rechazan a los africanos

Pero no se crean que esta transformación de la cúpula popular significa que han cambiado sus maneras, que poco después Feijóo salió a la palestra a seguir vinculando la inmigración con la delincuencia. El 23 de julio sin ir más lejos tumbaron junto con Junts la reforma de la Ley de Extranjería para el reparto obligatorio de los mismos menores migrantes que solo unas semanas antes habían salido a defender. 

Y, aunque el presidente andaluz Juan Manuel Moreno se llene la boca al decir que él no participa en la “cacería al migrante”, la realidad es que el PP y Vox acogen con brazos abiertos a los inmigrantes ucranianos y rechazan a los africanos

Por qué les contaba yo todo esto, pues porque quiero que se entienda bien lo que está pasando: Feijóo y los populares han decidido que finalmente van a parecer los “razonables” en materia migratoria al lado de Vox, pero al mismo tiempo dejan en la estacada a los menores migrantes que aseguran defender. Porque con el mismo talante te dicen que no acoger a menores no acompañados es racista, que te dicen que son unos delincuentes, homófobos, machistas y demás apelativos cariñosos.

Los inmigrantes no somos armas arrojadizas en su batalla política. Ni somos paquetes de Amazon que se reparten

Y esto me duele, porque si a mí se me ponen los pelos como escarpias cuando escucho lo que Trump tiene que decir de los inmigrantes, imagínense lo que se les viene a unos chavales que han arriesgado su vida para llegar a España donde creen que van a tener un futuro mejor, se encuentran viviendo en unas condiciones infrahumanas, y encima los políticos de la región les montan la del estereotipo. 

Qué les entrará por el cuerpo al medio millón de personas migrantes que viven y trabajan en España sin “papeles” –y, por tanto, sin derechos– de saber que la Ley de Extranjería admitida el congreso por Iniciativa Legislativa Popular con más de 600.000 firmas está en las manos de políticos que no dudan un segundo en jugar con sus vidas para sacar ventaja. 

Pues mire usted, señor Feijóo, señor Moreno Bonilla, los inmigrantes no somos armas arrojadizas en su batalla política. Ni somos paquetes de Amazon que se reparten. Somos personas, con derechos, necesidades y sentimientos. Me atrevería a decir que lo mismito que ustedes. Menos los sentimientos, claro. 

Estamos en año electoral en Estados Unidos y cada vez que el candidato y expresidente Trump pregona sus deportaciones masivas y criminaliza a los inmigrantes, un escalofrío me recorre la espalda. Y eso que, como inmigrante “legal” (es decir, con documentos), blanca, casada con un estadounidense y, encima, madre, en teoría sus amenazas no me afectan. 

Soy lo que, según el líder del Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo se puede considerar como “migrante buena”, aunque mi camino haya sido de aquí para allá y no al revés. Y es que estas tácticas de la derecha estadounidense se están copiando casi palabra por palabra en toda Europa, y en España no íbamos a ser menos.