Juristas frente al éxodo a TRAPPIST-1

Cuando aquel avión reventó la torre gemela de Nueva York el 11S de 2001 previmos lo que vendría tal como ha sucedido. Ahora cuando Trump en su primera intervención ante el Congreso en Washington habla de aumento espectacular del gasto militar para que EEUU “vuelva a ganar guerras”, Wall Street marca máximos, un 70% de estadounidenses le respalda y hasta la prensa, “enemigo del pueblo”, aplaude tanto su moderación formal que olvida criticar el fondo. ¿Puede un mandatario organizar el crecimiento de su país sobre la base del ataque a otros? ¿Es legal?

El mundo civilizado está siendo desmontado. La UE, en concreto, explora cuatro vías de involución en su reciente Libro Blanco. El imperio de la ley, el estado de derecho, se desarticulan a pasos decididos hasta devolvernos a la selva primigenia. El capitalismo no se ha conformado con El fin de la historia que Fukuyama declaró en 1992, tras la caída del muro en el 89 y del bloque comunista, sino que está empeñado en dar marcha atrás hasta la era primitiva o incluso el Big Bang. ¿Verdad que no reímos porque no es descartable tal probabilidad?

Sentimos que la ley no nos protege. Que es papel mojado. Máscara humanitaria de un sistema bestial. “¿Os creísteis lo de que ”Hacienda somos todos“?”, preguntó la abogada del Estado en el caso Noos. En esta senda, la semana en que el delincuente Iñaki Urdangarín, condenado a seis años de cárcel logra eludir la prisión provisional, sin fianza, y volver a su casa, fuera de la Europa comunitaria, por ser el marido de una Infanta, la semana en que el presidente de Murcia es citado como imputado por prevaricación, fraude, falsedad documental y malversación el gobierno central, de su partido, el PP, cambia a los fiscales incómodos por perseguir la corrupción.

¿Dónde están la ley y los juristas? Deberían estar. Se les espera. ¿Preparan alguna reacción conjunta para amparar a esos compañeros fiscales que denuncian presiones, ataques, robos, acoso mafioso-político anti democrático? ¿Acaso pesan más las diferencias ideológicas entre asociaciones progresistas y conservadoras? ¿Separan más las envidias personales? ¿Tira más el sueño de un cargo que dos carretas? ¿Cómo quien mejor conoce la ley y su aplicación deja pasar un día más sin poner su eficacia, de oficio, al servicio de los ciudadanos?

Me espanta con qué facilidad se instala el argumento de Trump y otros trogloditas de que el respeto a la ley es una chorrada de “gente sofisticada” y que la realidad rabiosa debe llevar al uso de la tortura, que “funciona”. Me aterra que la UE apruebe expulsar a un millón de sin papeles, menores incluidos, no se sabe a dónde, aumentando el tiempo de retención como si fueran delincuentes. Y que el Derecho no salga a nuestro amparo de inmediato.

Mientras, la NASA convoca rueda de prensa. Vende el descubrimiento de siete planetas, ¡siete nada menos!, en un sistema llamado TRAPPIST-1 en honor de la estrella enana ultrafría alrededor de la que gira. Son esperanza para nuestro éxodo cuando la Tierra reviente. Periodistas, medios, ciudadanos nos entusiasmamos con el hallazgo. Es tan hermosa la foto, ¿la foto, en serio? del páramo de atardecer perpetuo, adornado con dos o tres lunas brillando a lo lejos. Estamos tan huérfanos de asideros reales -¡demoledor el testimonio del alcalde de Cádiz sobre los encargos a Navantia de Arabia, sic transit la esperanza política!- que nos aferramos a la fantasía. Fantasía, sí. Porque alguien ha pasado por alto el detalle de que... 40 años luz son demasiado para los humanos.

El espejismo no es inocuo. Nos entretiene de la tarea urgente: reaccionar todos juntos, ciudadanos, trabajadores, profesionales de áreas diversas, cada cual con sus herramientas, para evitar el colapso de este mundo, el único habitable que tenemos a mano, tan gravemente amenazado.

Cuando aquel avión reventó la torre gemela de Nueva York el 11S de 2001 previmos lo que vendría tal como ha sucedido. Ahora cuando Trump en su primera intervención ante el Congreso en Washington habla de aumento espectacular del gasto militar para que EEUU “vuelva a ganar guerras”, Wall Street marca máximos, un 70% de estadounidenses le respalda y hasta la prensa, “enemigo del pueblo”, aplaude tanto su moderación formal que olvida criticar el fondo. ¿Puede un mandatario organizar el crecimiento de su país sobre la base del ataque a otros? ¿Es legal?

El mundo civilizado está siendo desmontado. La UE, en concreto, explora cuatro vías de involución en su reciente Libro Blanco. El imperio de la ley, el estado de derecho, se desarticulan a pasos decididos hasta devolvernos a la selva primigenia. El capitalismo no se ha conformado con El fin de la historia que Fukuyama declaró en 1992, tras la caída del muro en el 89 y del bloque comunista, sino que está empeñado en dar marcha atrás hasta la era primitiva o incluso el Big Bang. ¿Verdad que no reímos porque no es descartable tal probabilidad?