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Misterios variados
Ya puede ir a “descambiar” su voto, señora. Lo digo por si no le ha gustado el futuro del Sur, convertido en laboratorio electoral. Alguien nos está utilizando con vistas al mal y nosotros nos hacemos el longui con ese particular desdén encantador y sintomático. Los analistas de la cosa chunga intentan comprender a esa mujer, Andalucía. Hablan haciendo eses, confiesan que han bebido, recitan prosa violenta y despiadada. Vámonos con el dolor, el sacrificio, la humildad, la paciencia, el interés creado, la cara y las cruz, para más inri.
Los tiempos no están cambiando, falsa alarma, pero anuncian la llegada a Andalucía del señor Bob Dylan y no vea usted cómo nos congratulamos sus fieles acólitos. Las coplas cargadas de simbolismo del mítico nota de Minesota dibujan signos de interrogación en el aire viciado y paradójico del ladronzuelo mes de abril. Dylan cantará en julio en Granada y Córdoba, gran oportunidad para que los asesinos de palabras confiesen algunos de sus pecados, un greatest hits si acaso, y que los falsos profetas se retiren a sus aposentos.
Ya puede ir a “descambiar” su voto. La gente anda hoy con tanta prisa & ansiedad que da las cosas por hechas y los hechos por perdidos. Los niños chicos mimados parecen más resistentes al presunto fracaso y no buscan triunfos de mentirijilla entre los restos del naufragio. El loco se ha vuelto mundo, ahora resulta que una persona puede arruinar la vida de medio planeta y que el rescate de víctimas será complicado, claro, y que el entente que nos entretiene firmará un pacto secreto en aras de lo que sea. Vamos a necesitar un psicólogo de masas, oiga.
Ya puede ir a “descambiar” su avioncito de juguete. Los tiempos cambian una barbaridad el semblante del busto parlante que nos canta las noticias con su habitual arte descomunal. A partir de ahora miraremos con lupa lo que se ponga por delante y será más difícil escaparse, claro, y reclamaremos daños y perjuicios a los hombres y mujeres del tiempo cuando no nos pinten un sol en condiciones. En realidad, queda todo por hacer. Ahora lo suyo sería que ustedes, estimados representantes, se comporten como lo que son. Nosotros somos los votantes. Y ustedes, nuestros representantes. ¿Queda claro? Al ritmo triste de la cortadora de césped, se presenta un año la mar de desagradable para ustedes, nuestros amantes de lo ajeno, pues tienen que someterse a las investigaciones judiciales y a nuestro voto. Con lo tranquilitos que nos cabalgaban a lomos de sus miedos de incomunicación.
Hay un debate abierto y nadie ha tirado de la cadena. ¿Usted ha votado contra la austeridad, contra la corrupción o contra quién? La respuesta, sostiene Dylan, sigue flotando en el viento racheado, habrá brumas por la mañana y fuertes decepciones cuando la luna sea pan comido.
Volvamos a las andadas. Esta gente tan acostumbrada a mandar y buscar enemigos, no sabe, ni contesta, ahora que se tercia el diálogo, la negociación, lo que en Expaña se llama vulgarmente bajarse los pantalones, hacer concesiones, cago en la leche, tender la mano al enemigo a regañadientes y esperar tras la curva a ver si parece otro accidente. Tú sabes.
Ya está aquí el olvido y lo contrario del clientelismo. Divide y perderás. Toda la culpa no la tuvo Yoko Ono, a las pruebas se remiten Ruz y Alaya, nuestros héroes de dibujitos animados, que permanecerán expuestos en besamanos unos cuantos días, los días menos pensados.
Ya puede ir a “descambiar” su voto, señora. Lo digo por si no le ha gustado el futuro del Sur, convertido en laboratorio electoral. Alguien nos está utilizando con vistas al mal y nosotros nos hacemos el longui con ese particular desdén encantador y sintomático. Los analistas de la cosa chunga intentan comprender a esa mujer, Andalucía. Hablan haciendo eses, confiesan que han bebido, recitan prosa violenta y despiadada. Vámonos con el dolor, el sacrificio, la humildad, la paciencia, el interés creado, la cara y las cruz, para más inri.
Los tiempos no están cambiando, falsa alarma, pero anuncian la llegada a Andalucía del señor Bob Dylan y no vea usted cómo nos congratulamos sus fieles acólitos. Las coplas cargadas de simbolismo del mítico nota de Minesota dibujan signos de interrogación en el aire viciado y paradójico del ladronzuelo mes de abril. Dylan cantará en julio en Granada y Córdoba, gran oportunidad para que los asesinos de palabras confiesen algunos de sus pecados, un greatest hits si acaso, y que los falsos profetas se retiren a sus aposentos.