Andalucía Opinión y blogs

Sobre este blog

Mudanza

0

Cuánto se sufre en una mudanza es algo para lo que no sé si existe medidor, aunque sí haya gente que sabe aquilatar las ganancias. Muchos artistas han parido sus mejores prosas y líricas por esa mutación de sentimientos de sus amadas o amados. Joaquín Sabina se sincera en “Sintiéndolo mucho”, el documental precioso de Fernando León sobre el poeta y cantante: “Me gusta la vida doméstica, pero no se me ocurre nada que escribir”. Todo el mundo sabe que el despecho es lo que inspiró a Shakira su mayor éxito. Las mudanzas en el amor pueden ser un filón. El dolor, parafraseando a la colombiana, factura. 

Sí que producen dolor las mudanzas. Lo ha comprobado la fisioterapeuta que me asiste, Luisa Fernanda, cuando me vio llegar por la puerta de su clínica cojeando de una cadera y sin poder torcer el cuello ni a izquierda ni a derecha. ¿Y eso? Estoy de mudanza. Entendió la gravedad del asunto nada más tenderme en la camilla y tocar las contracturas. Mano de santa. Ya saben que la RAE admite dos acepciones, la de mudar de sentimientos o actitudes y la de mudar de sitio. Ahora mismo, bajo las cadenas de las contracturas, no aconsejo a nadie cambiar de casa. Es un proceso penoso no solo en lo físico, también en lo psíquico. Comenzar a sacar objetos personales de varias décadas, entre ellos papeles y libros, genera cabreo y desazón. ¿Qué hacer con todo esto? ¿Tirarlo al punto limpio, regalarlo o meterlo en cajas rotuladas “a revisar” no se sabe cuándo, quizás nunca? Con lo bien que estaban ahí en el rincón del polvo y olvido. ¿Qué hacer con esos apuntes y libros del cole, el insti y la uni? La casualidad, como una bruja, hizo caer desde el último estante del trastero los tomos ‘Tamames’ sobre economía española e internacional y un libro de Oriana Fallaci.  

Qué dos ejemplos de mudanza vital. Confieso que Ramón Tamames nunca me cayó bien, quizás por una leyenda universitaria: que siendo comunista en su casa había criadas con cofia. Si bien, sus tochos sobre historia económica fueron referentes durante años en muchas disciplinas, entre ellas las de periodismo, y había que estudiarlo. A Oriana Fallaci la idolatraba como la periodista que deseaba ser: maestra de entrevistas, brava enviada especial en las guerras y con apasionadas historias de política, de su vida y sus amores que trasladaba a libros. 

Las mudanzas ideológicas y oportunistas de Tamames son conocidas, con el colofón de su candidatura a la Presidencia del Gobierno en la moción de censura de Vox. Aunque lo de Tamames es esperpéntico y caricaturesco, no es nueva la mudanza en política para sobrevivir. Lo dijo Cervantes en Don Quijote cuando este asumió que los molinos de viento no eran gigantes: “Calla, amigo Sancho, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza”. Cito dos ejemplos cercanos y con reacciones distintas. 

Todos los funcionarios acusados y procesados en el ‘caso ERE’ fueron absueltos por los informes de los interventores contra el sistema de ayudas, mientras los políticos fueron condenados.

Aunque le costó, Pedro Sánchez admitió tras un enorme vapuleo de la oposición y de los medios de comunicación la realidad de que la ley del 'solo sí es sí' de su Gobierno (aunque de la parte de Unidas Podemos) “ha tenido efectos indeseados” como numerosas rebajas de condena de delincuentes sexuales; por ello ordenó al PSOE su reforma y dijo ante los micrófonos: “Lo siento mucho”.

La investigación realizada por Daniel Cela en elDiario.es Andalucía ha desvelado que el Gobierno del PP de la Junta de Andalucía había realizado contratos a dedo con clínicas privadas en los últimos dos años amparándose en un decreto ley derogado en mayo de 2021. El objetivo era derivar pacientes a los centros privados para desestresar las listas de espera, si bien a la par se suprimían contratos de sanitarios en los centros públicos. Hay que anotar aquí que una de las patas del ‘caso ERE’ y por la que numerosos cargos socialistas fueron condenados a inhabilitación y cárcel fue por el uso de un procedimiento administrativo en la concesión de ayudas sin publicidad y concurrencia pública. Pese a que el presidente del Gobierno andaluz ha ordenado, tras publicarse la información, que cese la contratación con las privadas bajo este procedimiento, Juanma Moreno califica la noticia y las críticas de la oposición de “mucho ruido y pocas nueces”, negando que el trámite sea irregular y amparándose en informes favorables de los servicios jurídicos y de la Intervención de la Junta. Hay letra pequeña en esta advertencia del presidente Moreno: todos los funcionarios acusados y procesados en el ‘caso ERE’ fueron absueltos por los informes de los interventores contra el sistema de ayudas, mientras los políticos fueron condenados. 

Las de Sánchez y Moreno son dos mudanzas de diferente tono ante “las cosas de la guerra” por las elecciones encima. Y puede que ese tono sea reflejo de las expectativas de PP y PSOE ante los comicios de mayo y generales. El presidente andaluz saca pecho como si fuera el Quijote y a Pedro Sánchez se le va más de Sancho Panza.  

Las mudanzas de Fallaci, fallecida en 2006, causaron sorpresa en sus admiradores. De procedencia humilde, activista en numerosas causas y feminista, desplegó, sobre todo tras los atentados del 11S de Nueva York, un inusitado odio hacia el árabe de religión musulmana, quejándose también muchas veces de la llegada de inmigrantes africanos a Europa como una invasión, por lo que fue denunciada de xenofobia y racismo. No sé si, de vivir hoy, Fallaci simpatizaría con Giorgia Meloni. Prefiero dejarla en el altillo de polvo de aquellos años en los que la admiraba y desisto de enviar su libro de amor a un partisano y poeta griego al punto limpio. Yo también he mudado no solo de casa: mis referentes ahora son cercanos, de los que los periodistas españoles llamamos de la periferia. Como dijo Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla, en la entrega de los premios de Comunicación a Lourdes Lucio-Villegas y Lucrecia Hevia, “hay que ser valientes” y defender que lejos de Madrid (y de Nueva York, donde vivió Fallaci, u otra capital) también se hace buen periodismo. 

Cuánto se sufre en una mudanza es algo para lo que no sé si existe medidor, aunque sí haya gente que sabe aquilatar las ganancias. Muchos artistas han parido sus mejores prosas y líricas por esa mutación de sentimientos de sus amadas o amados. Joaquín Sabina se sincera en “Sintiéndolo mucho”, el documental precioso de Fernando León sobre el poeta y cantante: “Me gusta la vida doméstica, pero no se me ocurre nada que escribir”. Todo el mundo sabe que el despecho es lo que inspiró a Shakira su mayor éxito. Las mudanzas en el amor pueden ser un filón. El dolor, parafraseando a la colombiana, factura. 

Sí que producen dolor las mudanzas. Lo ha comprobado la fisioterapeuta que me asiste, Luisa Fernanda, cuando me vio llegar por la puerta de su clínica cojeando de una cadera y sin poder torcer el cuello ni a izquierda ni a derecha. ¿Y eso? Estoy de mudanza. Entendió la gravedad del asunto nada más tenderme en la camilla y tocar las contracturas. Mano de santa. Ya saben que la RAE admite dos acepciones, la de mudar de sentimientos o actitudes y la de mudar de sitio. Ahora mismo, bajo las cadenas de las contracturas, no aconsejo a nadie cambiar de casa. Es un proceso penoso no solo en lo físico, también en lo psíquico. Comenzar a sacar objetos personales de varias décadas, entre ellos papeles y libros, genera cabreo y desazón. ¿Qué hacer con todo esto? ¿Tirarlo al punto limpio, regalarlo o meterlo en cajas rotuladas “a revisar” no se sabe cuándo, quizás nunca? Con lo bien que estaban ahí en el rincón del polvo y olvido. ¿Qué hacer con esos apuntes y libros del cole, el insti y la uni? La casualidad, como una bruja, hizo caer desde el último estante del trastero los tomos ‘Tamames’ sobre economía española e internacional y un libro de Oriana Fallaci.