Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
Más allá del PIB, ¿una búsqueda inexcusable?
Hace más de medio siglo, el senador estadounidense Robert F. Kennedy lanzó una famosa crítica contra el PIB cuando dijo que el mismo “lo mide todo... excepto lo que hace que la vida valga la pena”. De hecho, ya comentamos que los tres elementos que deja fuera son las desigualdades, el tiempo de cuidado y ocio que no se refleja lógicamente en el mercado, y, sin embargo, incluye las externalidades negativas, como por ejemplo la contaminación. Existe una gran diversidad de propuestas alternativas al PIB que se centran en las cuestiones importantes de la vida, y podemos discutir mucho sobre cuáles son. Así, cuando llegó el COVID salió a la luz que existen aspectos esenciales, y otros que no lo son. La difusión de otras medidas es importante porque, como afirma el economista y también premio Nobel Stiglitz, “si no mides lo correcto, difícilmente puedes hacer lo correcto”.
Una de las más conocidas es el denominado Indice de Desarrollo Humano, aplicada por la ONU desde 1990. Esta medición tiene en cuenta los resultados medios de un país en tres dimensiones, el PIB, la salud y la educación, estando España en el puesto 26 en 2024 y USA en el 20. Posteriormente, desde 2010 se publica este mismo índice teniendo en cuenta la desigualdad en esos resultados, los que sitúa a España en el puesto 38 en 2022, y a USA al 27, según el último dato publicado en 2024. Lo interesante de esta propuesta es su base teórica. El origen de esta medida está en el pensamiento del premio Nobel de Economía Amartya Sen, que defendía el desarrollo de una sociedad como la ampliación de las capacidades de las personas para tener un proyecto de vida.
Sen define la capacidad como la confluencia de unos medios físicos, unas condiciones personales y unas condiciones institucionales para la realización de una actividad. Por ejemplo, hasta 2017 las mujeres no podían conducir en Arabia Saudí, o actualmente las viviendas no son accesibles para una parte de la población, no sólo por problemas económicos, sino porque no tienen baños adaptados a las personas con movilidad reducida. Mi conocimiento de las propuestas de Amartya Sen, allá por los 90, supuso para mí una forma diferente de entender la economía y un argumentario para entender que la producción, es decir el PIB, es sólo un medio y no el único para una vida digna. Como dijo Aristóteles, la felicidad es el bien supremo y, todo lo demás (dinero, consumo…) son medios para alcanzarla.
La llegada de la Gran Depresión llevó al presidente francés Sarkozy a promover la realización del informe “Más allá del PIB”, dirigido por Stiglitz, Sen y Fitoussi en 2009. Este dio al “Index of Better Life”, publicado por la OCDE, mediante el cual se evalúan 11 dimensiones. Según los últimos datos, España obtiene buenos resultados en muchas dimensiones de bienestar general, en comparación con los otros 39 países incluidos en el Índice para una Vida Mejor. España tiene en promedio mejor desempeño en el balance vida-trabajo, salud, relaciones sociales y seguridad, muy parecido a la media en satisfacción con la vida e ingresos, pero por debajo en medioambiente, educación, empleo, comportamiento cívico y un mayor gasto en vivienda.
El Telediario sólo habla del PIB, de la prima de riesgo y de la Bolsa. Es la pescadilla que se muerde la cola: si no se conocen, no podemos tomar conciencia de cuál es la situación de lo verdaderamente importante.
La tercera medida, que sólo se ha empleado hasta ahora en estudios académicos, es una propuesta de la economista Kate Raworth de 2017, que es diferente a las anteriores por dos motivos. La primera de ellas es que se centra en evaluar si toda la sociedad a nivel mundial tiene asegurado lo mínimo en 11 dimensiones sociales. Por tanto, se plantea que una sociedad avanzada no se mide por el logro medio, sino por no dejar a nadie atrás. La segunda diferencia es que separa específicamente al medioambiente del resto de dimensiones, puesto que la humanidad vivirá de una forma segura si lo hace dentro de los 9 límites medioambientales.
Esta autora emplea la propuesta que procede del reputado Stockholm Resilience Center, cuyos estudios son todo un referente mundial en estudios ambientales. Pues bien, ya hemos traspasados 6 de los 9 evaluados a nivel mundial. Respecto a este tema se han publicado diferentes artículos, uno de ellos con una comparativa mundial en el que se establece que ningún país estaba dentro de los límites ambientales seguros y dentro de unos umbrales dignos para las personas en 2014. Recientemente, la autora de este artículo de opinión, junto a otros economistas, hemos aplicado esta metodología a los países europeos para el año 2019, con variables más ajustadas a la realidad social y medioambiental de Europa. Los resultados nos indican que ningún país se sitúa dentro del espacio seguro y justo que define Raworth.
Considero que estas medidas no se utilizan por dos motivos. El primero de ellos es que el Telediario sólo habla del PIB, de la prima de riesgo y de la Bolsa. Es la pescadilla que se muerde la cola: si no se conocen, no podemos tomar conciencia de cuál es la situación de lo verdaderamente importante. El segundo, más que un motivo, es una intuición. En nuestra vida diaria, ¿cuáles son nuestras prioridades? ¿Nuestra salud, la limpieza del parque por el que paseamos, la educación...? ¿O nuestra cuenta corriente?
Hace más de medio siglo, el senador estadounidense Robert F. Kennedy lanzó una famosa crítica contra el PIB cuando dijo que el mismo “lo mide todo... excepto lo que hace que la vida valga la pena”. De hecho, ya comentamos que los tres elementos que deja fuera son las desigualdades, el tiempo de cuidado y ocio que no se refleja lógicamente en el mercado, y, sin embargo, incluye las externalidades negativas, como por ejemplo la contaminación. Existe una gran diversidad de propuestas alternativas al PIB que se centran en las cuestiones importantes de la vida, y podemos discutir mucho sobre cuáles son. Así, cuando llegó el COVID salió a la luz que existen aspectos esenciales, y otros que no lo son. La difusión de otras medidas es importante porque, como afirma el economista y también premio Nobel Stiglitz, “si no mides lo correcto, difícilmente puedes hacer lo correcto”.
Una de las más conocidas es el denominado Indice de Desarrollo Humano, aplicada por la ONU desde 1990. Esta medición tiene en cuenta los resultados medios de un país en tres dimensiones, el PIB, la salud y la educación, estando España en el puesto 26 en 2024 y USA en el 20. Posteriormente, desde 2010 se publica este mismo índice teniendo en cuenta la desigualdad en esos resultados, los que sitúa a España en el puesto 38 en 2022, y a USA al 27, según el último dato publicado en 2024. Lo interesante de esta propuesta es su base teórica. El origen de esta medida está en el pensamiento del premio Nobel de Economía Amartya Sen, que defendía el desarrollo de una sociedad como la ampliación de las capacidades de las personas para tener un proyecto de vida.