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Prever el Gordo de Navidad y no comprarlo

¿A alguien se le ocurriría sabiendo el número que saldrá premiado en el Sorteo de Navidad, no comprarlo? ¿Y al contrario? ¿Si supiésemos que el décimo que sostenemos en la mano nos traerá pobreza, desgracia dudaríamos en pedir al lotero otro distinto?

Si en el “juego de azar” lo vemos claro, deberíamos planteárnoslo en el “vital”, donde nos jugamos más.

Porque a ver, ¿acaso el 11-S 2001, cuando vimos chocar los aviones contra las torres gemelas, no supimos la que se le venía al mundo árabe y que, de propina, los demás, seríamos víctimas colatelares del recorte de derechos y libertades?

Y, más recientemente, más cerca, en España, ¿no supimos que si ganaba el PP (tras el harakiri que se hizo ZP al reformar con ellos la Constitución para primar el pago de la deuda y empezar a podar conquistas sociales) los recortes se intensificarían y diversificarían: educación, sanidad, justicia, dependencia, pensiones, más IVA cultural?

Saberlo, lo sabíamos. Sea porque nos han concedido los dioses el don de la premonición o porque somos inteligentísimos.

En Andalucía mismo, supimos que en las primarias socialistas, de las tres o cuatro listas que se presentaban, ganaría Susana Díaz.

Me tienta arriesgar, que estoy en racha: ¡a que la Presidenta se alza en lideresa del PSOE nacional! ¿Volverá una andaluza, otra sevillana, a presidir España? Lo siento por los localistas. El medium no elige lo que ve, sólo ve: ¡gana en las Europeas y en las Generales el PP!

No identifiquemos -advertía Cernuda- realidad y deseo. Ansío que nos confundamos, como los mayas y Nostradamus. Tengo las carnes abiertas, entre los seguratas y Hacienda. seguratasLos primeros, con plenos poderes (detener, cachear, hacer la competencia a las Fuerzas de Seguridad del Estado y no en tiendas y bares, en la calle). Los segundos cautivos y desarmados, rojos, ante las multinacionales cautivos y desarmados, rojos,que parecen haber llegado al bar España en la hora feliz de poder ganar pasta sin tener que aportar al arca comunitaria. Todo a cuenta de que nos elijan a nosotros, de que no se vayan a faenar a otras aguas aún más mansas.

La cuestión es ¿de qué sirve prever si no evita que se cumplan las peores profecías?

Vargas Llosa se ha preguntado: ¿Cuando se jodió el Perú? ¿Y España? -re-ubico su duda. Pérez Reverte asegura que fue en 1808 cuando faltaron guillotinas -téngase en cuenta, como contexto, su carácter sanguíneo. Para mi tengo que -dejando atrás jodiendas previas-, ahora la estamos jodiendo con nuestra inacción, resignación, actitud de listos cínicos, de vuelta de todo, sin haber ido realmente a gran sitio.

Todavía nos preguntamos quién será digno de nuestro voto, cuando no nos atrevemos ni a concebir un resultado electoral distinto a los que contempla Botín: el bueno y el menos malo (para él). ¿Por qué no nos sentimos libres de desobedecer? ¿Qué tememos? ¿Que no se permita que salga una tercera opción? “No están preparados”, oigo alguna vez. Interpreto que no tanto como los próceres que nos han traído al matadero como corderos (navideños). Pues casi mejor, ¿no? Que no estén tan resabiados, conectados con los gerifaltes del status quo, que sean excéntricos, más cercanos a esos márgenes donde se mueven un Eduardo Martín o un Hervé Falciani que al centro donde nadan con tanta habilidad tecnócratas como Solbes o Rato -ejemplos de tantos.

O damos tales vueltas al preparar una alternativa social al sistema de partido que no acabamos de concretar -el sábado 14-D la ACS ha dado otro paso buscando avanzar- Con las mejores intenciones y un tempo que tiene la virtud de escapar al mediático. Vale, pero: ¿en los próximos comicios, se habrá conseguido articular “la nueva vía” o nos resignaremos a lo que el destino marca como inevitable?

Por si de algo vale el aliento de un Albert Camus, él dirigiéndose a la juventud animaba a “no ceder cuando les digan que (...) para salir adelante es mejor someterse”.

Tenemos tarea, sí. Pero no es la más compleja imaginable. Difícil es haber sido de ETA y asumir lo que eso significa y, al salir de la cárcel, acudir a un homenaje a las víctimas y pedirles perdón y abrazarlas. Difícil ser víctima, familiar de un muerto a quien ningún perdón resucitará, y admitir el abrazo, devolverlo con intensidad y perdonar.

Lo nuestro, lo que tenemos que hacer, y ya con urgencia, es evitar que arrasen el Estado del Bienestar -yo prefiero Estado Social de Derecho-, que era un proyecto de convivencia de colectivos que aspiraban a garantizar mínimos de vida digna para su ciudadanía. Lo que urge es dejarnos de profecías y demostraciones de lo listos y puros que somos y lo por encima que estamos de la clase política y arremangarnos y tomar decisiones concretas. Empezando por la de la próxima papeleta, la de las Europeas.

Para evitar caer en la cobardía de amagar y no dar, ser cómplices por omisión de lo que está pasando, de esta última vez en que España se está jodiendo. De las anteriores, podemos pedir explicaciones. De ésta nos las pedirán a nosotros.

¿A alguien se le ocurriría sabiendo el número que saldrá premiado en el Sorteo de Navidad, no comprarlo? ¿Y al contrario? ¿Si supiésemos que el décimo que sostenemos en la mano nos traerá pobreza, desgracia dudaríamos en pedir al lotero otro distinto?

Si en el “juego de azar” lo vemos claro, deberíamos planteárnoslo en el “vital”, donde nos jugamos más.