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Punto España (.España)
En estos días se ha hablado mucho de los derechos históricos, del Concierto vasco, de su cálculo, el Cupo. Sin olvidarnos de Navarra, que no pasaba por allí, que lleva ahí también, históricamente, lo suyo. Cataluña y los desajustes territoriales, igual; el ferrocarril extremeño también tiene su historia, como el de Granada, Almería o el enclave ferroviario del puerto de Algeciras. No hemos evolucionado mucho, hay un aroma patrio a bolilla de alcanfor, a ropero rancio.
Tomemos al duque de Lerma, el mayor ladrón de España, según las coplillas castellanas. Y al conde-duque de Olivares, el que intentó con su Unión de Armas que Catalunya y los reinos aragoneses se integraran más y pagaran lo que les correspondía. No me olvido de la Iglesia, la copleta seguía con un que “para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se vistió de colorado”, es decir, que se hizo nombrar cardenal, una manera antigua, como ahora, por otros medios, de aforarse y tener privilegios judiciales. Pues ya tenemos la arquitectura de esa España que permanece, su España, validos del rey, cleptocracia, ladrones, desequilibrios y chantajes territoriales, poder de los curas...
La adaptación al tiempo actual sería fácil: sólo habría que decir, D. de Lerma , C.D. de Olivares. En la Iglesia, bueno, A. Cañizares. Se trata de un prelado, vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valencia, sí, de Valencia, que dice que ser católico e independentista es incompatible, pero se olvida de ser corrupto, mentiroso, xenófobo o abusador de menores. Y de no tomar el nombre de Dios en vano. Para adaptarnos más al tiempo actual, habría que añadir el fútbol, que no había entonces, pero eso será para otro día, en el que invitaré a esta columna al maestro y sabio Galeano. Además, todo el mundo sabe quiénes son C. Ronaldo, S. Rosell, F. Pérez o L. Messi.
Hoy he leído en un periódico de la corte, en la que se han puesto a defender el cupo, que el sistema vasco es, además de muy patriótico y de justicia, muy liberal. Como si tuviéramos que temer renacer las Guerras carlistas. Mas Colell, ideólogo de la arcadia catalana, dijo en su día que prefiere sedes fiscales a fábricas. En esas estamos, entre los de siempre. Las cifras de todo lo económico que miremos - y su correlato social- son abrumadoramente favorables para los vascos y catalanes. Que sí, que lo sé, que son muy trabajadores, no beben ni fuman, ni ..., ni gastan, ni descansan los domingos, si acaso para ir a misa, ni van a romerías, ni tienen Semana Santa, ni Feria, ni Rocio, que para eso estamos nosotros que se lo dejamos níquel para que vengan de pescaditos y flamenquito, y, además, votan muy bien porque son serios y con conciencia política, es decir, poco lanares.
Las empresas se van de Catalunya al toque de retirada del 155 económico, los validos han hecho su trabajo, pero todo, al final, discurre en el mismo triángulo: Madrid, Barcelona y Bilbao. Las grandes decisiones de validos y sus bufones se han venido tomando y se toman en el puente aéreo a Barcelona, - ahora también en el vagoncito del AVE-, o en los palcos del Madrid o el Barça- esto se lo preguntaré a Galeano-. Para los asuntos vascos están los asadores y las sacristías.
Lo del Cupo ha sido muy pedagógico, además de ejemplarizante. El poder es el poder, los presupuestos son los presupuestos, el dinero es el dinero y no cierra, sino punto España. No ha importando que los interlocutores del centro sean los “demonios independentistas vascos”, esto ya no importa, ni en Casa Lucio ni en la prensa sinfónica. Ya no importa que sean, de otra parte, esos españolistas de Madrid, tampoco (nunca le importó a X. Arzallus). De Catalunya nos llega el rechinar de dientes. No es de extrañar que vuelvan a la Doctrina J. Pujol, expresada en el prólogo del Informe E. Argullol, y en otros textos patriarcales: de independencia nada, de reforma menos, o la menos extensible a otros. El poder para perpetuarse se reparte y en secreto. No hace falta la independencia de nadie para que los mismos puedan seguir mandando en España. El truco del almendruco. Y si hay que poner una pica en Flandes, se vuelve a poner, a C. Puigdemont, se entiende, que ya molesta. Cabe recordar, para los aficionados a la geografía política, que el Camino español a Flandes pasaba y sigue pasando por Suiza. Punto Suiza.
El artículo 155, el legal, a pesar de lo dicho por L. Guindos, no consigue que vuelvan las empresas a Catalunya , por eso, M. Rajoy ha ido y se ha reunido en Barcelona con los de los palcos y puentes aéreos, con los del 3% estructural del oasis catalán, para prometerles que habrá dinero para que vuelvan las empresas. Los favores se pagan. Han tardado en reaccionar los empresarios catalanes pero lo han hecho. A ellos siempre le interesa que haya presión y miedo, lean al C.D. de Olivares o más recientemente a Chaves Nogales, pero la suficiente, que no se vaya el dinero, y que si se va, que sea de mentirijillas; ahora quieren cobrar.
Los primero que han hecho en Euskadi, después del alegrón del Cupo, es poner en marcha una reforma fiscal para las empresas, eso que llaman “dumping” fiscal y que los europeístas de verdad luchan por eliminar, pongamos que en Irlanda y en toda la UE. Dinero para que se queden, para que se vayan, dinero para que vengan, dinero para que vuelvan. Sedes sociales, sedes fiscales, siempre ha sido lo mismo, así se ha articulado su España.
S. Sáenz de Santamaría , vicepresidenta del gobierno y gobernadora de Catalunya hasta el 21D, de momento, ha dicho en Málaga que Andalucía está infrafinanciada, dejando de camino con el culo al aire a su JM. Moreno Bonilla que nunca fue tan contundente y sí muy sumiso. Los valencianos se han echado a la calle denunciando lo mismo, los extremeños están hasta los mismísimos de no tener tren decente. Mientras, se sobrefinancia al País Vasco porque son históricos, y constitucionalistas, se supone, y se promete más dinero a Cataluña porque también lo son, e ídem .
España, su España, la de las banderas en los balcones, históricas, por supuesto, y en las pulseras, la esquiva al fisco, al final, es eso, sus sedes sociales y fiscales, sus fiscales generales, sus curas, sus ladrones vestidos de colorado, sus equipos de fútbol, sus derechos históricos, sus puntos y apellido, su prensa domada y poco más. La España de todos deberá esperar.
En estos días se ha hablado mucho de los derechos históricos, del Concierto vasco, de su cálculo, el Cupo. Sin olvidarnos de Navarra, que no pasaba por allí, que lleva ahí también, históricamente, lo suyo. Cataluña y los desajustes territoriales, igual; el ferrocarril extremeño también tiene su historia, como el de Granada, Almería o el enclave ferroviario del puerto de Algeciras. No hemos evolucionado mucho, hay un aroma patrio a bolilla de alcanfor, a ropero rancio.
Tomemos al duque de Lerma, el mayor ladrón de España, según las coplillas castellanas. Y al conde-duque de Olivares, el que intentó con su Unión de Armas que Catalunya y los reinos aragoneses se integraran más y pagaran lo que les correspondía. No me olvido de la Iglesia, la copleta seguía con un que “para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se vistió de colorado”, es decir, que se hizo nombrar cardenal, una manera antigua, como ahora, por otros medios, de aforarse y tener privilegios judiciales. Pues ya tenemos la arquitectura de esa España que permanece, su España, validos del rey, cleptocracia, ladrones, desequilibrios y chantajes territoriales, poder de los curas...