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El que le quitó el bocadillo al hombre lobo

Rancio

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Escribo de Halloween, ahora que ya han pasado varios días, porque acaba de llegar ahora el niño de la Santos, vecina de al lado, desde que se fue para la fiesta esa.

“Hola”, le ha dicho a mi padre entrando en el portal. “Tómate algo que se te ha olvidado”, le ha respondido mi progenitor.

Yo no sé si llevaba más mala cara cuando salió de científico loco o ahora que viene de Zombie.

INCISO CHISTE

El borracho que entra en un bar:

-¡Feliz año a todos!

-¿Feliz año coño? Si estamos a 12 de agosto…

-Hostia, verás este año mi mujer…

FIN INCISO CHISTE

Como se pueden imaginar por el cuerpo rancio ideológico de estos textos, lo de los clavos de Cristo serían simples arañazos comparados con el daño que me haría ver a un hijo mío disfrazado de momia el día de Todos los Santos, pero como luego me dicen inmovilista, a mucha honra por otro lado, les quiero proponer mezclar tradiciones.

Al fin y al cabo, los monstruos forasteros no dan tanto miedo, si no no diríamos aquello de “Más hambre que el que le quitó el bocadillo al hombre lobo”.

Aunque bueno, también es verdad que aquí nos reímos de todo.

En fin, vamos allá con el terror cercano.

Si queremos expresar miedo real, nos podemos vestir el año que viene de camarero al que le mueves las mesas sin avisar para juntarlas porque han venido más amigos. Es un disfraz de nota canijo: hay que llevarlo andando muy rápido, con mucho nervio y se compone de camisa blanca, pantalón negro, libreta, boli y coleta opcional.

Si de verdad no le tememos a las consecuencias de abrir la caja de Pandora, tenemos como segunda opción disfrazarnos de abuela que lleva tres o cuatro horas esperando para ver un paso sentadita en el taburete-paraguas y tú llegas y te pones delante. Esta caracterización, para hacerla de categoría, (ya decide cada uno) va con peinado redondeado a golpe de Laca Nelly, y puntúa bastante más si el tinte tiene un toque azulado.

INCISO

Por favor, si alguien puede que explique por qué las abuelas se tiñen de azul, que me inquieta desde siempre. Sid Vicious no era nadie.

FIN DEL INCISO

Si queremos tirar por la maldad sin mezcla, el mal puro y en esencia, podemos ir de conductor de autobús sieso que no te cambia cuando está lloviendo a mares. Es complicado hacerse un autobús, correcto, pero si vamos acompañados lo podemos combinar con algún amigo que se ponga el disfraz de abuela-que-te-habla-cuando-tienes-los-cascos-puestos, esa a la que le respondes, se queda pensativa, te vuelves a poner los cascos y te vuelve a preguntar y así hasta que te bajas.

No da miedo, pero angustia.

INCISO (SE ACEPTAN LAS BROMAS PORQUE ESTAMOS PARA REIRNOS)

También es planteable un disfraz con la túnica del Cachorro, por lo menos aprovecharla para algo.

FIN DEL INCISO (SE ACEPTAN LAS BROMAS PORQUE ESTAMOS PARA REIRNOS)

*INCISO EXTRA RELACIONADO

Lo malo no es que sigamos haciendo bromas con la mala suerte climatológica del Cachorro; lo peor es que hay gente que se compró el antifaz hace años y todavía no le ha quitado la etiqueta.

*FIN DEL INCISO EXTRA RELACIONADO

Otra sugerencia sería de alienígena autóctono de Sevilla Este.

Todas son alternativas válidas para que el año que viene mezclemos tradiciones y le mojemos la oreja a los americanos llevándonos a nuestro terreno su fiesta, (que bonito sería que calara y acabar viendo en una fiesta de una hermandad americana a uno vestido de Muñidor de la Mortaja).

Pero sin duda y por último, el disfraz que probablemente sea más aterrador es de empresario que compra El Correo. Freddy Kruger podrá matar en sueños, pero seguro que no es capaz de dejar en la calle a tantos buenos periodistas, ni a una ciudad entera huérfana.

No tendrá grapas como el ABC, pero El Correo todavía tiene vida.

Escribo de Halloween, ahora que ya han pasado varios días, porque acaba de llegar ahora el niño de la Santos, vecina de al lado, desde que se fue para la fiesta esa.

“Hola”, le ha dicho a mi padre entrando en el portal. “Tómate algo que se te ha olvidado”, le ha respondido mi progenitor.