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Regeneración 'made' in Gallardón
Yo quiero una “regeneración” como la de Gallardón. Así deben pensar a estas alturas millones de ciudadanos, al conocer que el muy católico ex ministro de Justicia, pasa sin solución de continuidad, a muy católico magistrado del Consejo Consultivo, previo pago del módico estipendio de 8.500 euros mensualees, el doble de lo que percibe el presidente del Gobierno y más o menos lo mismo de lo que cobramos cualquiera de nosotros.
Y es que al “pobre” Alberto, le hacía “mucha ilusión”, ser miembro del consultivo y por lo tanto, dicho y hecho, casi sin vaciar los cajones de la mesa ministerial, al Faraón le llegaba el ofrecimiento de su otrora enemigo íntimo, Ignacio González, para ocupar una plaza en tan “austero” Consejo. No sé si tanta celeridad le sería aplicada a las ilusiones de cualquiera de ustedes, pero me temo que no, así que no pierdan el tiempo en verbalizar que les haría mucha “ilusión”, ser embajadores en las islas Fidji, o presidentes del FMI. No va a colar.
La sabiduría del refranero español, es de perfecta aplicación al caso por aquello de que “las penas con pan son menos”, así que ni les cuento, como serán con 8.500 euros de vellón al mes. Es cierto que Alberto estaba apenado, afligido, conturbado y contrariado, a la vista de que su concebido proyecto no nacido, quedaba indefenso, al albur de las aviesas intenciones, de las hordas rojas y para nada “protegido” por un Gobierno, cuyas políticas sociales son proverbiales y generosas.
Había que salvar al ministro Gallardón y dicho y hecho, La brigada del Consejo Consultivo, ha desarrollado un brillante rescate, merced al cual la cuenta corriente de Alberto, no sufrirá merma alguna por el agravio marianista.
No debería, sin embargo, el rojerío antiespañol, el feminismo radical y el anticlericalismo ateo, echar las campanas al vuelo pensando de que “muerto el perro, se acabó la rabia”. Nada de eso. Es cierto que el proyecto de ley de Gallardón, ha quedado en concebido y no nacido, pero que nadie crea que con ello, la ley del aborto más progresista de nuestra historia está a salvo. Ahí está el Tribunal Constitucional, presidido por un militante confeso del PP, para guardar las esencias.
El muy taimado Rajoy –tras el consejo de su Maquiavelo Arriola- ha debido discurrir, que para qué, arriesgar más votos de los necesarios, si el Tribunal Constitucional, tiene que decidir sobre el recurso interpuesto por el PP contra la vigente ley del aborto ¿O por qué creen ustedes que el Gobierno no retiró ese recurso, cuando decidió elaborar su propia ley?
La “regeneración” que pregona Rajoy, debería también alcanzar a un Tribunal Constitucional, que tal y como se elige, es el brazo armado del gobierno de turno. O si no, ya me contarán como se explica, que el ponente del recurso contra la ley del aborto, sea Andrés Ollero, diputado por el PP de Granada, durante ¡¡¡cinco legislaturas!!!, antiabortista convencido y numerario del Opus Dei. El hoy magistrado Ollero, no solo se ha pronunciado sobre el aborto en artículos de opinión o en declaraciones políticas, sino que ha votado en el Congreso contra un proyecto de ley, cuyo contenido es prácticamente el mismo que el de la ley sobre cuya constitucionalidad tiene ahora que pronunciarse, por lo que según el profesor Pérez Royo, Ollero no se ha inhabilitado solo para el ejercicio de la función jurisdiccional por su opinión, sino por su conducta.
Así pues, la “regeneración” del Dúo Dinámico, Rajoy-Arriola, puede salir perfecta, sabiendo que la supuesta retirada política, de la ley del aborto más retrógrada de Europa, apenas si tendrá efectos prácticos, tras la intervención de la Delta Force del Tribunal Constitucional, comandada por Chuck Ollero Norris y supervisada por su presidente y exmilitante popular, Pérez de los Cobos. Así que, visto lo visto “Podéis ir en paz”.
Yo quiero una “regeneración” como la de Gallardón. Así deben pensar a estas alturas millones de ciudadanos, al conocer que el muy católico ex ministro de Justicia, pasa sin solución de continuidad, a muy católico magistrado del Consejo Consultivo, previo pago del módico estipendio de 8.500 euros mensualees, el doble de lo que percibe el presidente del Gobierno y más o menos lo mismo de lo que cobramos cualquiera de nosotros.
Y es que al “pobre” Alberto, le hacía “mucha ilusión”, ser miembro del consultivo y por lo tanto, dicho y hecho, casi sin vaciar los cajones de la mesa ministerial, al Faraón le llegaba el ofrecimiento de su otrora enemigo íntimo, Ignacio González, para ocupar una plaza en tan “austero” Consejo. No sé si tanta celeridad le sería aplicada a las ilusiones de cualquiera de ustedes, pero me temo que no, así que no pierdan el tiempo en verbalizar que les haría mucha “ilusión”, ser embajadores en las islas Fidji, o presidentes del FMI. No va a colar.