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La revolución democrática tiene nombre de mujer

“Somos valientes porque no nos han dejado otra opción”, dijo Ada Colau el pasado 6 de mayo en Madrid ante una multitud que abarrotaba la explanada del Museo Reina Sofía. A su lado, Manuela Carmena, de Ahora Madrid, asentía. Era un acto de hermanamiento público entre muchas candidaturas ciudadanas para las próximas elecciones municipales, que sobre el escenario escenificaron seis de ellas. Ysabel Torralbo, de Málaga Ahora, representaba una de esas iniciativas. Durante la mañana previa, en rueda de prensa, estas tres mujeres acapararon los flashes de los fotógrafos. No es de extrañar.

Si algo hemos aprendido de la nueva política es que tiene que ver poco con la edad, como atestiguan los 71 años de Manuela Carmena. Sin embargo, que tres de las candidaturas ciudadanas de las mayores capitales del conjunto del país estén encabezadas por mujeres sí parece lanzar un mensaje: en la nueva política -cuando los hombres no eligen a dedo, pero sí la gente en primarias abiertas- las mujeres asumen papeles mucho más relevantes de lo que estábamos acostumbrados. Es una razón más para entender por qué esta “revolución democrática”, en palabras de Ada Colau, hace temer tanto a los de arriba.

Tal vez por eso mismo de pronto escuchamos términos nuevos en el vocabulario político: “Queremos una ciudad de la belleza, que ponga en valor los cuidados y los trabajos tradicionalmente feminizados y por tanto invisibilizados, una ciudad que integre y sane, una ciudad habitable”, dijo Ysabel Torralbo, de Málaga Ahora.

La nueva política pasa por medidas de choque, programas contundentes sobre transparencia y economía, programas solventes ante una situación de emergencia social y un secuestro de la soberanía. Y pasa por construir todo ello en común, de manera cooperativa, poniendo lo mejor de sí, sabiendo valorar los trabajos menos gratos y menos visibles. Tal vez por eso también encontramos tantas mujeres encabezando estas listas. Llevan años haciendo “nueva política”.

Quizás también por eso en Madrid no asistimos a un mitin tradicional, sino a un encuentro dialogado y en debate entre esas seis candidaturas que escenificaron el hermanamiento: Barcelona en Común, Terrassa en Común, Zaragoza en Común, Marea Atlántica, Ahora Madrid y Málaga Ahora. De pronto, no había una muchedumbre a la que exaltar buscando el aplauso fácil, pero sí un público cómplice y entusiasta, que interrumpía para jalear cuando en aquel diálogo sentían que hablaban por cada una y cada uno. Por eso gritaban, gritábamos, “Que sí nos representan”.

Y es cierto. Hace ya dos o tres años Ada Colau visitó La Casa Invisible de Málaga, y ese fue precisamente el grito que la recibió. Ha llovido mucho desde entonces, tanto como para que personas como ella misma o aquí, en Málaga, Ysabel Torralbo, hayan decidido encabezar un proyecto mediante el que ese “Sí nos representan” rompa el techo institucional que después del 15M ha demolido tantas exigencias clamorosas.

En Málaga, por cierto, y ya que del 15M, mujeres y nueva política hablamos, precisamente el 15 de mayo Torralbo participará en un acto público junto a Rosa Martínez, portavoz estatal de Equo, y Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía. Nos contarán por qué, como yo mismo o tantos otros, también ellas apoyan a Málaga Ahora. Sospecho que Teresa Rodríguez, que se ha estrenado en el Parlamento Andaluz oyendo eso de “Cállate, bonita”, algo tendrá que decirnos sobre lo que Ysabel Torralbo se va a encontrar en el Ayuntamiento de Málaga, ese lugar donde irá a morir la vieja política y nacerá la nueva, seguramente con muchos más nombres de mujer.

“Somos valientes porque no nos han dejado otra opción”, dijo Ada Colau el pasado 6 de mayo en Madrid ante una multitud que abarrotaba la explanada del Museo Reina Sofía. A su lado, Manuela Carmena, de Ahora Madrid, asentía. Era un acto de hermanamiento público entre muchas candidaturas ciudadanas para las próximas elecciones municipales, que sobre el escenario escenificaron seis de ellas. Ysabel Torralbo, de Málaga Ahora, representaba una de esas iniciativas. Durante la mañana previa, en rueda de prensa, estas tres mujeres acapararon los flashes de los fotógrafos. No es de extrañar.

Si algo hemos aprendido de la nueva política es que tiene que ver poco con la edad, como atestiguan los 71 años de Manuela Carmena. Sin embargo, que tres de las candidaturas ciudadanas de las mayores capitales del conjunto del país estén encabezadas por mujeres sí parece lanzar un mensaje: en la nueva política -cuando los hombres no eligen a dedo, pero sí la gente en primarias abiertas- las mujeres asumen papeles mucho más relevantes de lo que estábamos acostumbrados. Es una razón más para entender por qué esta “revolución democrática”, en palabras de Ada Colau, hace temer tanto a los de arriba.