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¿De qué se ríe Rajoy?
No sé si recuerdan aquel chiste en que la pregunta era: ¿De qué se ríe el coyote? un animal que se alimenta de lo que se alimenta y sólo se aparea una vez al año. Cambien coyote por Rajoy y por los ministros y altos cargos del PP, asistentes ayer al desayuno informativo de Europa Press, y seguramente no encontrarán respuesta a la pregunta ¿De qué se ríe Rajoy y de qué se ríe el PP?
Que la comparecencia del presidente más impopular de la historia de la democracia, incluído Zapatero, se pareciera más al Club de la Comedia que a una cita de la importancia que se le supone a la del presidente de un Gobierno desacreditado y de un partido a la fuga, ya habla por si solo del grado de desconcierto en que vive instalado Mariano Rajoy.
Entre risas absurdas y sin ninguna gracia, Rajoy anunció que volverá a ser candidato a la presidencia del Gobierno y nos pidió que confiáramos en él. Y claro está, la pregunta es obvia ¿Por qué deberíamos confiar en quien deambula por la vida pública de nuestro país como un auténtico zombi?
¿Quizás deberíamos confiar en Rajoy por la tan cacareada recuperación económica? No parece que tras una ligera capa de maquillaje dicha recuperación haya conseguido más allá de beneficiar -y mucho- a las empresas del IBEX 35, a los amigos del PP, a los fondos buitre que sobrevuelan nuestro país y a los multimillonarios que, desde que gobierna Rajoy, lo son mucho más.
¿Quizás deberíamos confiar en Rajoy por las alabanzas de sus socios europeos? No resultan demasiado fiables los piropos alemanes o franceses, países donde están extraordinariamente contentos con que nuestro país prime el pago a sus bancos antes que la dignidad de millones de sus ciudadanos. Pero es que el nada sospechoso The Economist vapulea las ínfulas económicas de Rajoy, con párrafos tan demoledores como en el que se asegura que “la brecha entre las cifras económicas defendidas por el Gobierno y la realidad de la vida de muchas personas explica por qué el Partido Popular del señor Rajoy ha perdido la mitad de su apoyo desde que ganó la mayoría absoluta en las elecciones generales de 2011”.
¿Quizás deberíamos confiar en Rajoy por la supuesta recuperación del empleo? Tampoco es demasiado de fiar. Asegurar que se crea empleo utilizando para ello valores absolutos, no deja de ser una burla a la inteligencia. Desde el momento en que un contrato de cuatro horas al mes se computa como un empleo con todas las de la ley, la trampa está servida. Lo cierto es que, según la EPA, a 30 de marzo de 2015, el número de parados en este país es superior en 157.000 personas a los contabilizados cuando Rajoy accedió a la presidencia del Gobierno. Es más, la auténtica prueba del algodón para determinar si el empleo crece o no, que es sin duda el número de horas trabajadas, ha caído un 4,5% desde 2012, mientras el empleo a tiempo parcial se ha disparado un 13,4%. Y es que los datos son tozudos y por más que un gobierno zombi reitere el mantra de la creación de empleo, la EPA revela que desde que Rajoy llegó al poder, se han destruido más de 645.000 puestos de trabajo y los que se crean, se reparten entre un mayor número de asalariados que trabajan muchas menos horas.
Entonces ¿por qué deberíamos “confiar” en Rajoy? ¿Quizás por haber sido la mejor “herramienta” del capitalismo más salvaje, para dinamitar la clase media de este país, hacer riquísimos a los muy ricos y conseguir una bolsa de más de cinco millones y medio de compatriotas desesperados, dispuestos a aceptar cualquier miseria con tal de llevar un euro a casa? ¿Deberíamos confiar en Rajoy por haber sido el presidente que ha acabado con los derechos laborales y sociales e intentado liquidar buena parte de las libertades de sus conciudadanos? ¿Tal vez por haber saqueado literalmente la hucha de las pensiones y liquidado la dependencia? ¿Quizás por haber intentado liquidar la educación y la sanidad pública? ¿Es posible que Rajoy nos pida nuestra confianza por ser el presidente del partido más corrupto de la historia de la democracia? ¿O tal vez por haber elevado la deuda pública de este país en casi un 30 por ciento en menos de cuatro años?
A la luz de todo lo anterior, resulta difícil saber en qué pensaba Rajoy cuando ayer pedía a los españoles que confiáramos en él, pero aún me resulta más difícil adivinar ... ¿de qué se ríe el coyote?