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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

¡¡¡Salvemos a la Dehesa!!!

Tenemos una especial preocupación en la Fundación Savia por las difíciles circunstancias que atraviesa la dehesa y su fiel y leal compañera la ganadería extensiva, con la que forma un binomio inseparable. Ambas están amenazadas de desaparición debido a una serie de problemas que están coincidiendo en el tiempo, no se sabe muy bien si de forma casual o por falta de previsión debido al desconocimiento sobre ellos.

Esta anómala situación, francamente preocupante para todos los ciudadanos, la vienen denunciando los miembros de esta Fundación siempre que pueden, en cualquier lugar y ante cualquier representante público, desde hace años, sin que hasta ahora hayamos podido influir en el cambio del errático camino que se está recorriendo; y esto es un enorme riesgo, porque estamos dejando morir a una auténtica “joya medioambiental, social y cultural” de las más valiosas que existen tanto en la Península Ibérica como en la Unión Europea, de la que formamos parte como país miembro y con la que tenemos obligaciones contraídas voluntariamente para su protección y conservación. Obligaciones que quedan reflejadas tanto en la propia legislación europea (Directiva 43/92 de Hábitats) como en las contraídas con un Organismo Internacional de la importancia de la UNESCO, que la tiene declarada Reserva de la Biosfera.

La importancia de la dehesa

Ante esta situación injusta y de desamparo en la que se encuentra la dehesa, debemos asumir la responsabilidad y la necesidad de involucrarnos en esta extraordinaria y atractiva tarea de salvación. Nos va mucho en ello a todos los ciudadanos, pues la Dehesa es paisaje, biodiversidad, sumidero de carbono, utensilio amortiguador del cambio climático y herramienta de lucha contra el fuego y la desertización, que además nos enriquece con valores naturales, pues trae armonía al campo y nos llena el espíritu de paz y tranquilidad cuando tenemos la oportunidad de observarla en silencio siendo pastoreada de forma paciente y acompasada por nuestras vacas retintas, nuestras ovejas merinas y nuestro incomparable cerdo ibérico.

La sociedad española no puede dejar morir a este extraordinario ecosistema, único en el mundo, que es el maravilloso resultado de la acumulación de conocimientos de nuestros antepasados, que a lo largo de siglos han sabido plasmar lo mejor de su cultura en un sistema de producción ganadera, genuino para el aprovechamiento racional y adecuado para unos suelos muy pobres (que no sirven para ser cultivados), que están situados en zonas desfavorecidas de sierra, con escasas precipitaciones y veranos largos y calurosos. Esta simbiosis dehesa-ganado ha sido y es la admiración de estudiosos de todo el mundo como ejemplo de cultura ganadera y sostenibilidad.

En este aspecto cultural, los españoles somos un referente a nivel mundial y debemos sentirnos orgullosos de aportar a la comunidad internacional algo indiscutible: no hay nada mejor que la dehesa ganadera para aprovechar racionalmente los recursos naturales que existen en este tipo de clima y suelo. Está demostrado, a lo largo de siglos, que en aquellos lugares y suelos de estas características edafológicas donde ha desaparecido la dehesa ganadera, no queda nada, desde punto de vista agrario, que haya podido sustituirla con éxito.

Una medicina antigua para problemas nuevos

Pero, ¿por qué desde la Fundación Savia queremos lanzar este mensaje a la Sociedad? Pues porque LA DEHESA SE ESTÁ MURIENDO Y HAY QUE SALVARLA, y esta salvación tiene que venir por la vía de involucrar a toda la sociedad española en un proceso de exigencia a la Administración para que intervenga ya, con políticas efectivas, lógicas y racionales, ajustadas a la realidad y situación de hoy. Que no es el camino adecuado lo que se está intentando hacer en estos momentos por parte de la Junta de Andalucía: echar mano de la Ley 7/2010 de la Dehesa, una medicina antigua, desfasada hoy por los acontecimientos diarios que se producen y superada por los conocimientos que tenemos actualmente sobre el manejo de ganado doméstico en extensivo, dentro de la importancia que la sociedad moderna actual le da a la Sanidad y protección del Bienestar de los Animales.

La Ley de la Dehesa a la que nos referimos se empezó a gestar en Andalucía hace alrededor de 15 años a través de un Pacto por la Dehesa (año 2005) y se aprobó en el Parlamento hace 7 años (Ley 7/2010). Desde entonces para acá ha estado olvidada, nunca ha tenido un presupuesto y ahora creemos que ha sido ampliamente superada por los problemas gravísimos que actualmente le afectan a la dehesa, para los que esta Ley, inactivada durante tanto tiempo, NO PUEDE SER LA SOLUCIÓN.

Los miembros de la Fundación Savia, fuimos promotores del Pacto por la Dehesa, participamos activamente en las consultas y reuniones que hubo durante la gestación de la Ley, dando nuestra opinión de lo que preveíamos que iba a pasar (y por cierto, está pasando). Y ahora, cuando después de tanto tiempo oímos decir desde la Administración que se va a aprobar el Plan Director de la Dehesa para poner en marcha la Ley 7/2010, no tenemos más remedio que decir, por coherencia y responsabilidad, que nos parece un error ponerla ahora en marcha por su antigüedad, porque está desfasada con respecto a la PAC, porque se basa en una definición errónea, y sobre todo, porque debería ir acompañada de un presupuesto como mínimo de 100 millones de euros anuales, que son los necesarios, para dar respuesta a los principales y graves problemas que afectan a la Dehesa; de los cuales la Administración andaluza carece, como puede observarse en las partidas presupuestarias de los PDR, aprobadas ya para el periodo 2015-2020.

Es un presupuesto mínimo del que sería necesario disponer para poder hacer frente a los siguientes graves problemas, que son los que tienen herida de muerte a la dehesa por su falta de rentabilidad: Decaimiento de la arboleda (Seca), falta de regeneración (Arboleda), coeficiente de Admisibilidad de Pastos (CAP), norma de Calidad del Cerdo Ibérico (Real Decreto 4/2014), plan de lucha contra la Tuberculosis (Zoonosis), excesiva legislación (Asfixia Burocrática), e inadecuada ubicación administrativa (Ley de Montes).

Sólo hay que leer la Ley detenidamente para darse cuenta de que su estructura legal no responde a las necesidades de salvación que hoy tiene la Dehesa, independientemente del Plan Director que se pretende aprobar, pues éste sólo puede dar respuesta al desarrollo de la Ley, que es la que está desubicada, antigua y desfasada.

Tenemos una especial preocupación en la Fundación Savia por las difíciles circunstancias que atraviesa la dehesa y su fiel y leal compañera la ganadería extensiva, con la que forma un binomio inseparable. Ambas están amenazadas de desaparición debido a una serie de problemas que están coincidiendo en el tiempo, no se sabe muy bien si de forma casual o por falta de previsión debido al desconocimiento sobre ellos.

Esta anómala situación, francamente preocupante para todos los ciudadanos, la vienen denunciando los miembros de esta Fundación siempre que pueden, en cualquier lugar y ante cualquier representante público, desde hace años, sin que hasta ahora hayamos podido influir en el cambio del errático camino que se está recorriendo; y esto es un enorme riesgo, porque estamos dejando morir a una auténtica “joya medioambiental, social y cultural” de las más valiosas que existen tanto en la Península Ibérica como en la Unión Europea, de la que formamos parte como país miembro y con la que tenemos obligaciones contraídas voluntariamente para su protección y conservación. Obligaciones que quedan reflejadas tanto en la propia legislación europea (Directiva 43/92 de Hábitats) como en las contraídas con un Organismo Internacional de la importancia de la UNESCO, que la tiene declarada Reserva de la Biosfera.