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Sanidad pública y listas de espera: falta de imaginación
Todo al negro. Como si de una ruleta se tratase, el Gobierno andaluz parece que lo apuesta todo a la sanidad privada. Como solución única e inamovible. Como remedio exclusivo a todos los problemas de la ciudadanía que acude a la sanidad pública.
Hablo de las listas de espera en Andalucía. No se me escapa que esta es una preocupación del Gobierno de Moreno. Porque estamos hablando de la salud, ese bien que a veces parece intangible, pero que no lo es porque condiciona nuestra vida y la de nuestras familias. Porque la atención sanitaria es capital para el Estado del Bienestar en el que vivimos y porque fue una de las razones por las que el último Gobierno socialista perdió San Telmo.
No se me escapa, entre otras cosas, porque, de hecho, las últimas cifras han tardado demasiado en hacerse públicas: un año y medio nada menos. Y no me extraña porque la subida es alarmante. 36.000 personas fuera de plazo legal para operarse en junio de este 2023 (un 227% más que el año anterior), de junio a octubre el número ha subido a 56.000, y a estas alturas de diciembre rondan los 50.000, como hemos publicado en elDiario.es Andalucía.
Pero las cifras sirven para retratar una realidad. Describen las grietas del sistema y tienen que ayudar a buscar soluciones.
Las últimas cifras de listas de espera han tardado demasiado en hacerse públicas: un año nada menos. 36.000 personas fuera de plazo en junio de este 2023, y de junio a octubre el número ha subido a 50.000, como hemos publicado en elDiario.es Andalucía
Sin embargo, para aportar soluciones a los problemas siempre he creído que hace falta imaginación, una cualidad a veces escasa entre la clase política. El Gobierno de Moreno tiene dos opciones: apostarlo todo a la sanidad privada o echarle algo de imaginación. Así parece que lo están intentando hacer con el asunto de los médicos rurales de Atención Primaria para que permanezcan en su puesto al menos dos años (aunque sea colando una reforma legal en la Ley de presupuestos). Veremos si funciona.
Sin embargo, en el caso de las listas de espera, la Junta de Andalucía puede mantener esa apuesta, como así parece (todo a la privada), o escuchar a los actores sanitarios para ofrecer otros arreglos que pasen por invertir más en nuestra sanidad, la de todos, en fortalecerla, no en descapitalizarla. No en la derivación. O, al menos, no solo. Hay muchas cabezas pensantes con propuestas distintas. Es el momento de escuchar y de dejarse ayudar. Porque más dinero mal invertido no es mejor.
Puede que la sanidad pública y universal sea una utopía, como dijo en su día el primer consejero de Salud de la Junta, Jesús Aguirre. Pero soy del equipo de los utópicos. Y no me gusta pensar que esto de las listas de espera no sea en realidad falta de imaginación. Que sea una decisión. Que sea una apuesta clara por un modelo claro distinto que incluye más dinero público para la sanidad privada a costa de la de todos. Que no hay intención de plantear opciones a medio y largo plazo que no impliquen el desvío de dinero que tanta falta hace en el sector sanitario. Que apostarlo todo a un solo color sea un objetivo.
Espero equivocarme.
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