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Sequía y agricultura
El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio, en la agricultura se ocupa el 70 % del agua que se extrae en el mundo.
Debido al aumento de la población, la urbanización, la industrialización y el cambio climático, se debe de impulsar una mejora sustancial en la eficiencia del uso del agua en todos sus destinos: en las ciudades existe una gran deficiencia en los sistemas de distribución y drenaje que debe de atenderse y, en el campo, se debe promover el uso de sistemas de riego presurizados, de alta tecnología, que permitan un uso más eficiente del recurso que al final se transforma en alimentos. Aunado a ello, se requiere una verdadera labor de concienciación a toda la población, generando una cultura de cuidado del agua en nuestro país; adicionalmente, es importante y urgente un Plan Hídrico que considere también la captación y almacenamiento eficiente de este vital insumo.
En el sur puede ser el ocaso de las producciones. En las circunstancias actuales no hay capacidad para pensar que en febrero, marzo, y abril pueda retirarse agua de las cuencas del Guadalquivir porque materialmente es inexistente
El sector agrario español se encuentra en estado de alarma ante el que es ya el segundo peor comienzo del año hidrológico en lo que va de siglo, una sequía que según los pronósticos continuará está afectando al regadío, a los cultivos tempranos y la ganadería, además, pone en riesgo toda la campaña.
Datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) señalan que las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2021 hasta el final de enero de 2022 fueron de 192 litros por metro cuadrado, lo que supone un 35% menos que el promedio normal, un dato que desde el año 2000 solo fue peor en el mismo periodo de la temporada 2007-2008.
A esta sequía meteorológica se suma la sequía hidrológica, con unas reservas hídricas que ya venían perjudicadas desde el año pasado y que en este momento están al 48,8% de su capacidad total a nivel nacional, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
La situación más dramática se localiza en las cuencas de la mitad sur de España, que se encuentran alrededor del 30% de su capacidad, como las de Guadalete- Barbate (29,6%), Guadiana (30,4%), Mediterránea Andaluza (30,3%) y Segura (34,4%), e incluso por debajo, como la del Guadalquivir (28,5%).
En el sur puede ser el ocaso de las producciones. En las circunstancias actuales no hay capacidad para pensar que en febrero, marzo, y abril pueda retirarse agua de las cuencas del Guadalquivir porque materialmente es inexistente.
El crecimiento de la producción de alimentos no será a expensas de la expansión de las tierras agrícolas, la agricultura tendrá que intensificarse y ser más productiva por hectárea de cultivo, por unidad animal y particularmente por metro cúbico de agua utilizado.
El riego seguirá siendo clave para la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo
Dado que la agricultura de riego es, en promedio, al menos dos veces más productiva por unidad de tierra, representa un importante amortiguador contra el aumento de la variabilidad climática, y permite la diversificación de los cultivos con menor riesgo, por lo que, sin duda alguna, el riego seguirá siendo clave para la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo.
El sector agrícola se enfrenta a numerosos problemas relacionados con el agua principalmente debido al cambio climático y al aumento de la demanda de agua. En este sentido, el crecimiento económico y demográfico son dos de las amenazas más grandes para el planeta. La agricultura de regadío supone hasta el 80% del consumo de agua en algunos países. Pero si el agua está en continua regeneración, ¿a qué nos referimos al hablar de una creciente escasez de agua?
Gracias al ciclo del agua, el planeta no pierde ni una sola gota de H2O. Sin embargo, esto no quiere decir que sea un recurso infinito, a pesar de que la Tierra tenga una disponibilidad de agua de 1.386 millones de kilómetros cúbicos. De esta ingente cantidad de agua, apenas un 2,5% corresponde con agua dulce (unos 35 millones de kilómetros cúbicos). Es precisamente el agua dulce la que se utiliza principalmente para el consumo humano y para la agricultura de regadío.
La agricultura de regadío sigue siendo la mayor fuente de consumo hídrico del mundo. En parte esto se entiende porque en muchos países los agricultores no asumen el coste del agua que utilizan. El riego agrícola representa el 70% del uso de agua en todo el mundo, llegando al 80% en algunos países. Por esta razón, es importante integrar el uso humano del agua en el ciclo hidrológico natural. De esta manera, podremos diseñar modelos de uso hídrico que sean adecuados, eficaces, sostenibles y justos.
El bombeo intensivo de agua subterránea para riego agota los acuíferos y puede tener consecuencias ambientales desastrosas
El bombeo intensivo de agua subterránea para riego agota los acuíferos y puede tener consecuencias ambientales desastrosas. En España, como en cualquier otro país, el agua está en los cimientos del sistema productivo, aunque con frecuencia se olvide en los análisis económicos. Este hecho no se puede obviar cuando dos terceras partes de nuestro país están en riesgo de desertificación y la escasez estructural de agua se ve intensificada por el cambio climático.
El agua no sólo es valiosa en sí y por múltiples motivos, también lo es por su potencial para movilizar sectores claves de nuestra economía como el turismo o la agricultura, así como para avanzar en el desarrollo energético, la construcción o el sector industrial. Debido a que estas actividades son cada vez más dependientes de un suministro estable de agua, la demanda de servicios de agua ha ido aumentando en los últimos años por lo que son mucho más vulnerables a variaciones de las precipitaciones como las que padecemos ahora.
Tanto los efectos inmediatos como los más profundos de la sequía invitan a reflexionar con urgencia sobre una gestión cuidadosa del agua en nuestro país, y más teniendo en cuenta que el 16% del valor añadido bruto de la agricultura de la UE proviene de España.
La situación actual requiere tomar decisiones de unidad, dado que afectan a todos los sectores y sobre algo tan fundamental como el agua. Las crisis relacionadas con el agua están consideradas como uno de los riesgos más importantes a los que se enfrenta nuestro planeta.
Es general todos los sectores muestran su preocupación e incertidumbre, si no hay precipitaciones en el corto-medio plazo, pueden producirse restricciones ante el bajo nivel de los embalses y pantanos al estar las reservas al 44% de su capacidad total a nivel nacional.
El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio, en la agricultura se ocupa el 70 % del agua que se extrae en el mundo.
Debido al aumento de la población, la urbanización, la industrialización y el cambio climático, se debe de impulsar una mejora sustancial en la eficiencia del uso del agua en todos sus destinos: en las ciudades existe una gran deficiencia en los sistemas de distribución y drenaje que debe de atenderse y, en el campo, se debe promover el uso de sistemas de riego presurizados, de alta tecnología, que permitan un uso más eficiente del recurso que al final se transforma en alimentos. Aunado a ello, se requiere una verdadera labor de concienciación a toda la población, generando una cultura de cuidado del agua en nuestro país; adicionalmente, es importante y urgente un Plan Hídrico que considere también la captación y almacenamiento eficiente de este vital insumo.