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Susana y los nichos vacíos

Susana Díaz es, básicamente, una hacedora. Hace de presidenta de la Junta, hace de secretaria general de los socialistas, hace de baronesa y hace lo que haya que hacer y donde haya que hacerlo. A ganas no le ganan. Y a jartible trabajando, tampoco. Y se nota. Despeñaperros arriba proliferan ahora los exégetas de su ascenso relampagueante, asombrados ante el discurso revestido de sentido común de quien dirige desde hace cuatro meses y medio los destinos de la comunidad más poblada de España. Normal. La debilidad del PSOE es de una envergadura tan elefantiásica que llega alguien con un discurso más o menos centrado que conecta con las clases medias y la reciben como el advenimiento de la Rosa Luxemburgo de la nueva socialdemocracia española. Que se abran las aguas del Guadalquivir socialista que llegó Susana y mandó parar.

La trianera es una especialista de los nichos vacíos. Nicho que nadie ocupa, nicho que acapara y hace suyo como si el pasado no existiera antes de su aparición. Que Rubalcaba tiene la misma actividad que una ameba en estado de hibernación, pues allá que va ella y hace de lideresa nacional entrevistándose con Artur Mas y exigiéndole a Rajoy que pacte con ella contra la corrupción.

Que en su partido se revolotean por las primarias, pues allá que va ella haciéndoles ver a Chacón, a Patxi, a Madina a García Page y a quien sea que todos ellos “serán lo que ellos quieran ser”; una manera muy fina de decirles que ya no se casa con nadie y que ya verá a quien 'elige' como futuro candidato o candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno.

Que sus socios de IU se le engallitan, pues allá que va y dice que si hay que reunirse con los demonios de Botín, Alierta y de todo el IBEX-35 por el bien de Andalucía, pues que ahí está para lo que haga falta y sanseacabó.

La sobreexposición pública tiene para ella una consecuencia muy positiva para sus intereses: la ha situado como referente de primer orden en el centro del tablero político nacional triturando todos los plazos. Para muchos, Andalucía es Susana, a lo que contribuye por cierto el espectáculo de frenopático que están ofreciendo sus contrincantes del PP-Andaluz, incapaces de hacer de contrapeso.

Pero también tiene sus riesgos. Susana Díaz está sufriendo un proceso de adulación personal de una intensidad tan extraordinaria que también corre el peligro de no poder responder a las expectativas que se han puesto sobre su persona y sobre su gestión al frente del Gobierno andaluz. Su discurso suena bien. En ocasiones, muy bien. Pero gobernar no es sólo pronunciar discursos excepcionalmente escritos y con ese toque grandilocuente de Kennedy en Berlín. También significa sacar resultados. Y eso, en una comunidad con un 36% de paro, es un desafío colosal. La presidenta lo tiene que afrontar y saldar con éxito. Ese debería ser su gran objetivo y a eso debería dedicar todas sus fuerzas. Veremos si lo consigue.

Susana Díaz es, básicamente, una hacedora. Hace de presidenta de la Junta, hace de secretaria general de los socialistas, hace de baronesa y hace lo que haya que hacer y donde haya que hacerlo. A ganas no le ganan. Y a jartible trabajando, tampoco. Y se nota. Despeñaperros arriba proliferan ahora los exégetas de su ascenso relampagueante, asombrados ante el discurso revestido de sentido común de quien dirige desde hace cuatro meses y medio los destinos de la comunidad más poblada de España. Normal. La debilidad del PSOE es de una envergadura tan elefantiásica que llega alguien con un discurso más o menos centrado que conecta con las clases medias y la reciben como el advenimiento de la Rosa Luxemburgo de la nueva socialdemocracia española. Que se abran las aguas del Guadalquivir socialista que llegó Susana y mandó parar.

La trianera es una especialista de los nichos vacíos. Nicho que nadie ocupa, nicho que acapara y hace suyo como si el pasado no existiera antes de su aparición. Que Rubalcaba tiene la misma actividad que una ameba en estado de hibernación, pues allá que va ella y hace de lideresa nacional entrevistándose con Artur Mas y exigiéndole a Rajoy que pacte con ella contra la corrupción.