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Nuestros temas de ciudadanía rasa merecen respuestas

15 de marzo de 2024 22:52 h

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Qué sucesión de esperpentos en la política española: desde la trama de corrupción vinculada a ese Koldo mano derecha de Ábalos que, cuando era un vecino de Huarte, tenía tres neveras enganchadas de extrangis a la luz del bloque hasta el novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que no contento con forrarse en pandemia y comprarse un Maserati de 80.000 pavos y un pisazo de 1 millón, disfruta otro ático de lujo justo encima a nombre de su abogado y, según investigan la Agencia Tributaria y la Fiscalía, ha defraudado 350.951 euros.

Sin olvidar a Feijóo y Sánchez mentándose a la familia en Congreso y Senado, ni al independentismo catalán que tras aprobarse la Ley de Amnistía sigue con el “lo volvería a hacer todo igual”… Y ahora adelanto electoral en Cataluña y prórroga de presupuestos generales. ¿Quién necesita “realidad virtual” cuando la política ya es un universo paralelo para la ciudadanía?

La gente, pasa cada vez más de la política. Estomagada. La vida de verdad, la de la mayoría, gira en torno a vivienda, trabajo, sueldo, precios de la comida, la ropa, la energía, necesidades médicas, educación de los hijos, cuidado de los abuelos, horarios que dejen migajas de tiempo para disfrutar algo de naturaleza, ocio, cultura, amores y amistad… Todo en un contexto de vértigo global por el empeoramiento del clima -recalentamiento, sequía, incendios en invierno- así como de guerras simultáneas –Ucrania y Palestina…– y liderazgo amenazante de los Putin, Trump, Milei.

Aquí, en España, estos días leemos que el precio de la vivienda condena a la pobreza a 780.000 niñas y niños, que luego, en la juventud, sólo el 16% de los menores de 30 años pueden independizarse porque pagarse techo y suministros básicos se lleva todo su sueldo y 76€ más, mientras en el extremo opuesto del arco vital, al final, las personas ancianas que solicitan ayuda a la dependencia tienen que esperar para recibirla una media de 324 días, con lo que 111 de ellas literalmente se mueren esperándola… cada día. Son 40.000 muertos al año esperando, 1 cada 13 minutos. Se dice rápido.

La ciudadanía rechaza el tiempo y energía dilapidados en el “Y tú más” cuando urge acabar con la corrupción y centrarse en resolver la pobreza infantil, el precio de la vivienda, la precariedad laboral, y el abandono de nuestros ancianos dependientes.

Es de lamentar, es decir, lamentable que presupuestos de gobiernos de izquierda como el de PSOE y Sumar en España o el de ERC en Cataluña, de los que cabía esperar partidas para las tan necesarias políticas sociales, se dejen desvanecer. Pero la realidad es esa, de nada sirve lamentarse, lo que urge es que incluso con presupuestos prorrogados y la inmensa mayoría de comunidades autónomas en manos del ultraliberal PP, solo o con los neofascistas de Vox, la izquierda ponga en marcha medidas que la gente vea útiles para sus vidas.

Fortalecer lo público

Ayer se publicó en el BOE el Índice de Precios de Referencia para el alquiler con idea de contener las rentas a pagar en “las áreas tensionadas”, esas zonas donde los precios están disparatados. Pero solo Cataluña va a aplicarlo y aún así cree que como está no funcionará. Pues habrá que hacer más: desde crear vivienda pública de alquiler a precios ajustados a acabar con la usurpación de nuestras ciudades por quienes las están convirtiendo en parques temáticos para los turistas. Algo que perjudica e indigna de forma transversal en lo ideológico y económico porque la inmensa mayoría de quienes vivimos en ciudades con atractivo turístico sentimos que quieren echarnos a las afueras.

El reciente intento de privatizar la Plaza de España por el Ayuntamiento de Sevilla, del PP, cerrándola y cobrando entrada, ilustra el modelo de convertir lo público en privado que hace que no se invierta en personal sanitario ni en escuelas públicas, para alargar las listas de espera (de Primaria, especialista, quirófano u oncología) y precarizar los colegios de manera que la ciudadanía acabemos haciéndole el negocio a esos dueños de clínicas y centros de enseñanza privado afines a los gobiernos de derecha y ultraderecha. ¿Privados? A menudo “concertados”, pagados con nuestros impuestos, porque este ultraliberalismo, como los emprendedores del “Pa la saca”, Medina y Luceño o el novio de Ayuso, no da el pelotazo si no es “chupando de la teta del Estado”.

Lo de los conciertos habría que repensarlo bien y ya. En lo que a la educación se refiere, los hay empeñados en seguir segregando por género pese a la ley, en conjunto inflan impunemente las notas de su alumnado en el bachillerato para doparlo en Selectividad frente al esfuerzo honrado de las y los estudiantes de la pública y ¿qué no adoctrinarán en sus aulas si es ya en las de la pública y gobiernos del PP como la Junta de Andalucía del moderado Moreno Bonilla están lanzados a sembrar las mentes de nuestros niños y niñas de críticas al gobierno central y la ley de amnistía y de ideario católico?

Es prioritario que la gente pueda vivir en sus ciudades sin que la echen para convertirlas en parques temáticos, que la juventud pueda emanciparse, tener un sistema público robusto en sanidad y educación. Y para eso los ricos han de pagar más impuestos.

Mejorar las condiciones de la mayoría pasa por fortalecer lo de todos, lo público. Y ello necesita, como nos insiste la UE, que España deje de ser uno de los países europeos que menos redistribuye su riqueza, es decir cuyos impuestos son más injustos.

Es intolerable esa práctica de las derechas de bajar o quitar impuestos a los ricos para que lo sean cada más y echar la culpa de la precariedad a los inmigrantes cuyo trabajo, en cambio, es uno de los cuatro factores que han logrado la subida del Producto Interior Bruto español este año, según el informe BBVA Research marzo 2024, entidad nada sospechosa de comunista ni revolucionaria.

Sin embargo, seguimos esperando una reforma fiscal más profunda por parte del gobierno de España. Y un cambio de rumbo total respecto a la relación con África porque medidas como el viaje a Mauritania del presidente Sánchez y su homóloga de la Comisión Europea Von der Leyen para “contener la inmigración” a base de dar millones a regímenes títeres al servicio del expolio europeo de África, regímenes que no velan por su ciudadanía africana será inútil para contener las pateras y, en cambio, como estigmatiza a los inmigrantes, para lo que sirve es para hacerle la campaña al neofascismo de nuestros países y de cara a las Europeas del 9 de junio.

Tejer la alternativa constructiva

Hay que dejar de correr como pollo sin cabeza. Pisar el balón y pensar la jugada. El lunes, aquí en Sevilla, el compañero Roberto Lakidain (TVE-A) y yo presentaremos la Plataforma Andaluza por la Mayoría Social acordada por más de una decena de organizaciones sociales y la práctica unanimidad de partidos de izquierda de la comunidad autónoma. Me pregunto si habrá en marcha otras iniciativas así en el resto del país.

Yo participaré con lógicas reservas y hasta escepticismo sobre el papel de los partidos de izquierda andaluces porque al gobierno ultraliberal de Juanma Moreno hemos llegado por algo, por errores que avisamos y no corrigieron, por divisiones hasta el ridículo. Hará falta una cooperación profunda, sincera y duradera, se necesitarán autocrítica y regeneración diligente y honda para ganar primero credibilidad y luego confianza de la ciudadanía en la capacidad de esa izquierda para construir la alternativa beneficiosa para la mayoría.

Pero positivo es empezar y bueno sería que el gobierno estatal de coalición progresista no se enredara, sino que ejerciera de faro con medidas cuyos frutos reales la sociedad constate.

Qué sucesión de esperpentos en la política española: desde la trama de corrupción vinculada a ese Koldo mano derecha de Ábalos que, cuando era un vecino de Huarte, tenía tres neveras enganchadas de extrangis a la luz del bloque hasta el novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que no contento con forrarse en pandemia y comprarse un Maserati de 80.000 pavos y un pisazo de 1 millón, disfruta otro ático de lujo justo encima a nombre de su abogado y, según investigan la Agencia Tributaria y la Fiscalía, ha defraudado 350.951 euros.

Sin olvidar a Feijóo y Sánchez mentándose a la familia en Congreso y Senado, ni al independentismo catalán que tras aprobarse la Ley de Amnistía sigue con el “lo volvería a hacer todo igual”… Y ahora adelanto electoral en Cataluña y prórroga de presupuestos generales. ¿Quién necesita “realidad virtual” cuando la política ya es un universo paralelo para la ciudadanía?