Ni alfombras rojas ni cheques en blanco. En muchos casos, los encuentros no van a ir acompañados ni siquiera de un café amistoso en la discrepancia. Si un mensaje se trasluce de esta primera sesión de investidura, es que la legislatura que le espera a Susana Díaz y al PSOE no va a ser sencilla; que el PSOE ha rebajado su “optimismo” inicial para sustituirlo por la prudencia, y que la oposición no lo va a poner fácil. Pese a todo, todos esgrimen la palabra “diálogo” a diestro y siniestro.
La presencia de cinco fuerzas políticas en la Cámara auguraba una etapa política nueva en Andalucía, con la necesidad de mucha cintura por parte de todas las fuerzas con representación. Eso ya se sabía. Sin embargo, las duras posiciones que están manteniendo los partidos, incluso antes de que se forme Gobierno, lanzan un mensaje a Susana Díaz: cada decisión parlamentaria va a costar.
De hecho, el PP ya enseñó algunas de sus cartas en la sesión de constitución del parlamento y la mesa del mismo. Por eso, Díaz ha repetido una y otra vez durante toda la sesión, y en todas y cada una de las réplicas, que “no estamos pidiendo su voto”, en un intento de quitar presión a los partidos, dándoles argumentos para justificar una posible abstención: “No pedimos que nos apoyen, pedimos que nos dejen gobernar si no tienen mayoría alternativa”. “Pluralidad no es bloqueo”, ha afirmado Díaz.
Ninguno de los partidos de oposición está dispuesto a mostrarse complaciente con los socialistas, y los acuerdos se van a vender caros. Saben que aún quedan dos importantes citas electorales este año (municipales y generales), y no quieren decepcionar a sus votantes ni que parezca que le entregan el mango de la sartén a Susana Díaz.
El más dispuesto a encontrar espacios de encuentro es claramente Ciudadanos. Juan Marín ha manifestado en su discurso que no quiere ser “una piedra en el camino”, y ha desarrollado un discurso de perfil bajo en el que ha dado cal y arena a la líder socialista, pero siempre en tono conciliador. Para equilibrar, su líder nacional, Albert Rivera, se ha encargado de endurecer su discurso desde Barcelona, volviendo a reclamar el acta de diputado del expresidente Manuel Chaves. De hecho, a última hora de la tarde del martes aseguraron que su voto el próximo viernes será de nuevo el no.
Cual escala de colores, Díaz se ha movido en la réplica en la paleta con la contención de fondo, pero ha variado los tonos según el interlocutor. Con Ciudadanos, el color ha sido de sintonía, de cortejo, en la línea del discurso de Marín, buscando el giro del voto para la próxima ronda de investidura, ya por mayoría simple.
Con IU, Díaz se ha vestido del color del divorcio con hijos. “Me siento orgullosa del trabajo que hemos hecho juntos”, aunque ya no nos entendamos. Una postura que no ha “comprado” Maíllo, que ha dado por hecha la existencia de un el pacto del PSOE “con la derecha económica, con el IBEX35, y pronto se verá si también pacta con la derecha política”. Maíllo ha vuelto a escenificar la “desconfianza” que le genera la presidenta en funciones después de la ruptura del pacto de Gobierno, y ha recibido las respuestas más contundentes de Díaz: “Aquí no hay una izquierda verdadera y unos revisionistas entregados al capital”.
La intervención de Podemos ha sido la más dura, y la réplica, la más complicada para Susana Díaz en esta sesión parlamentaria. Podemos se está mostrando antes y durante el discurso de Rodríguez como una pareja difícil de seducir. Por eso, frente a Teresa Rodríguez, dura en la exigencia de sus condiciones, Díaz ha querido contraatacar con firmeza, pero enmarcándola en un tono de prudencia y contención y manteniendo los brazos abiertos: “Sus propuestas van a contribuir al desarrollo social y económico de Andalucía”, ha dicho Díaz. Ante lo cual, la líder de Podemos tras su dura primera intervención parlamentaria que ensombreció el entrecejo de los parlamentarios socialistas, ha respondido con un tono algo esperanzador: “Mucho de lo que hay en el discurso de investidura nos gusta. Me gusta la música, incluso la letra en algunos casos, pero quiero ver ahora la ejecución”.
El PP ha traído al Parlamento el discurso del “respeto por la lista más votada”, las menciones a la corrupción y la imagen que quiere proyectar de Díaz: “Altiva, soberbia y carente de humildad”. Ha reprochado a la candidata de no estar dipuesta al diálogo: “Yo estoy dispuesto a pactar, pero resulta imposible hacerlo contra el muro que está intentando levantar en torno al PP”, ha dicho Juan Manuel Moreno y ha anunciado 146 medidas de las que ha mencionado tan sólo unas pocas. Frente a Moreno, se ha visto a Díaz mucho menos contenida que con el resto. Nada de cortejo. Ante sus propuestas, le ha contestado que las haya hecho “tarde y mal”. Ante la falta de cooperación, ha acusado a los populares de “oportunismo político y tacticismo” y, ante las críticas y el recordatorio de la campaña, Díaz le ha recordado su “batacazo de las urnas en marzo”.
A juzgar por el desarrollo de estos dos días de debate, parece que los socialistas ven las posibilidades en los nuevos partidos frente a los veteranos en la Cámara parlamentaria (IU y sobre todo PP). Sin embargo, la segunda votación, que tendrá lugar el viernes no está nada clara. En los pasillos, con más o menos convicción, parecen coincidir en que no convendría llegar a la repetición de las autonómicas. Pero muchas voces de distintas formaciones incluyen en la conversación la fecha de las municipales como punto de inflexión.