La ejecutiva del PSOE de Jaén se ha reunido este lunes para analizar el calendario del 15º Congreso regional del PSOE de Andalucía, previsto para los días 22 y 23 de febrero en Armilla (Granada), y por primera vez ha puesto sobre la mesa el nombre de un candidato alternativo a Juan Espadas, actual secretario general y por ahora único aspirante en firme a las primarias. El elegido es Juan Francisco (Juanfran) Serrano, diputado jiennense en el Congreso y número dos del secretario de Organización del PSOE federal, Santos Cerdán.
Fuentes presentes en la reunión de la ejecutiva en Jaén coinciden en que tanto el líder provincial, Francisco Reyes, como su hombre de confianza y actual secretario de Organización del PSOE andaluz, Jacinto Viedma, han avalado públicamente el nombre de Serrano, sujeto a dos condiciones: una, que el exalcalde de Bédmar, de 34 años, dé un paso adelante y presente oficialmente su candidatura el próximo 7 de enero, cuando se abre el plazo de inscripción para las primarias. Y dos, que la vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda y número dos del PSOE federal, María Jesús Montero, decida finalmente no postularse.
Montero es el nombre que más apoyos suscita dentro de la federación andaluza, de punta a punta, tanto por su experiencia en la Junta de Andalucía -fue consejera con Chaves, Griñán y Susana Díaz- como por su peso específico en el Gobierno de Pedro Sánchez. Es el revulsivo que muchos secretarios provinciales, diputados y alcaldes andaluces esperan, incluido en el PSOE de Sevilla y de Jaén, las dos agrupaciones con más poder ahora mismo, porque son las únicas que conservan las Diputaciones provinciales tras la debacle de las municipales de 2023.
La vicepresidenta del Gobierno es, además, la única que convencería sin resistencia a Espadas a dar un paso al lado para evitar unas primarias a cara de perro en el momento de mayor debilidad del PSOE andaluz de su historia. Este era el esquema ya dibujado hasta este mismo lunes, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido preguntado expresamente por la opción de Montero como futura secretaria general de la federación andaluza, y Sánchez ha respondido que “será la militancia la que decida”.
Fuentes próximas a la ministra de Hacienda aseguran que ella ha manifestado ya, por activa y por pasiva, que su deseo es permanecer en Madrid, que no tiene intención de volver a la política andaluza ni librar la batalla de las autonómicas contra la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno en 2026.
Montero tiene una agenda complicada en la Moncloa, pilota la negociación de la reforma del modelo de financiación autonómica, con la singularidad para Cataluña pactada ya con los independentistas, y con la mayoría de barones territoriales del PP enfrente; además debe ultimar el proyecto de Presupuestos Generales para 2025, que Sánchez se ha comprometido a presentar, aunque le falten apoyos parlamentarios para sacarlo adelante.
En el PSOE andaluz, todas las voces consultadas son conscientes de los impedimentos y las resistencias que hacen difícil imaginar un salto de Montero a la arena autonómica, pero mantienen la esperanza por una razón clara: su nombre también es el único que, hoy por hoy, puede evitar un choque de trenes en las primarias que arrancan después de las fiestas navideñas.
El paso que ha dado este lunes la ejecutiva del PSOE de Jaén es un ejemplo de lo que puede pasar, si esta agrupación se alinea con Juanfran Serrano, y otras provincias lanzan a sus propios candidatos a pelear. “Sin el aval explícito de Sánchez, la candidatura de Serrano no garantiza que no haya primarias, más bien al contrario”, dice una voz crítica de los socialistas jiennenses.
El PSOE de Sevilla ha hecho tándem con Jaén hasta hoy, conscientes de que el secretario general para Andalucía debía ser elegido en el territorio, y no impuesto por Ferraz. La agrupación que pilota Javier Fernández, la que más militantes tiene, prefiere evitar unas primarias que convulsionen aún más el partido, un planteamiento que muchos han leído como una invitación a Espadas para que se eche a un lado y facilite otra candidatura de consenso. Cosa distinta es que el PSOE de Sevilla respalde el nombre de Juanfran Serrano, sobre todo si éste no cuenta con el beneplácito de Pedro Sánchez, algo que por ahora no ha pasado.
La ejecutiva de Jaén ha estado reunida por la mañana y, al terminar, sus dirigentes se han desplazado hasta un restaurante del centro de la ciudad, El Callejón del Mercado, donde habían reservado un menú de Navidad para comer. En el local se les han unido miembros del grupo parlamentario socialista andaluz, diputados en el Congreso y senadores jiennenses. Juanfran Serrano no ha estado en la comida, pero sí ha llegado a los postres, confirman fuentes presentes.
En esta comida ha trascendido el debate interno que había tenido lugar horas antes en la ejecutiva, y que el nombre de Serrano había salido por primera vez a la luz, avalado por la dirección provincial. Algunas voces hablan de “audacia” por parte de Reyes, y respaldan la necesidad de dar un paso adelante y “ser claros”, porque las primarias están al caer, el periodo de inscripción de precandidaturas estará abierto del 7 al 10 de enero, y la votación será el 1 de febrero.
Fuentes próximas al secretario provincial restan trascendencia al paso dado hoy, y advierten de que Serrano no va a lanzar su candidatura sin conocer de primera mano lo que piensan Sánchez y Montero. Otras voces en el PSOE de Jaén hablan de “temeridad” por haber lanzado el nombre de Serrano en una reunión de ejecutiva sin que el presidente del Gobierno ni la vicepresidenta hayan deshojado aún la margarita.
Advierten de que si Moncloa decide, finalmente, ponerse de perfil y no orientar ninguna candidatura a las primarias andaluzas, el nombre de Serrano como futuro líder del PSOE andaluz sería muy discutido, “no sólo en otras provincias donde tienen a aspirantes jóvenes con escaño en el Parlamento andaluz, y no en Madrid”, sino en la propia provincia de Jaén.
Otras fuentes del partido en Ferraz consultadas por este periódico leen estos movimientos del PSOE de Jaén como un intento -coordinado con Sevilla- de presionar a Sánchez y a la propia Montero para que decidan dar un paso adelante y eviten un desgarro territorial en la federación andaluza, con candidatos emergentes en distintas provincias.