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“La unión hace la fuerza” o el campo andaluz en “modo cooperativa”, un caso en Campo de Tejada

La Sociedad Cooperativa Andaluza Campo de Tejada (Escacena del Campo, Huelva) es un ejemplo palpable del crecimiento de la economía social en Andalucía. Desde su fundación a finales del año 1979 hasta hoy, la línea de crecimiento continuado arroja números a tener en cuenta y que llevan desde los 186 socios fundadores a los casi 2.000 actuales. Con más de 25.000 hectáreas totales para unos 12 millones de euros de facturación, mantienen unos 40 puestos de trabajo fijo.

Esta acertada gestión empresarial despertó el interés de agricultores de otras poblaciones. En la actualidad, socios de 32 municipios trabajan en una sociedad que toca desde Paterna o Gibraleón a Coria del Río, de la campiña onubense a la comarca sevillana del Aljarafe. Y no sólo cumple la finalidad de recoger y comercializar sus productos agrícolas: cereales, oleaginosas, leguminosas… caso de productos estrella como el garbanzo blanco lechoso.

Como dice el presidente de Campo de Tejada, José Ortega –en entrevista a eldiario.es/Andalucia–, “la unión hace la fuerza” y así la cooperativa ofrece también a agricultores y colaboradores otras opciones desde unas instalaciones que ocupan casi 38.000 metros cuadrados. Ventajas y servicios como supermercado, gasolinera con precios bajos y telefonía móvil. Incluso servicios financieros, con una sección de crédito que la entidad puso en marcha en 1993.

Ahora son un referente de la economía social y del mundo cooperativo andaluz pero, ¿cómo surge Campo de Tejada?

Surgen en el 79 porque vimos la necesidad de vender en común. El Servicio Nacional de Cereales no funcionaba, era terrible, y teníamos que quitárnoslo de encima. Organizamos una reunión de agricultores de esta comarca, de la zona de Paterna y Escacena, y entendimos que teníamos que agruparnos para comercializar y defender nuestra producción de trigo, remolacha, garbanzos, algodón, maíz... Fue tomando forma y fundamos la cooperativa con poco más de 180 socios.

Y a partir de ahí, crecimiento continuo.

Se iba apuntando gente que veían los buenos resultados hasta llegar hoy día a algo más de 25.000 hectáreas entre cooperativa y almacén. Socios activos son 780 aproximadamente. Luego están los inactivos que llamamos, con los que sumamos cerca de 2.000. Muchos no tienen nada que ver con la agricultura, pueden ser albañiles, fontaneros o de cualquier profesión que depositaron la confianza en nosotros y traen sus ahorros a la cooperativa.

¿No es extraño que haya servicios financieros en una sociedad cooperativa?

El número de socios ahora lo marca la pauta de la PAC y, cuando llegó esta política europea, como parte de la cosecha llegaba a través de subvenciones, vimos la necesidad de gestionarlo así. Fue una buena solución para los socios, que pueden tener así sus propias cuentas. De este modo nació nuestra sección de crédito que, dada la seriedad con la que se fundó, sigue funcionando.

Y tienen más servicios internos, desde gasolinera a supermercado o telefonía.

Pero los comienzos fueron muy duros. Ha sido una evolución. No todo el mundo estaba dispuesto a entregar su mercancía o tener su dinero en un banco que no lo era propiamente dicho sino de la misma sociedad. Empezaron con desconfianza y ahora como ha dado resultados la gente confía plenamente en la gestión que se viene haciendo después de tanto tiempo. Tenemos 36 años ya de historia.

¿La cooperativa sigue sumando tierra?

La unión hace la fuerza. Empezamos con Escacena de la que ya está el 100% del término, en Paterna o Calzadilla casi el 80%... En total son 32 municipios, no sólo del condado de Huelva sino también del Aljarafe, en Sevilla. Y en esta evolución nos damos cuenta de que seguimos siendo pequeños y tenemos necesidad de agruparnos con otras cooperativas para hacer todavía más fuerza.

¿Ven el campo andaluz con más posibilidades dando frutos desde la economía social?

La apuesta es por aglutinar el campo andaluz en modo cooperativa. Creamos para esto una cooperativa de segundo grado con la que hacemos venta común y en la que hay unidas 23 cooperativas de Cádiz, Huelva, Sevilla... Pero aun así nos damos cuenta de que somos pequeños y tenemos que ir a mucha más unión. Ahora hemos pegado un parón con el tema de la crisis pero ya están llamando a la puerta algunas para poder entrar. La unión hace la fuerza y el objetivo es seguir creciendo. Es el modo de conseguir un trato más justo, de ser más competitivos y menos vulnerables.

¿Cómo valora la función de las instituciones en este camino que han labrado?

Muy positivo, a nivel andaluz siempre han estado ahí, apoyando. Empezamos de la mano de la Junta de Andalucía y de la Federación de Cooperativas Andaluzas. La Junta, una vez que el proyecto iba en marcha, se retiró de la sociedad. Las instituciones han estado volcadas con nosotros siempre, hemos marcado una trayectoria de seriedad y cumplimiento de todos los trámites que nos exigían. Nos hemos hartado de entregar papeles.

Además de la unión, del trabajo común, ¿en qué basan la fuerza de la cooperativa?

En la calidad. Lo tenemos muy claro. La producción media en Europa es mayor y hay que competir con eso. Por eso creamos una sociedad, Agro Vegetal, en la que hay cinco cooperativas. Ahí investigamos variedades de trigo adecuadas a nuestra zona y también de guisantes, de habas… Lleva unos 15 años en el mercado, con un convenio con el Centro Internacional del Maíz y Trigo, con sede en México. Competimos con multinacionales y con nuestra mercancía de Sevilla somos el segundo en volumen de venta de Andalucía y terceros en España.

Tienen además un producto estrella.

En esta zona tenemos un producto muy diferenciado, el garbanzo blanco lechoso. Con dos marcas propias. Es un producto que tiene mucha fama y es de poco volumen, se siembra en pocas hectáreas. La tierra que se siembra de garbanzos tiene un tratamiento diferente y de la mano de la Universidad de Córdoba y otras entidades fuimos investigando sobre enfermedades del cultivo para mejorarlo. Y hemos logrado una variedad más resistente que nos da incluso opción para vender semillas. Con el garbanzo llamamos a la puerta de Europa para pedir denominación de origen y la conseguimos, con una especie de protección de origen para un producto muy valioso. A partir de este año, la nueva cosecha va con ese sello.

¿Cómo se gestiona una sociedad de economía social mastodóntica como es el caso de Campo de Tejada?Campo de Tejada

Gestionar una cooperativa con tantos socios se lleva bien. El funcionamiento es democrático y se trabaja con rigor y seriedad con la base de nuestros estatutos y del trabajo en común. En nuestro caso como no hay cultivo perecedero, son cultivos de secano que se pueden almacenar, nos facilita esa tarea. Podemos llegar a 25 millones de kilos de trigo y 11 de girasol que clasificamos en las naves según tipo y calidad tras una analítica. Trabajar desde una cooperativa aporta muchas ventajas. Juntos defendemos mejor el producto y los agricultores vendemos en buenas condiciones.

La Sociedad Cooperativa Andaluza Campo de Tejada (Escacena del Campo, Huelva) es un ejemplo palpable del crecimiento de la economía social en Andalucía. Desde su fundación a finales del año 1979 hasta hoy, la línea de crecimiento continuado arroja números a tener en cuenta y que llevan desde los 186 socios fundadores a los casi 2.000 actuales. Con más de 25.000 hectáreas totales para unos 12 millones de euros de facturación, mantienen unos 40 puestos de trabajo fijo.

Esta acertada gestión empresarial despertó el interés de agricultores de otras poblaciones. En la actualidad, socios de 32 municipios trabajan en una sociedad que toca desde Paterna o Gibraleón a Coria del Río, de la campiña onubense a la comarca sevillana del Aljarafe. Y no sólo cumple la finalidad de recoger y comercializar sus productos agrícolas: cereales, oleaginosas, leguminosas… caso de productos estrella como el garbanzo blanco lechoso.