El pasado mes de mayo, por primera vez, Andalucía superaba a Catalunya en número de autónomos, y a junio de 2021 son ya 560.340, una cifra de la que el Gobierno de PP y Ciudadanos presumen como una victoria de sus políticas y del emprendimiento. ¿Pero qué hay detrás de esos autónomos? ¿Son todos entusiastas emprendedores o más bien gente a la que no le ha quedado más remedio que darse de alta en el régimen tras quedarse en el paro y ver, por ejemplo, que la única manera que tiene de salir a flote es volver a trabajar para la misma empresa pero desde fuera y en peores condiciones?
“No se puede crecer de forma robusta solo con autónomos”
Frente a la excitación del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, o de su vicepresidente, Juan Marín, e incluso de su portavoz, Elías Bendodo, a la hora de volver una y otra vez sobre ese récord, la reflexión del consejero de Transformación Económica, Rogelio Velasco, es menos triunfalista. En un coloquio sobre reactivación económica tras la COVID, que pasó muy desapercibido para la prensa, reconocía que “no se puede crecer de forma robusta solo con autónomos” porque “son las grandes empresas las que se internacionalizan e invierten en innovación”.
En la misma conferencia, Lorenzo del Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), la más representativa del colectivo, igualmente matizaba que el crecimiento de autónomos “viene también derivado de la externalización de servicios de las grandes empresas”. De todas formas, el último barómetro presentado por ATA, de abril de 2021, señala que los autónomos estiman en más de 75.000 millones de euros las pérdidas desde que empezó la pandemia. Tres de cada diez aseguran que sus pérdidas son superiores a 30.000 euros, principalmente en el sector de los eventos y el ocio. Y en torno a un 60% ha visto caer su facturación en lo que llevamos de pandemia en 15.000 euros o más.
Lo cierto es que las administraciones no ofrecen una radiografía en profundidad de la vida de los autónomos. Sí se puede tener úna aproximación sobre cuánto ganan y nos permite concluir que prácticamente la mitad declara unos ingresos por rendimiento del trabajo por debajo de los 12.600 euros brutos, o sea, menos de 1.000 netos por mes para tirar adelante. Son autónomos que no llegan ni a mileuristas y sin paga extra.
De este modo, según los últimos datos, en Andalucía, de ese más de medio millón de autónomos, hay 96.246 con tarifa plana, de un total de 490.791 en España acogidos a esta figura. Esto la coloca como primera comunidad autónoma con esta prestación, por delante de Catalunya (83.866) y la Comunidad de Madrid (58.137). Se le suma que la Junta de Andalucía cubre un año más que se añade a los dos de la Administración General del Estado. En torno a la mitad de estos (46,1%) declara los referidos rendimientos del trabajo inferiores a 12.600 euros por ejercicio. Mientras, un 19% se sitúa en el tramo entre 12.600 y 20.000. Por encima de estos tramos, hay un 19,9% con tarifa plana.
Precisamente esto ha sido criticado por Eduardo Abad, presidente de la Unión Profesional de Trabajadores Autónomos (UPTA), quien incide en que “no es progresivo que tenga la misma tarifa plana uno que acaba de abrir una notaría en el centro de Sevilla que una persona con un pequeño negocio de hostelería en la sierra pero no se discrimina por ingresos”. El responsable de UPTA, que junto con ATA y la Asociación Profesional del Trabajo Autónomo (Uatae) son las tres con presencia en Andalucía y las principales del país, califica por ello de “despropósito” la tarifa plana, sobre todo porque la tasa de retorno, es decir, la gente que sigue en el régimen una vez agotada esta prestación, a los dos años en el país y a los tres en Andalucía, no llega a un 15%. “La mayoría no supera la vida del negocio más allá de la tarifa plana, lo cual es un fracaso, igual que es un hecho que esto sirve exclusivamente para tapar los datos del paro”, sentencia.
Ironiza con la idea de que la Junta de Andalucía “puede presumir de lo que quiera, pero no está contando toda la verdad”. Y se explica: “No está diciendo que el número de los que entran y salen del régimen de autónomos en esta comunidad autónoma es el mismo que en el resto. Es lo que llamamos autónomos por obligación. Se dan de alta porque han sido expulsados del mercado laboral. Se está fomentando exclusivamente el trabajo autónomo para contrarrestar la grave situación que vivimos en desempleo”.
En la misma línea, indica que “por más que quieran llevarnos a engaños, lo que se está haciendo es cambiar a unos por otros, y no se crea empleo de calidad”. Entre otras cosas, porque “las tasas que hay de reposición de nuevos emprendedores en sectores que son de alta calificación es nula y no se está generando valor añadido”. Entiende que el Gobierno de la Junta debería ser “más cauteloso” con este tema. “Presumimos de que tenemos más autónomos que nadie. Se habla de cantidad y no de calidad”, resume. Es más, lanza otras preguntas sobre viejos compromisos: “¿Qué pasa con la digitalización y la formación de los autónomos?”.
El riesgo de que sea un espejismo
Un dato: tres comunidades autónomas que encabezan las tasas de paro, Andalucía, Baleares y Canarias, son las que más crecimiento en el número de autónomos han experimentado entre junio de 2020 y junio de 2021, con 3,87%, 4,21% y 3,23% respectivamente. Existe pues entre los expertos el temor a que estas marcas que se han batido no sean más que un espejismo por la situación de crisis, que ha llevado a mucha gente a las colas del paro y sin opciones de contrato, a la vez que se han contenido las bajas en RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) por las prestaciones extraordinarias que se están otorgando.
También la Asociación Profesional de Trabajo Autónomo (Uatae) se muestra crítica con la gestión que hace la Junta de Andalucía con el colectivo, por ejemplo, en materia de subvenciones para la reducción del endeudamiento puestas en marcha con esta crisis. Exigen que “lleguen a todos los sectores”. Pepe Galván, su secretario general, señala que “muchos sectores se han quedado fuera” porque la Junta de Andalucía “no ha abierto el abanico tal como nos había garantizado”.
Tanto Uatae como UPTA tienen dificultades para hacerse oír porque la Junta de Andalucía ha hecho de ATA su único interlocutor para este colectivo. ATA no solo se llevaba este año la Medalla de Andalucía, sino que forma parte de la patronal CEA (Confederación de Empresarios de Andalucía) y es el socio preferente, o único, del ejecutivo para las negociaciones en la materia. Es más, entre muchos levanta suspicacias el hecho de que la directora general de Trabajo Autónomo y Economía Social, Susana Romero, está casada con uno de los vocales de ATA, José Carlos Piñero, de cuyo bufete es socia.
Desigual presencia en el diálogo social
Desde ATA se sienten “suficientemente representados en el diálogo social, tanto a nivel autonómico como nacional”. No creen que sea necesario, por tanto, extender el diálogo social a las organizaciones de autónomos, igual que pasa con sindicatos y patronal. Si finalmente se hace, matizan que debería ser “para temas exclusivamente de autónomos y con las organizaciones realmente más representativas”. Recuerdan que “Andalucía es la tierra donde nació ATA” y cuentan con el apoyo de más de 90.000 autónomos, prácticamente uno de cada cinco. UPTA por su parte cuenta con 68.797 en Andalucía, entre asociados propios y autónomos de las asociaciones vinculadas, según la última memoria de la organización, correspondiente a 2020.
“Está claro que estamos viviendo una crisis sanitaria sin precedentes que ha traído consigo una crisis económica jamás vivida. Muchísimos autónomos han vivido situaciones realmente dramáticas, donde a los temas sanitarios se vieron obligados de un día para otro a cerrar y suspender el 100% de su actividad con las perdidas y la incertidumbre que ella conlleva”, reconocen desde la organización presidida por Lorenzo del Amor. Pero no niega su satisfacción por el crecimiento en RETA, “lo que confirma que el emprendimiento va en el ADN andaluz y que es este el que más influye en la creación de actividad, empleo y riqueza”, sentencia. De hecho, ATA sostiene que “las comunidades autónomas que aprueban más incentivos para impulsar o mantener el trabajo autónomo es donde se tiene demostrado que más crece la afiliación”, en la línea de la defendida por San Telmo.