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Cinco respuestas para plantearte elegir un vehículo eléctrico
La propuesta de prohibir desde 2040 las matriculaciones de diésel y gasolina (y también híbridos), incluida en el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, ha revuelto a la industria del automóvil, que se puede ver obligada a pisar más a fondo de lo previsto el acelerador para optar por los vehículos eléctricos. De momento es un borrador, pero con él la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, inquietó a las patronales, que se toparon por sorpresa con esta propuesta, que también pone 2050 como año tope para que los vehículos de combustión sigan circulando por nuestras carreteras.
En paralelo, el Parlamento Europeo ha aprobado una propuesta para reducir un 40% las emisiones de los vehículos nuevos para 2030, frente al 30% que propone la Comisión Europea para dentro de poco más de una década. Las compañías estarán obligadas a garantizar que los menos contaminantes -los vehículos eléctricos y aquellos que emiten menos de 50 gramos de CO2 por kilómetro- sean un 35% de los coches y furgonetas nuevos en 2030 (y la quinta parte ya desde 2025).
En el último barómetro del CIS el uso de vehículos eléctricos o híbridos figura entre los 10 primeros cambios que los ciudadanos propondrían para luchar contra el cambio climático, como opción que uno de cada tres entrevistados sugiere. Pero estos son deseos, y luego está la realidad.
“El coche eléctrico es una pieza fundamental para avanzar hacia un sistema energético totalmente descarbonizado en 2050, objetivo que es compartido por todos los países que han firmado los acuerdos internacionales, y por una sociedad cada vez más sensibilizada”, señala José Bogas, consejero de Endesa, multinacional de la energía que ha convertido en prioritaria esta estrategia.
Tendencia creciente
El último informe sobre este mercado corresponde a 2017, a la espera de completar los datos de este año, y revela un incremento de más del 50% en vehículos eléctricos e híbridos, superándose los tres millones en circulación, más de medio millón de ellos en China, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). En España son unos 25.000. En concreto, el pasado año en España se vendieron unos 4.000 vehículos eléctricos y 3.500 híbridos, en todo caso 10 veces menos de los necesarios para cumplir los objetivos de emisión de 2030 fijados por la UE.
Pero se han disparado este año. Los últimos datos los ofrece la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac): en los primeros 11 meses de 2018, las matriculaciones de vehículos eléctricos llegaron a 11.332. Supone un incremento del 52% respecto del mismo periodo de 2017. Datos similares ofrece la Asociación Española para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive): un total de 11.610 vehículos eléctricos matriculados hasta octubre (más 4.375 híbridos), superándose la cifra de 2017.
Con este panorama, muchos de los que se plantean comprar un vehículo eléctrico todavía ven con recelo este mercado porque, pese a que no hay dudas de que será el futuro, sí se despiertan incertidumbres en torno a los plazos. Esto, unido al desconocimiento en torno a su precio, las posibles subvenciones o las ventajas reales, por ejemplo, puede llevar al comprador a pisar el freno antes de tiempo. Por eso, contestamos algunas de las principales preguntas que se hace el consumidor.
¿Cuánto cuesta un vehículo eléctrico?
Es lo primero que echa para atrás a la hora de decidirse, porque su precio suele ser una media de entre 5.000 y 10.000 euros más caro que el de un vehículo de combustión. Es más, resulta complicado encontrar uno por debajo de los 20.000 euros. Y en muchos casos hay que sumarle el alquiler de la batería. De hecho, el reto que se han marcado varios fabricantes es poner en el mercado alguno por debajo de los 10.000 euros. La gama es variada, pero la media son 30.000 euros.
¿Qué ayudas se ofrecen?
Ese elevado precio se puede paliar con las subvenciones, que por comprador pueden llegar a 5.500 euros. El problema es que se agotan rápido y hay lista de espera. Lejos quedó el PIVE, y en los últimos años ha habido varios planes desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, tanto para compra como para la instalación de puntos de recarga, y en estos momentos se está a la espera de que se liberen nuevas partidas en 2019.
Por resumir estos programas, hay que recordar que en 2015 se aprobó la Estrategia de Impulso del Vehículo con Energías Alternativas (VEA) en España 2014-2020. En este marco, se pusieron en marcha los planes de impulso a la Movilidad con Vehículos de Energías Alternativa (Movea) para los años 2016, 2017; le siguió en 2018 el de Movilidad Alternativa (Movalt), con 35 millones de euros que duraron menos de 24 horas; y se ultima para 2019 el Vehículos de Energías Alternativas (VEA), con unos 60 millones de euros y que incluye también a los híbridos, híbridos enchufables, gas natural comprimido y gas licuado del petróleo.
Pero son “insuficientes”, en palabras de Mario Armero, vicepresidente de Anfac, que aboga por prever por lo menos el doble en subvenciones, a la vez que considera que la industria está en condiciones de ofrecer medio millón de vehículos eléctricos en 2030, y copar el 30% del parque automovilístico.
Por su parte, la Agencia Andaluza de la Energía ofrece incentivos para instalación de puntos de recarga (también a particulares), para la renovación de flotas de servicios públicos (no para particulares) y para promoción de la movilidad sostenible. Igual que se pueden encontrar en otros gobiernos autonómicos y locales.
¿Cuánto me ahorro?
Es otra pata que compensa el elevado precio de un vehículo eléctrico: el ahorro en combustible porque la electricidad es más barata. Para un consumo de 15.000 kilómetros por año se produce un ahorro de por lo menos 765 euros, según el simulador que ofrece Endesa.
Esto se consigue no sólo porque esta energía sea más barata, sino porque es más eficiente: para un coche eléctrico, recorrer 100 kilómetros suponen unos 17 kilovatios hora. Si se hace la equivalencia en gasolina, serían 45 kilovatios, o sea, casi siete litros. “Mientras el coste eléctrico total de 17 kilovatios viene a suponer entre 1,55 y 2,60 euros, dependiendo del tipo de tarifa nocturna o diurna que utilicemos, el precio de los 100 kilómetros en gasolina es 7,79 aproximadamente”, remarcan.
¿Qué otras ventajas tengo?
Más allá del compromiso contra el cambio climático, que puede ser un aliciente mayor o menor para el usuario, y lógicamente del ahorro que supone no tener que usar carburantes, hay otras ventajas por conducir un vehículo eléctrico, pero lo que ocurre es que aún no son homogéneas, ni por comunidades autónomas ni por municipios.
En cualquier caso, una de las más comunes es que pueden circular por vías restringidas a otro tipo de tráfico en los cascos urbanos de muchas ciudades. Igual que, en otras pueden usar carriles bus o VAO (vehículos de alta ocupación) o aparcar gratis en lugares de pago en la vía pública (zona azul), e incluso disfrutar de peajes más baratos en autovías, ahorrarse parte o todo de los impuestos de matriculación y circulación...
¿Y cuáles son los principales inconvenientes?
El más recurrente -aparte del precio- es la relativamente escasa autonomía, lo que unido a la falta de puntos de recarga y la duración del proceso, disuade a muchos, y a esto se añaden inconvenientes como la falta de exenciones que hay en otros lugares; la poca vida útil de la batería, y por tanto, un gasto extra con el tiempo; e incluso los problemas para encontrar talleres preparados para su reparación, problema este último que irá desapareciendo conforme crezca su demanda.
En general, son todos los inconvenientes en los que la industria se está centrando. Ya comentábamos que hay fabricantes que en un par de años, como mucho, quieren poner en el mercado el vehículo eléctrico por debajo de los 10.000 euros, para combatir el problema de su elevado precio, igual que se está investigando con baterías más eficientes. “En 2020 costarán menos que sus equivalentes en diésel”, vaticinan desde Endesa.
En cuanto a la autonomía, en estos momentos va de los 200 kilómetros de los modelos más económicos a los 400 de los más caros, e incluso muy por encima. La industria anuncia que los próximos que van a generalizar en el mercado los modelos con una autonomía de más de 400 kilómetros. Más es posible ya, pero pocos pueden permitírselo. De hecho, ya hay marcas que venden vehículos eléctricos con autonomía de más de 600 kilómetros pero valen 150.000 euros de media.
El tiempo de recarga también sigue siendo un inconveniente en el que se trabaja. Tardan una media de ocho horas para completarla; entre una o dos si es un punto de recarga acelerada; y 20 minutos para el 80% de la batería los de rápida, pero no son válidos para todos los modelos. Por tanto, el objetivo es reducir esos tiempos con investigación en las baterías.
Sobre los puntos de recarga, en el último Foro Nissan de Movilidad Sostenible, el comisario europeo de Acción por el Clima y la Energía, Miguel Arias Cañete, expuso que en España harán falta 200.000 públicos en 2030. “En la actualidad, España cuenta con 5.000, posicionándose como uno de los países líderes en este segmento. Sin embargo, para las demandas presentes y futuras este número es insuficiente”, subraya Sara Moreno, directora de Marketing y Comunicación de Gana Energía, comercializadora de energía 100% renovable.
Precisamente, hace unas semanas Endesa presentó el plan más ambicioso hasta la fecha en nuestro país: la instalación de 108.500 puntos de recarga públicos (8.500) y privados (100.000). “La movilidad eléctrica es un pilar estratégico para Endesa, ya que se trata de avanzar hacia un sistema totalmente descarbonizado en 2050”, destaca José Bogas.
Finalmente, una parte que toca a las administraciones. España está lejos de ofrecer otras ventajas que sí se han establecido en países que han disparado este mercado. El mejor ejemplo es Noruega, el país con el mayor parque de vehículos eléctricos en relación a su población (China tiene más), como la exención del 25% del IVA o en las tasas por la ITV, peajes totalmente gratis, parking igualmente sin pagar...
La propuesta de prohibir desde 2040 las matriculaciones de diésel y gasolina (y también híbridos), incluida en el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, ha revuelto a la industria del automóvil, que se puede ver obligada a pisar más a fondo de lo previsto el acelerador para optar por los vehículos eléctricos. De momento es un borrador, pero con él la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, inquietó a las patronales, que se toparon por sorpresa con esta propuesta, que también pone 2050 como año tope para que los vehículos de combustión sigan circulando por nuestras carreteras.
En paralelo, el Parlamento Europeo ha aprobado una propuesta para reducir un 40% las emisiones de los vehículos nuevos para 2030, frente al 30% que propone la Comisión Europea para dentro de poco más de una década. Las compañías estarán obligadas a garantizar que los menos contaminantes -los vehículos eléctricos y aquellos que emiten menos de 50 gramos de CO2 por kilómetro- sean un 35% de los coches y furgonetas nuevos en 2030 (y la quinta parte ya desde 2025).