La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.
No hay sitio para agradecer a todas las personas que han permitido que lleváramos a Endesa a los tribunales por dejar a vecinas que pagan su luz sin suministro eléctrico durante horas a lo largo de los años en la Zona Norte de Granada
Después de tres años inmersas en un juicio contra Endesa en el que reclamábamos justicia para las personas que llevan más de 10 años pagando luz y sufriendo cortes en el suministro de forma normalizada, el juicio ha quedado ya visto para sentencia. Mi impulso después de terminar fue escribir un mensaje de agradecimiento en mi red social a todas las personas con las que hemos compartido este camino y, de repente, me di cuenta de que no tenía espacio en mis tuits para hacerlo.
Se ha tratado de un proceso en el que contábamos con unos recursos económicos limitadísimos, enfrentándonos a un bufete que cobra más de 600 euros por hora a sus clientes, y que traía a sus abogados de Madrid para cada vista. Pero también ha sido un procedimiento en el que nunca nos hemos sentido solas y en el cada vez que hemos pedido ayuda, la hemos tenido.
Para empezar, me venía el agradecimiento a las demandantes y a sus familiares, que han resistido frente a viento y marea a todo lo ocurrido durante el procedimiento. A los tiempos, a las peticiones infinitas de documentos, fechas y números. Una de las demandantes falleció sufriendo cortes de luz. El marido de P. también y ella vivió toda su enfermedad cuidándolo con frecuentísimas y largas interrupciones del suministro eléctrico.
Los frágiles estados de salud de cada una de ellas empeoraron a lo largo de estos tres años, pero continuaron incansables. Porque, como bien dice P., “yo esto ya no lo hago por solo mí, sino por mis amigas y vecinas. Una de ellas murió tras estar siete horas sin oxígeno durante uno de los cortes. A otra la trajeron del hospital y murió en el portal, sin poder subir las escaleras porque ese día el ascensor no funcionaba al no haber luz. Otra más se cayó en mitad de la noche por no haber luz y se destrozó la rodilla, sin haberse recuperado aún”. Así que “lucho por mí, por ellas y por muchas otras”.
Las vecinas y vecinos de Distrito Norte de Granada y sus colectivos han estado presentes en cada una de las ocasiones que los hemos convocado. Nunca nos hemos sentido solas. Empezaban a llegar y como un goteo se iban juntando en torno a la pancarta, a los carteles, a las consignas. Y se hacía un silencio sepulcral cada vez que alguien informaba de cómo iba el procedimiento. Siempre han estado.
Las personas y grupos que comenzamos a idear la demanda hemos formado casi una familia, compartiendo victorias y derrotas, avances y retrocesos, velatorios y nacimientos
La defensa ha sido compleja y teníamos pocos medios. Nuestra abogada, apoyada por un grupo de abogados, así como otros compañeros juristas, han trabajado sin descanso para defender a estas vecinas. Nunca imaginé que un juicio implicaría estar el domingo por la noche buscando sentencias, descargando vídeos o concretando detalles, pero ahí estaban nuestros teléfonos echando humo mientras sabíamos que no éramos las únicas trabajando.
Las personas y grupos que comenzamos a idear la demanda hemos formado casi una familia, compartiendo victorias y derrotas, avances y retrocesos, velatorios y nacimientos.
El apoyo técnico de nuestro compañero ingeniero nunca hubiéramos podido pagarlo. Siempre ha respondido y explicado con paciencia las cosas. Una vez tras otra. Sabiendo que volveríamos a llamarle para que descifrara, de nuevo, datos a los que no terminábamos de encontrarle sentido. Igual que la presencia de nuestras compañeras de los centros de salud, que ponían palabras a lo que vivíamos en el día a día a nivel sanitario y de cómo los cortes de luz mermaban la calidad de vida de las vecinas.
Las compañeras de otras luchas se han unido a la nuestra. Cuando parecíamos pocas, siempre aparecían haciendo ruido y trayendo la energía que quizás, en ese momento, nos faltara. Dando apoyo moral y repitiendo que estaban ahí para lo que hiciera falta. Incansables. También desde otros territorios donde se viven realidades similares a la nuestra (Almería, Sevilla, Madrid o Cataluña) nos han escuchado, animado, apoyado y difundido.
E incluso figuras públicas han decidido apoyar esta causa y hacerla suya.
Gracias a todas, a cada una de ellas.
Quien lo ha vivido lo sabe. La fortaleza de saber que siempre hay gente cuando es necesario, que nadie está sola. Los grupos contra desahucios saben de lo que hablo. Pero también las vecinas de una escalera que siempre están ahí para las otras. Y grupos LGBTI. Y personas que se encuentran todos los miércoles para ir a regar los brotes de encinas del monte que si no ya se habrían secado. Y grupos de derechos humanos. Y de memoria histórica. Y de justicia climática. Y tantos otros.
Quien lo ha vivido lo sabe. Que no hay sitio para agradecer a todas las personas que han permitido que lleváramos a Endesa a los tribunales por dejar a vecinas que pagan su luz sin suministro eléctrico durante horas a lo largo de los años.
Falta que la justicia haga justicia. Pero no estamos solas y quien lo ha vivido lo sabe.
Sobre este blog
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.
0