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La agricultura del futuro: cambios y desafíos
Para el año 2050 se prevé que la población mundial sobrepase los 9.700 millones de personas. Para alimentar a toda esta gente, la agricultura tiene por delante un gran reto: producir alimento suficiente de forma sostenible, eficiente y rentable. Para lograr este objetivo, la agricultura del futuro deberá apostar por la tecnología de vanguardia.
La agricultura siempre ha tenido que hacer frente a grandes retos durante toda su historia. Superar algunos de estos retos le ha permitido evolucionar de forma rápida hasta llegar a la agricultura que conocemos hoy en día.
La agricultura actual se caracteriza por incorporar cada vez más tecnología a todos sus procesos. Esto ha permitido un auge y compromiso a la hora de desarrollar maquinaria agrícola cada vez más avanzada y mejor preparada. Aunque la tecnología ha permitido mejorar estos procesos, la agricultura se encuentra ante un futuro con grandes problemas a resolver. Para controlar y minimizar estos riesgos, se ha otorgado un gran protagonismo a la agricultura ecológica y a mecanismos y sistemas de trabajo menos invasivos.
No existe ninguna duda sobre el hecho de que algunos sectores del mercado, como el ecológico y los productos de proximidad, registrarán un incremento significativo en los próximos años
En 1970, Norman Borlangh recibió el Nobel de la Paz por su contribución a la revolución verde. En 2005 pronunció un discurso en la Universidad de Granada en el que planteó si sería posible alimentar a la población mundial sin destruir la Tierra. Y afirmaba que la humanidad poseía la tecnología para conseguirlo. Ahora cabe preguntarse cuál es el estado actual de esa cuestión, además de otras que han surgido en torno a ella. Surgen interrogantes fundamentales, a saber: ¿de qué manera pueden utilizarse los conocimientos, la ciencia y la tecnología agrícolas para reducir el hambre y la pobreza, mejorar los medios de subsistencia en las zonas rurales, y promover un desarrollo equitativo que sea sostenible desde el punto de vista social, ambiental y económico?
Durante muchos años, la ciencia agrícola se concentró en buscar componentes tecnológicos que mejorasen la productividad de las explotaciones donde los regímenes de mercado e institucionales establecidos por el Estado eran las principales causas de la adopción de nueva tecnología. El modelo general ha consistido en innovar continuamente, reducir los precios en la explotación agrícola y externalizar los costos. Este modelo hizo posibles los extraordinarios logros del sistema de conocimientos, ciencia y tecnología agrícolas (CCTA) en los países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial y la difusión de la Revolución Verde a comienzos de los años sesenta. Ahora bien, dados los nuevos desafíos a los que nos enfrentamos, cada vez se reconoce más en las organizaciones oficiales del ámbito de la ciencia y la tecnología que debe revisarse el modelo actual de CCTA. Las actividades habituales han dejado de ser válidas. Ello conduce a replantear el papel que pueden desempeñar los CCTA en la consecución de los objetivos de desarrollo y sostenibilidad: un papel que implica un mayor compromiso desde diversas perspectivas mundiales y enfoques posiblemente contradictorios de modo que orienten y propongan estrategias de acción que permitan las múltiples funciones de la agricultura.
Desde hoy hasta 2030 se esperan grandes cambios que llevarán a la revolución del sector agrícola.
Las nuevas tendencias en materia de dieta apuntan a una nueva demanda que ejerce una influencia decisiva en las variedades cultivadas, los métodos de cultivo, así como la cría. Por tanto, no existe ninguna duda sobre el hecho de que algunos sectores del mercado, como el ecológico y los productos de proximidad, registrarán un incremento significativo en los próximos años.
Las políticas comunitarias en términos de impacto medioambiental también han impulsado algunas prácticas productivas, como la rotación de cultivos. Sin embargo, los costes superiores relativos a algunos de estos cambios se compensan por el valor añadido de los productos. Los progresos en la selección y gestión de las semillas ayudarán de todos modos a los agricultores a obtener un aumento total de la producción.
Los cambios climáticos modificarán nuestra manera de producir de modo definitivo, influyendo en factores como lluvia, temperaturas y calidad del suelo. Por tanto, es necesario comenzar a hacer frente a estos cambios con algunas estrategias.
En la próxima década, nuestros campos podrán ser atravesados por robots y drones, capaces de recoger datos y cuidar los cultivos con una precisión cada vez mayor
El informe sobre el cambio climático de la Agencia Europea del Medio Ambiente proporciona algunas recomendaciones: en primer lugar, el recurso a los instrumentos de la agricultura de precisión, que permiten mejorar la producción, optimizar la distribución de fertilizantes y fitosanitarios. Empleo de cultivos más resistentes a las olas de calor y frío, pero también a la sequía y a los parásitos. En el periodo invernal es conveniente recurrir a los cultivos de cobertura para proteger el terreno, mientras que, en general, la rotación de cultivos genera beneficios para el suelo. Optimizar el riego, producciones sostenibles en invernaderos y mejor forraje para los animales son algunas de las buenas prácticas a seguir.
En la próxima década, nuestros campos podrán ser atravesados por robots y drones, capaces de recoger datos y cuidar los cultivos con una precisión cada vez mayor.
El abono, el escardado e incluso la recolección: gestionados por la inteligencia artificial, los robots de nueva generación también podrán dar sugerencias para optimizar la producción y aumentar el rendimiento de los cultivos.
Los drones agrícolas se podrán emplear en el mapeo de los terrenos y en la detección de los problemas. En el futuro también se utilizarán probablemente para regar los cultivos de forma rápida y precisa, sin desperdiciar agentes químicos, gracias a equipos sofisticados.
Mediante el uso de la técnica de edición del genoma, que permite modificar partes específicas de los genes de las plantas, resulta posible obtener nuevas variedades de plantas, más productivas y más resistentes, en tiempos muy breves con respecto a las técnicas tradicionales de cruce e hibridación.
El principal reto consiste en aumentar la productividad de la agricultura de manera sostenible. Los conocimientos, la ciencia y la tecnología agrícolas deben permitir abordar las necesidades de explotaciones pequeñas en ecosistemas diversos y crear oportunidades realistas para su desarrollo cuando haya pocas posibilidades de mejorar la productividad de área y el cambio climático pueda tener sus consecuencias más adversas.
El futuro del sector agrícola pasa por la construcción de una estrategia que coordine y oriente el esfuerzo y la actuación de los principales agentes e instituciones hacia un mismo objetivo: la sostenibilidad económica, social y medioambiental del sector.
La agricultura en España requiere soluciones para su sostenibilidad: la utilización de nuevas tecnologías, nuevas variedades, técnicas de edición genética y una apuesta fuerte en investigación y la formación en competencias de los profesionales del campo, fundamental para entender y aplicar recursos y conocimientos.
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