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El apocalipsis y la condición humana
“Situación catastrófica ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de la destrucción total. Nombre masculino. Fin del mundo. Usado también como femenino”. Así recoge el diccionario de la Real Academia el significado de apocalipsis. Son sinónimos: catástrofe, cataclismo, desastre, calamidad, hecatombe. España en shock, palabra inglesa cuyo significado es choque, impresión conmoción, impacto, sorpresa.
La dana o gota fría, fenómeno meteorológico extremo al que nos vamos acostumbrando desde hace algunos lustros, se ha mostrado con una virulencia jamás vista en España, en los años que tengo de vida que son más de setenta. La dana que en los últimos días ha azotado a la Comunidad Valenciana, Baleares, Castilla-La Mancha, Andalucía, Ceuta y otras comunidades, aunque afectadas en menor medida, ha sido apocalíptica en Valencia, con escenas dantescas, nunca mejor aplicado el adjetivo que suele usarse sin ton ni son por quienes desconocen su significado.
Viendo las imágenes en televisión se queda uno estupefacto, sin palabras ante tanta tragedia. Más de 158 muertos y decenas de desaparecidos cuando esto escribo. Uno no sale de su asombro al presenciar esta tragedia que sacude a la Comunidad Valenciana. Personas que lloran a sus muertos, otras que buscan desesperadamente a familiares desparecidos, otras sumidas en el llanto al ver destruidas sus casas, su hogar, sus coches, sus enseres, sus empresas, sus negocios, sus cultivos, sus animales. Un desastre apocalíptico para los damnificados.
Presto atención a lo que dice Núñez Feijóo. Escucho y no salgo de mi asombro. Trato de contenerme ante algunas barbaridades que estoy oyendo por parte del responsable del primer partido de la oposición que ha gobernado varias veces en España
Desde primer hora de la mañana llueve con intensidad en Sevilla, originando daños, pero nada que ver con el Levante español. En casa, encendemos la televisión para ver que está pasando. Pongo TVE. Los presentadores comentan las imágenes con el agua en tromba cayendo por rieras y cauces de ríos que se desbordan a su paso por las poblaciones y entra en las casas bajas y espacios comerciales. Coches y furgonetas arrastrados como cáscaras de nuez por la descomunal corriente que como una maldición y como si se hubiera roto la presa de un embalse sobrepasa los puentes, incluso veo cómo destroza uno de ellos que es arrastrado por las virulentas aguas como si fuera una pequeña barca a merced del oleaje. En Málaga un hombre ha muerto y el río Guadalhorce, salido de madre, ha inundado y causado daños en carreteras, caminos casas, parcelas, huertos y tierras de labor.
Los presentadores de televisión anuncian la comparecencia en el Congreso del líder de la oposición, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Presto atención a lo que dice. Escucho y no salgo de mi asombro. Trato de contenerme ante algunas barbaridades que estoy oyendo por parte del responsable del primer partido de la oposición que ha gobernado varias veces en España y ha tenido que gestionar desgracias y atentados terroristas como los sufridos en Atocha el 11 de marzo de 2004, siendo presidente del Gobierno José María Aznar.
El Sr. Núñez Feijóo y quienes le asesoran a las pocas horas de la tragedia, saca pecho y con semblante aparentemente compungido lamenta las muertes que dice serán muchas más, incrementando la angustia de los valencianos, y se erige en poco menos que el presidente del Gobierno, pensando quizá que el presidente legítimo del Gobierno de España, Pedro Sánchez seguiría en la India en viaje oficial de Estado, y se ofrece a las comunidades afectadas poniéndose a su disposición como si fuera él, con su ego superlativo a tope, el presidente de facto; dice que ha sido informado por las CCAA afectadas y reitera que el Senado (donde el PP ostenta la mayoría de la Cámara territorial) ha suspendido el pleno, y critica duramente que en el Congreso se continúe la actividad con un único punto referido a Radio Televisión Española, aunque desde la mesa y la Presidencia de la Cámara Baja se anulase el Pleno con la comparecencia del Gobierno.
Pedro Sánchez actúa como un hombre de Estado que procura atajar los problemas buscando soluciones sin estridencias, y sin entrar al trapo de las mezquinas y continuas provocaciones que se lanzan desde la bancada de quien no acepta los resultados democráticos
No hay que ser muy listo para pensar que la mesa del Congreso habrá valorado que, ante una tragedia como la presente, anular toda actividad puede sembrar aún más la alarma social. Núñez Feijóo sugiere y ordena al Consejo de Ministros que se reúna y declare el luto oficial. ¡Orden y mando! No ha pasado una hora, y comparece el presidente Pedro Sánchez con una declaración oficial posterior a la reunión urgente del gabinete de crisis. Sánchez se dirige a los familiares de las víctimas y a todos los afectados transmitiéndoles su solidaridad y su dolor, y señala “no os dejaremos solos, toda España está de luto y el Gobierno de España pondrá todo de su parte incluso con ayudas europeas para que los que habéis sufrido las consecuencias de esta terrible dana podáis reconstruir los daños sufridos y vuestros proyectos de vida”. Sánchez ha agradecido el esfuerzo y el comportamiento ejemplar de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, bomberos, policía, Guardía Civil, Ejército, ONGs y a los ciudadanos que se han volcado en ayudar, como se hizo ante la pandemia y otras tragedias como la erupción del volcán de La Palma, y destaca la ejemplaridad de los españoles ante tragedias como la que sufrimos en estos momentos.
Me resisto a calificar la actitud de Núñez Feijóo. Simplemente comparo y veo a un hombre ambicioso que es capaz de utilizar la tragedia de Valencia como sigue utilizando a ETA y al procés, con fines electoralistas y para derribar al Gobierno, y al otro lado veo a un hombre de Estado que procura atajar los problemas buscando soluciones sin estridencias, y sin entrar al trapo de las mezquinas y continuas provocaciones que se lanzan desde la bancada de quien no acepta los resultados democráticos y quiere derribar al Gobierno legítimo a toda costa, aunque ponga en peligro la paz y convivencia de los españoles. He dicho.
“Situación catastrófica ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de la destrucción total. Nombre masculino. Fin del mundo. Usado también como femenino”. Así recoge el diccionario de la Real Academia el significado de apocalipsis. Son sinónimos: catástrofe, cataclismo, desastre, calamidad, hecatombe. España en shock, palabra inglesa cuyo significado es choque, impresión conmoción, impacto, sorpresa.
La dana o gota fría, fenómeno meteorológico extremo al que nos vamos acostumbrando desde hace algunos lustros, se ha mostrado con una virulencia jamás vista en España, en los años que tengo de vida que son más de setenta. La dana que en los últimos días ha azotado a la Comunidad Valenciana, Baleares, Castilla-La Mancha, Andalucía, Ceuta y otras comunidades, aunque afectadas en menor medida, ha sido apocalíptica en Valencia, con escenas dantescas, nunca mejor aplicado el adjetivo que suele usarse sin ton ni son por quienes desconocen su significado.