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Algunos apuntes sobre Adelante Andalucía

Profesor de instituto y ex coordinador de IUCa —
29 de septiembre de 2020 21:55 h

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En política, como en la vida –y lo estamos viendo hoy, con una pandemia que no cesa-, ninguna situación es fácil. Se cuentan con los dedos de la mano coyunturas que den certezas o seguridades. Nunca se toman decisiones con la garantía de acierto y, en estos periodos de crisis y agitación constantes, es imprescindible atenderlas desde una visión dialéctica. Solo con esta seremos capaces de dar respuestas a las nuevas preguntas que van surgiendo en un mundo en constante cambio.  

Sobre nuevos escenarios y sobre nuevas preguntas nació, hace algo más de dos años, Adelante Andalucía como respuesta a la siguiente pregunta: ¿Es posible construir un espacio político amplio, diverso y conformado por diferentes tradiciones políticas, que configure un modelo social, económico y cultural para Andalucía basado en la justicia social? ¿Es posible hacerlo desde el respeto entre las partes, la horizontalidad y la igualdad de los sujetos para construir una alternativa política al bipartidismo?

Las respuestas no fueron sencillas y tardamos meses en diseñar, con mucho debate, lo que más tarde sería Adelante Andalucía, un sujeto político andaluz, expresión del espacio de Unidas Podemos en Andalucía. No pactamos una terminal regional –faltaría más-, pero desde luego tampoco pactamos una fuerza política independiente de un espacio que consideramos fraternal –con sus fallas aún por corregir- y solidario con el resto de los pueblos de España.

Y bajo una misma definición de sujeto político andaluz –en nuestro caso federal y solidario- pensamos cómo articular Adelante Andalucía. Nos reconocimos, por méritos propios, como la referencia del espacio de Unidas Podemos en Andalucía, con toda la personalidad política que ello implica y enriqueciéndonos con asociaciones y organizaciones nacionalistas de izquierda, con sus significadas personalidades de referencia.

Y siempre, desde IUCA, –yo estaba ahí- dejamos claro el vínculo irrompible con nuestra organización federal. Porque, con todo nuestro acervo, somos un proyecto solidario al servicio de una clase trabajadora, por cierto, engañada tantas veces bajo la envolvente de las identidades territoriales. Nunca se nos pidió hacerlo y nunca hubiéramos aceptado hacerlo. Pero es que nunca fue objeto de debate la ruptura con las organizaciones federales, pues tuvimos claro que negociábamos entre organizaciones, no entre corrientes dentro de aquellas ni entre personas. Los acuerdos de IUCA eran con Podemos, no con Anticapitalistas.

Negociábamos entre organizaciones, no entre corrientes dentro de aquellas ni entre personas. Los acuerdos de IUCA eran con Podemos, no con Anticapitalistas.

¿Por qué ahora pretende justificarse una ruptura a causa de la disensión sobre el concepto ‘sujeto político andaluz’? En IUCA nunca hemos tenido problema con ello, al contrario. IUCA es y ejerce como sujeto político andaluz desde los años 90 y ha tenido voz propia en el Congreso de los Diputados. Somos un sujeto con personalidad política y jurídica, como lo es el Partido Comunista de Andalucía (PCA) desde principios de los años 80. Por tanto, no creo que haya debate en esta cuestión en el seno de IUCA ni del PCA porque es lo que siempre hemos defendido y ejercido.

¿Dónde está entonces el problema? Escucho cómo se acusa a IUCA de haber cambiado de posición, pero la realidad es que lo único que ha cambiado desde la conformación de Adelante Andalucía es que Anticapitalistas se ha ido de Podemos con sus cargos públicos elegidos bajo el paraguas de esta última formación, y eso es lo que explica que ahora se pretenda esconder bajo el concepto de “sujeto político andaluz” lo que en realidad se pretende: construir un partido nacionalista al estilo de las CUP catalanas, controlado por Anticapitalistas, cosa respetable pero que no tiene nada que ver con Adelante Andalucía.

Pronto van a cumplirse dos años de las elecciones andaluzas. Tiempo en el que el Gobierno de las derechas con el apoyo de la extrema derecha ha comenzado a ejecutar su plan para Andalucía. Y en este dramático escenario, agravado por la pandemia que nos agarrota como sociedad, contemplo con perplejidad que parte de Adelante, cuyo grupo parlamentario tiene mimbres para liderar la oposición ante un PSOE-A en encefalograma plano, se está dedicando a una suerte de juego de tronos ajeno absolutamente a las preocupaciones e interrogantes de la gente a la que representamos, y no solo de esta; y en hacer oposición a un cogobierno en España que tanto las bases de IU como de Podemos votaron masivamente.

Lejos de ejercer ese papel (el de liderar una oposición que demuestre que existe una alternativa de gobierno sólida a la izquierda que no pase por el PSOE-A), sigo con estupor cómo una parte de Adelante Andalucía se ha embarcado en una maniobra que pretende dejar en minoría administrativa a las dos fuerzas políticas fundadoras del espacio, Podemos e IUCA. Incluso tengo que escuchar que se tache a IUCA y a Podemos de minoritarios frente a Anticapitalistas, Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza. ¿De verdad con casi mil concejales y el 98% de los alcaldes de Adelante, IUCA es una fuerza minoritaria en el espacio?

Adelante Andalucía fue lo que fue – a pesar de las críticas en su día, obtuvo el mejor resultado en toda España del espacio político en elecciones autonómicas- porque todos hicimos renuncias por el bien común. En mi caso, renuncié personalmente a competir en primarias para evitar el levantamiento de muros emocionales e identitarios entre las organizaciones que estaban construyendo Adelante Andalucía. Soportamos el esfuerzo militante de una organización vertebrada en más de 400 asambleas que pusieron el alma, el empeño y la lucha en una campaña difícil. Abrazamos a todos los candidatos que los sentíamos como nuestros. Nos negamos a participar en jugadas políticas o envolventes que rompieran la construcción de los consensos, de uno y otro lado.

Estamos viendo cómo en España el proyecto de Unidas Podemos está siendo acosado por tierra, mar y aire por las derechas, las élites financieras, el poder judicial y la Corona. No se lo pongamos fácil.

Hoy, sin embargo, constatamos un secuestro de la marca Adelante Andalucía registrada como partido político –y de sus canales de comunicación- con torticeras maniobras burocráticas. Asistimos a la inclusión sin consenso de Anticapitalistas como fuerza política de pleno derecho, con el fin de construir una falsa mayoría que incline la balanza del Grupo Motor hacia las posiciones maximalistas inasumibles para Podemos e IUCA. Vemos cómo se modifican las reglas de juego saltándose los consensos que tanto nos costaron conseguir. Evidenciamos cómo un grupo minoritario –amparado en una mayoría de parlamentarios que fueron elegidos gracias a las siglas de Podemos- pretende vampirizar un patrimonio común que principalmente se ha levantado con la mano de obra militante de IUCA y Podemos y con los recursos económicos de ambos, que todo hay que decirlo.

No podemos renunciar, por el sectarismo de algunos, a un espacio que construimos como esperanza de cientos de miles de andaluzas y andaluces. Quienes creen que la desunión dará lugar a fuerzas políticas con más capacidad para esa alternativa se equivocan. La división solo apuntalará la permanencia de las derechas en el Gobierno andaluz y la renuncia a ser alternativa de sociedad y gobierno en favor del PSOE-A, lo que no deja de ser desolador. Llama la atención que quienes se autoerigen como garantes de evitar alianzas de cogobierno con el PSOE-A lo que consigan -con su acción irresponsable y diría que frívola-, es apuntalarlo en un momento de extraordinaria debilidad del otrora partido poderoso. Que existen dificultades o desacuerdos va de suyo. Pero esto es política: dirímase con debate, esfuerzo de síntesis y votación democrática de las bases como expresión de una voluntad colectiva. Eso es la democracia y a eso deben aspirar las fuerzas políticas y no, desde luego, a construir falsas mayorías al margen de la gente.

La voluntad de resolución ante una coyuntura extrema se demuestra si las partes asumen la voluntad del mandato democrático de las bases –desde el programa electoral a la participación o no en los gobiernos-, y ejercen la empatía para entender las posiciones políticas ajenas. Esa es la fórmula, no conozco otra, para que se superen las dificultades. Me consta que así ha sido planteado por la actual dirección de IUCA al resto de organizaciones en innumerables ocasiones.

Estamos viviendo momentos complejísimos, de reordenación de lo que vamos a ser como sociedad. La pandemia ha instalado una enorme preocupación social que debe ser atendida y cuidada como prioridad entre las organizaciones políticas. Cada día me encuentro en el instituto en que trabajo con alumnos inquietos por un futuro al que no quieren renunciar, profesores y familias que luchan por que la pandemia no se lleve promociones de estudiantes en peores condiciones formativas. Esa realidad y cuidado, en este u otros ámbitos de trabajo, debe ser la prioridad política. Ser útiles a quienes nos necesitan.

Estamos viendo cómo en España el proyecto de Unidas Podemos está siendo acosado por tierra, mar y aire por las derechas, las élites financieras, el poder judicial y la Corona. No se lo pongamos fácil. Las clases populares andaluzas también merecen un gobierno de nuevo cuño, que trascienda lo hasta ahora conocido, al servicio de sus aspiraciones de felicidad y de estar bien en el mundo. 

En política, como en la vida –y lo estamos viendo hoy, con una pandemia que no cesa-, ninguna situación es fácil. Se cuentan con los dedos de la mano coyunturas que den certezas o seguridades. Nunca se toman decisiones con la garantía de acierto y, en estos periodos de crisis y agitación constantes, es imprescindible atenderlas desde una visión dialéctica. Solo con esta seremos capaces de dar respuestas a las nuevas preguntas que van surgiendo en un mundo en constante cambio.  

Sobre nuevos escenarios y sobre nuevas preguntas nació, hace algo más de dos años, Adelante Andalucía como respuesta a la siguiente pregunta: ¿Es posible construir un espacio político amplio, diverso y conformado por diferentes tradiciones políticas, que configure un modelo social, económico y cultural para Andalucía basado en la justicia social? ¿Es posible hacerlo desde el respeto entre las partes, la horizontalidad y la igualdad de los sujetos para construir una alternativa política al bipartidismo?