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Exámenes y huelgas, política y escuela

Patricia Fernández, concejala y profesora

No soy de refranes, pero lo del arbolito desde chiquito me viene a la mente. Hoy 9 de marzo hay convocada huelga por la educación pública, e invariablemente en mi familia nos encontramos con el mismo problema; también en mi instituto, pues soy profesora. El problema no es otro que los exámenes que se han previsto para ese día en concreto. ¿Cuántas jornadas de huelga puede haber en un curso escolar?, una o dos, sí, y 179 días lectivos. Pues la amenaza del profesor/a de que de ningún modo repetirá el examen previsto para ese día, disuade a muchos alumnos y alumnas de secundar la huelga. La ley dice que tienen derecho a que se les repita el examen en otro momento, al tratarse de una falta justificada, y ejercer su derecho a la huelga en modo alguno podrá perjudicar su marcha académica. Igual que el alumnado de 1º y 2º de la ESO puede secundar la huelga con autorización paterna, y sin embargo sistemáticamente se les dice que no tienen derecho a ejercer la huelga. Disuadir al alumnado siendo docente es tan sencillo como contestarle a los alumnos “pues yo no pienso repetir ningún examen, que vosotros lo único que queréis es faltar a clase”.

Esto pasa continuamente. Yo lo vivo a través de mi hijo y mi hija, y a través de muchos compañeros y compañeras docentes de los distintos IES en los que he trabajado. ¿Cómo vamos a cambiar el mundo si los que han recibido el beneficio directo de las reivindicaciones se han acomodado? ¿Cómo depurar responsabilidades ante una actitud e ineptitud tan extendida entre docentes, si no poseen la menor conciencia de que tienen entre sus manos a las generaciones del futuro? ¿Cómo no se dan cuenta de que están abusando de su autoridad, corrompiendo su labor y dando un pésimo ejemplo?

Como madre, he soportado que a mi hijo e hija les digan sus propios maestros/as cosas como “hacer huelga no sirve para nada”, “yo soy más listo, haré huelga a mi manera, vendré a trabajar pero os pondré películas”, “tú haces huelga porque lo único que quieres es no venir a clase”, “yo no repito el examen porque no me da la gana”, “qué huelga ni huelga...”, y un sinfín de sentencias que expresan duda y desconfianza ante los tímidos intentos de unos alumnos y alumnas que, entrenados en muchos casos para obedecer, intuyen que han de rebelarse. Si las personas de mi generación estamos despolitizadas, el alumnado actual está absolutamente desorientado, y diría más, está vendido. El concepto de sentido crítico aparece en todos los textos de las leyes educativas vigentes, pero la realidad avanza devorando cualquier atisbo de pensamiento libre, de resistencia.

Esto me lleva a la reflexión que mi hijo me hacía anoche. “Estoy harto de que mis compañeros me llamen a mí para que argumente ante el profesor porque no quiere repetir el examen por la huelga. Lo haría si estuvieran a mi lado, no detrás. ¿No eligieron un Delegado? Pues que nos represente y nos defienda, ya estoy harto de que luego los profesores me miren mal a mí”. Es un fiel retrato de nuestra sociedad. Desmovilización, despolitización, corrupción del poder, represalias, miedo..., y las brutales consecuencias. Pero es mejor que nos unamos para defender que los más ricos del país no tengan que pagar por heredar enormes fortunas. Con lo que brillan nuestras cadenas, vamos a seguir sacándoles brillo con el sudor de nuestra frente.

Patricia Fernández es concejala en el Ayuntamiento de Estepa (Sevilla), madre de un niño de 14 años y una niña de 12, profesora de Secundaria de la especialidad de Música.

No soy de refranes, pero lo del arbolito desde chiquito me viene a la mente. Hoy 9 de marzo hay convocada huelga por la educación pública, e invariablemente en mi familia nos encontramos con el mismo problema; también en mi instituto, pues soy profesora. El problema no es otro que los exámenes que se han previsto para ese día en concreto. ¿Cuántas jornadas de huelga puede haber en un curso escolar?, una o dos, sí, y 179 días lectivos. Pues la amenaza del profesor/a de que de ningún modo repetirá el examen previsto para ese día, disuade a muchos alumnos y alumnas de secundar la huelga. La ley dice que tienen derecho a que se les repita el examen en otro momento, al tratarse de una falta justificada, y ejercer su derecho a la huelga en modo alguno podrá perjudicar su marcha académica. Igual que el alumnado de 1º y 2º de la ESO puede secundar la huelga con autorización paterna, y sin embargo sistemáticamente se les dice que no tienen derecho a ejercer la huelga. Disuadir al alumnado siendo docente es tan sencillo como contestarle a los alumnos “pues yo no pienso repetir ningún examen, que vosotros lo único que queréis es faltar a clase”.

Esto pasa continuamente. Yo lo vivo a través de mi hijo y mi hija, y a través de muchos compañeros y compañeras docentes de los distintos IES en los que he trabajado. ¿Cómo vamos a cambiar el mundo si los que han recibido el beneficio directo de las reivindicaciones se han acomodado? ¿Cómo depurar responsabilidades ante una actitud e ineptitud tan extendida entre docentes, si no poseen la menor conciencia de que tienen entre sus manos a las generaciones del futuro? ¿Cómo no se dan cuenta de que están abusando de su autoridad, corrompiendo su labor y dando un pésimo ejemplo?