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Del ganar-ganar al lavar-lavar
En estos momentos de dureza extrema, por diversas razones que ya conocemos, no podemos dejar de llamar a las cosas por sus nombres. En unas declaraciones recientes Moreno, con ese estilo entre campechano y cursi que pone de manifiesto últimamente, ha reconocido que la propuesta de acuerdo de Espadas es interesante porque: “Sin duda, sería un salto cualitativo, además de un ”win-win“ para el PP, para el PSOE, para las cuentas públicas, para la sociedad y para Andalucía. Esto, además de contribuir a rebajar la tensión política y social en un espeso ambiente de polarización absoluta. Queremos y podemos entendernos. Si hay un momento que justifica el acuerdo es éste”. Para aquellas personas menos duchas en la inflación lingüística anglófila, como es nuestro caso, esa expresión “win-win” viene a significar que todos ganan y posiblemente sea verdad, pero no ganan todos en la misma dimensión y, sobre todo, que quienes más ganan en este proceso son Moreno y Espadas.
Los dos quieren conseguir “wash-wash” (lavar-lavar) sus respectivas imágenes ante sus respectivos partidos. Moreno consigue una imagen de moderación y negociador que su jefe Casado no quiere ni en pintura, frente al no a todo, la posibilidad del no pero sí, que lo pone en una situación mucho más cercana a una figura de estadista, con una visión mucho más amplia que la de Casado y, por tanto, con mejores perspectivas dentro de su partido.
Espadas por otro lado, busca una posición de cercanía al poder, por contraposición a la de la anterior lideresa. Quiere dar la imagen de ser útil, a sabiendas de que su perfil político es muy cercano al de Díaz y, ya de camino, busca pescar en el espacio más centrista tras la muy posible debacle de Ciudadanos. Ya sabemos que no tiene ningún problema en este tipo de operaciones de acercamiento, lo lleva practicando durante todos los años de alcaldía en Sevilla. Ha sido alcalde gracias a los grupos a su izquierda y ha gobernado con los votos de los grupos a su derecha. Toda una habilidad que lo caracteriza políticamente. Otra causa de su acercamiento a Moreno es la de darse a conocer en Andalucía: sabe que no lo conocen más allá de Sevilla y es el candidato a la Presidencia de la Junta; necesita ser portada en todos lados.
¿En qué puede beneficiar a Andalucía este acuerdo? ¿Qué garantías ofrece el Gobierno de la derecha andaluza un acuerdo con Espadas?
Lo que queda muy en entredicho es que este posible acuerdo beneficie a Andalucía, como han declarado ambos. De hecho la opinión mediática de la prensa exterior a Andalucía ha bendecido esta operación porque lo ven desde el punto de vista del Gobierno central, que es un balón de oxígeno para Sánchez y sus posiciones, no declaradas, de recentralización del estado.
¿En qué puede beneficiar a Andalucía este acuerdo? ¿Qué garantías ofrece el Gobierno de la derecha andaluza un acuerdo con Espadas? Ya tenemos algunas respuestas: aprobación de la ley conocida como LISTA y una bajada de impuestos en los presupuestos de 2022. Pero, ¿habrá un incremento de la inversión en educación hasta el 5% del PIB? En 2021, según el Consejero de Educación ya se ha conseguido ese objetivo. Igual ocurre con el objetivo del 7% de inversión en Sanidad, ya alcanzado según el consejero del ramo. Habrá algo más en ese posible acuerdo, seguro.
En una dimensión más amplia, el posible acuerdo de estos dos personajes puede que tenga un efecto no esperado por los protagonistas; si se juntan por el centro queda un amplio espectro político que podríamos caracterizar como transversal y que se abriría a otros objetivos, desde luego, mucho más cercanos a los de las andaluzas y los andaluces.
Somos conscientes de que la situación de la izquierda andaluza clásica es muy complicada, han llegado a una situación de descomposición que puede llevarla al punto de partida de hace varios años.
Somos conscientes de que la situación de la izquierda andaluza clásica es muy complicada, han llegado a una situación de descomposición que puede llevarla al punto de partida de hace varios años. A pesar de las confluencias organizadas y destruidas recientemente, se enfrenta al mito de Penélope de manera insufrible. Por ello creo que este tipo de alianzas en una parte del espacio político y los desacuerdos de otras por el lado contrario permite aflorar con bastante consistencia un espacio ecoandalucista, progresista y federal.
Debe ser un espacio amplio, donde todos los objetivos que se marquen requieran de un acuerdo generoso entre personas, colectivos y organizaciones políticas que tengan amplitud de miras y se basen en la cooperación política como base de la organización. Ese espacio debería convertirse en un Compromiso con Andalucía y con su gente.
Solidaridad, colaboración, derechos de las personas, una Andalucía basada en la defensa de lo público frente a las privatizaciones, con un fuerte compromiso con la cultura y una sociedad más justa e igualitaria, donde el cambio verde no solo sea una etiqueta de márketing, sino una clave de futuro y desarrollo de Andalucía en un nuevo sistema productivo que ofrezca trabajo estable y con la calidad necesaria para salir del agujero social donde nos encontramos.
Un espacio amable y cercano, pero contundente con aquellos que pretenden acabar con lo más sagrado de nuestro patrimonio andaluz, la remezcla social y cultural de Andalucía. Donde el sectarismo venga de donde venga sea eliminado del relato social que nos invade ahora. En definitiva, donde Andalucía tenga voz propia bien sustentada y con respuestas cercanas a su gente, dentro de un estado más justo y equitativo.
En ello nos empeñamos teniendo en el horizonte la mejora de la vida de nuestra gente en una Andalucía, más próspera y más justa y por ello más igualitaria.
En estos momentos de dureza extrema, por diversas razones que ya conocemos, no podemos dejar de llamar a las cosas por sus nombres. En unas declaraciones recientes Moreno, con ese estilo entre campechano y cursi que pone de manifiesto últimamente, ha reconocido que la propuesta de acuerdo de Espadas es interesante porque: “Sin duda, sería un salto cualitativo, además de un ”win-win“ para el PP, para el PSOE, para las cuentas públicas, para la sociedad y para Andalucía. Esto, además de contribuir a rebajar la tensión política y social en un espeso ambiente de polarización absoluta. Queremos y podemos entendernos. Si hay un momento que justifica el acuerdo es éste”. Para aquellas personas menos duchas en la inflación lingüística anglófila, como es nuestro caso, esa expresión “win-win” viene a significar que todos ganan y posiblemente sea verdad, pero no ganan todos en la misma dimensión y, sobre todo, que quienes más ganan en este proceso son Moreno y Espadas.
Los dos quieren conseguir “wash-wash” (lavar-lavar) sus respectivas imágenes ante sus respectivos partidos. Moreno consigue una imagen de moderación y negociador que su jefe Casado no quiere ni en pintura, frente al no a todo, la posibilidad del no pero sí, que lo pone en una situación mucho más cercana a una figura de estadista, con una visión mucho más amplia que la de Casado y, por tanto, con mejores perspectivas dentro de su partido.