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Shakira y Piqué: de la bicicleta al rencor

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Mucho se está hablando de lo que es sin duda la canción del año, a la que han tildado de mejor estreno latino en YouTube; algunos incluso, en tono irónico, han pedido al Gobierno que decrete este día como día festivo para poder charlar con amigos y conocidos tranquilamente sobre el tema.

Quizás el éxito de la canción radique en escenificar de forma mundana y sencilla lo complejo que puede resultar gestionar una separación porque sí, la diva colombiana y el futbolista de élite tienen el mismo problema que mis vecinos del quinto cuando se divorciaron y no es otro que la nefasta gestión que han hecho del conflicto. Han pasado del amor por montar en bicicleta al rencor haciendo una parada en la monotonía.

Toda separación conlleva un choque entre distintos intereses, intereses que tienen que ver con la custodia de los hijos, la casa, el reparto de bienes o cuantía de pensiones entre otros muchos y por si fuera poco en esa coctelera hay que meter una variedad de emociones... rencor, venganza, pena, desilusión, sentimiento de pérdida, miedo.

La importancia radica en la respuesta que damos a ese conflicto y a esas emociones, porque esa respuesta es la que determinará si el conflicto acaba en algo bueno o en algo perjudicial

El conflicto y todas esas emociones son inevitables, podemos decir que incluso consustanciales a la propia existencia humana, somos personas y como tales sentimos. La importancia radica en la respuesta que damos a ese conflicto y a esas emociones, porque esa respuesta es la que determinará si el conflicto acaba en algo bueno o en algo perjudicial, un aspecto nada baladí si añadimos además que en la mayoría de las rupturas de pareja existen hijos, en muchas ocasiones menores de edad.

Shakira y Piqué, bueno, mejor dicho, los abogados de Shakira y Piqué lograron un acuerdo, aunque a todas luces parece que en el mismo existen algunas goteras que, de no poner remedio, acabarán tirando el techo. Todo acuerdo debe tener su base en el respeto, tanto por el otro como por su entorno. Shakira y Piqué tienen dos hijos pequeños, dos hijos que desde ayer escucharán muchos comentarios sobre la canción que su madre le ha dedicado a su padre y a la pareja de este. Canciones con duras acusaciones, desprecios y con insinuaciones claras a aspectos íntimos. Una respuesta al conflicto que lo único que provocará es una mayor escalada del mismo. Un himno cargado de rencor, rabia y un sinfín de emociones mal gestionadas que a buen seguro facturará, como bien dice Shakira, decenas de millones de euros, pero que desde luego irá en detrimento del bienestar de esos niños y eso no tiene precio. Una Clara falta de empatía que provoca que a esos hijos le salPique.

Mucho se está hablando de lo que es sin duda la canción del año, a la que han tildado de mejor estreno latino en YouTube; algunos incluso, en tono irónico, han pedido al Gobierno que decrete este día como día festivo para poder charlar con amigos y conocidos tranquilamente sobre el tema.

Quizás el éxito de la canción radique en escenificar de forma mundana y sencilla lo complejo que puede resultar gestionar una separación porque sí, la diva colombiana y el futbolista de élite tienen el mismo problema que mis vecinos del quinto cuando se divorciaron y no es otro que la nefasta gestión que han hecho del conflicto. Han pasado del amor por montar en bicicleta al rencor haciendo una parada en la monotonía.