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Los trileros, la “izquierda” y Andalucía
El “juego de trileros” era una estafa callejera habitual antaño que consistía en mover una bolita debajo de un cubilete que se mezclaba con habilidad con otros dos cubiletes vacíos hacia la izquierda, la derecha y el centro. La estafa consistía en fingir, con una persona que hacía de gancho, que el juego era fácil para invitarte a apostar y cuando te tocara el turno hacer de la victoria algo imposible.
A veces la política es un juego de trileros. La derecha, el centro, la izquierda. ¿Dónde está la bolita? ¿Derecha, izquierda o centro? Pero siempre nos estafan. Nos estafan a las clases trabajadoras y a los pueblos del sur.
Por debajo de la mesa nos estafan especializándonos en exportación de materias primas a costa de nuestras reservas hídricas, con unos precios asfixiantes para nuestros productores y consumidores y sin soberanía alimentaria.
Nos estafan las cadenas de distribución que vienen de fuera y los grandes terratenientes que siendo el 2% poseen el 50% de la tierra en Andalucía con sus apellidos nobles y y sus fondos de inversión. Aguatenientes y dueños de los grandes complejos turísticos.
Nos estafan cuando y piensan en nosotras solamente para hacer camas y servir rebujitos y tintos de verano por cuatro perras mientras les contamos un par de chistes.
¿Dónde está la bolita? Y nos estafan proponiendo el cierre de Airbus en Puerto Real mientras invierten 400 millones en Getafe, nos estafan cuando ante la mayor huelga obrera de toda la legislatura lo único que envió el “gobierno más progresista de la historia” fueron antidisturbios en tanquetas.
Nos estafan cuando piensan en nosotras solamente para hacer camas y servir rebujitos y tintos de verano por cuatro perras mientras les contamos un par de chistes. Nos estafan cuando nos prometieron derogar dos reformas laborales y una ley mordaza y se quedaron en cuarto y mitá.
¿Izquierda, derecha o centro? Y debajo de la mesa un modelo de reparto de los fondos de recuperación injusto para “el sur” desindustrializado. Nos tocará sacar los minerales con los que otros construirán el vehículo eléctrico.
¿Dónde está la bolita? Mientras nos hacen soportar la instalación de macrohuertos solares para gloria de los fondos de inversión y el oligopolio eléctrico y sin soberanía energética ni autoconsumo para nosotras ni economía social.
Hagan sus apuestas mientras nos dan coba con unos Fondos de Compensación Interterritorial que no compensan una mierda, un Sistema de Financiación Autonómica que nos perjudica sistemáticamente y bajas inversiones que se ejecutan al 50%.
¿Izquierda, derecha o centro? Pero por debajo de la mesa el centralismo es una aspiradora de recursos e inversiones. Coño, que hasta el Museo Naval está en Madrid y el Manzanares nunca fue navegable.
Que ¿dónde está la bolita? Y mientras, se ha hablado de Andalucía en el pleno del Congreso tres veces en toda la legislatura, dos por puro trámite y una para hablar de la corrupción del PSOE.
¿Izquierda, derecha o centro? Nos tocan 120 millones de toneladas fosfoyesos radioactivos en Huelva, nos amplían el único cementerio nuclear de España en El Cabril (y lo cuentan como inversión territorializada) nos toca el vertedero de residuos peligrosos de Nerva exportando mierda del desarrollo industrial de media Europa, el cementerio de Uranio de Andújar y la escasa industria que nadie quiere por contaminante y que hace de Huelva, Sevilla y Cádiz el “triángulo del cáncer”.
Que ¿dónde está la bolita? Y mientras, he comprobado que se ha hablado de Andalucía en el pleno del Congreso tres veces en toda la legislatura, dos por puro trámite y una para hablar de la corrupción del PSOE.
Mientras se nos nombra menos que a Madrid en los telediarios aunque tengamos dos millones de habitantes más y muchas veces para hablar de “los ERE de Andalucía”. ¿A que nunca dicen la Púnica de Madrid? Y tenemos que seguir viendo en prime time a Pablo Motos pidiéndole a Roberto Leal o Manolo Sarria que hablen bien el castellano.
Pues bien, Adelante Andalucía ha nacido para dar una patada a la mesa de los trileros y redefinir el lugar de Andalucía en el mundo. Para gritar que no queremos ser más la chacha de las series que alimenta, limpia, sonríe y sirve para servir encima de cachondeo. Que vamos a dejar de reírles las gracias para rugirles las desgracias y, por eso, vamos a soltar unos cuantos leones y leonas en el Congreso de los Diputados, los leones del Jardín de las Hespérides de nuestro escudo. Escaños libres de tutelas del centralismo y el poder financiero.
Y lo hacemos por un motivo inapelable: viendo los datos de esperanza de vida por territorios nos va, literalmente, la vida en ello.
¿Te gusta Yolanda? A mí también, pero más me gustaría si su investidura dependiera de un grupo de diputados y diputadas andalucistas que pongan sobre la mesa nuestras legítimas reivindicaciones, como ya hacen otros pueblos del estado que han decidido representarse directamente a sí mismos.
Sin pedir perdón y sin pedir permiso.
La clase trabajadora andaluza en defensa propia.
El “juego de trileros” era una estafa callejera habitual antaño que consistía en mover una bolita debajo de un cubilete que se mezclaba con habilidad con otros dos cubiletes vacíos hacia la izquierda, la derecha y el centro. La estafa consistía en fingir, con una persona que hacía de gancho, que el juego era fácil para invitarte a apostar y cuando te tocara el turno hacer de la victoria algo imposible.
A veces la política es un juego de trileros. La derecha, el centro, la izquierda. ¿Dónde está la bolita? ¿Derecha, izquierda o centro? Pero siempre nos estafan. Nos estafan a las clases trabajadoras y a los pueblos del sur.