Más del 60% de la miel que se importa en España, primer productor de la Unión Europea y el 14 del mundo, procede de China y tras mezclarla se envasa en nuestro país vendiéndola, especialmente a Centroeuropa, sin precisar en el etiquetado su procedencia. Se trata de una reivindicación del sector que se estrella una y otra vez con la oposición del Gobierno de la Nación, influenciado por los lobbies importadores de miel, según denuncian los productores.
La miel española ha sido siempre muy apreciada por su excepcional calidad por el tipo de flores y la abeja que es más resistente y no necesita de antibióticos, pero “ese buen nombre se está manchando malintencionadamente en Europa”. Por la peor calidad de una miel que sin ser española se envasa en este país e incluso se utiliza un etiquetado que puede llevar a confusión, según explica Ángel Díaz, responsable del sector apícola de COAG.
¿Cuál es el problema de las mieles chinas?
En 2014, casi 7 de cada 10 kilos de miel que entraron en nuestras fronteras provenía del gigante asiático, consolidando la tendencia al alza que se inició en 2007. Desde ese año, las importaciones de miel china se han multiplicando por 5, superando por primera vez las 15.000 toneladas en la campaña pasada.
La importación de esta miel supone una competencia desleal para los apicultores españoles, ya que la legislación china permite el uso de productos fitosanitarios y antibióticos prohibidos en la UE. Las críticas no son tanto al producto, sino a la falta de información al consumidor. Ya que “cada uno es libre de comprar un productor de peor calidad”. El problema, según explica Tomás Torralba, responsable de Apicultura de COAG-Jaén, es que lo suyo “no es miel, es un timo”, en muchos casos se trata de un endulzante elaborado con glucosas de maíz o arroz, vendido a precios muchos más bajos. Y España se ha convertido, a su juicio, en “el gran sumidero de miel china”.
Igualmente, la miel que se importa desde otros países sufre una pasteurización, se calienta a más de 73 grados para que quede más líquida, con lo que se destruyen todas las cualidades medicinales del producto. De ahí que los apicultores soliciten una legislación para un etiquetado más claro y que se impongan medidas antidumping contra la miel en China. El PSOE ya presentó una proposición no de ley al respecto que fue apoyada por todos los grupos políticos excepto por el PP.
Mientras a nivel mundial comienza a sonar muy raro que las cosechas permanentemente estén bajando de producción, China es capaz de acaparar y suplir la falta de producto. Pero Ángel Díaz insiste en que han llevado el problema incluso al Parlamento Europeo, y son muy difícil de demostrar las mezclas.
El calor reduce casi en un 80% la producción
Siendo muy llamativo el tema de la miel China, no es el principal problema al que se enfrentan los apicultores españoles este año que apenas si han sacado de sus colmenas un 20% de la producción debido a las olas de calor. Las flores prácticamente se han “achicaharrado”.
Durante la primavera, concretamente el 15 de mayo, llegó a Andalucía “la primera ola de calor conocida en ese mes en la historia, desde que se tienen mediciones, con picos de 42 y 43 grados”. Hasta entonces la colmena tenía un año normal con las floraciones de azahar y romero en el mes de abril, y de un día para otro “nada”.
Las pérdidas en España se pueden situar entre el 60% y el 70%, en Andalucía llegan al 80%, donde a los picos de temperatura de mayo, le siguieron las dos olas de calor del mes de junio y las altas temperaturas persistentes de todo el mes de julio. Termina la temporada y se comienza a hacer balance. Ángel Díaz pone de ejemplo que el año pasado sacó unos 40 o 45 bidones de miel de sus colmenas y este año serán tres, ni el 10% de la producción.
De la misma opinión es Tomás Torralba, que asegura no haber visto nunca nada así. Andújar (Jaén) es el segundo lugar de Andalucía por producción de miel, y una de las más valoradas a nivel internacional por su amplia y singular diversidad, reflejo de la biodiversidad del Parque Natural Sierras de Andújar. Se reúnen a alrededor de 21.000 colmenas, de las 36.000 que hay en la provincia, pero este año los 40 grados han sido nefastos y en la primavera han estado al 40%. En las zonas de la Campiña ha sido peor, el calor ha quemado el girasol, y el eucalipto no ha llegado a echar la flor.
Esta es la razón de que el sector anuncie que a partir de septiembre empezarán “a dar ruido”. Por un lado, “el gobierno nos ha instado a que actuemos, con esa declaración de guerra” al rechazar un mejor etiquetado, y por otro porque hay que buscar soluciones a un año lleno de pérdidas por algo que parece anecdótico como es el calor.